Golpe tras golpe, un gorila atronador dio puñetazos a un grueso muro de piedra y si bien lo hizo con todas sus fuerzas, no pudo derribarlo.
Observándolo estaba Antón, que no pudo ocultar su sonrisa.
Ferocidad, tenacidad y algo mucho mejor que todo lo demás… Un espíritu de batalla inquebrantable que era perfecto para un luchador.
"¿Cómo no puedes destruirlo? Necesitas golpear más fuerte, más rápido." Ordenó Antón poniendo energía mágica en su voz logrando cambiarla.
Su voz dio una sensación de pesadez e intimidación que consiguió que el joven gorila temblara, antes de rugir y volver a atacar el muro.
Ese muro fue creado por su esposa y era el hechizo de una Gran Archimago de rango SS… Era imposible que fuera destruida por un mero rango B.
Por los puños peludos y ensangrentados del joven gorila, estaba claro que estaba sufriendo daño.
"Usa tu energía mágica en tus puños. Tienes que destruirlo no sufrir daño tú mismo." Señaló Antón otra vez.
El joven gorila siguió su enseñanza y sus golpes se volvieron más fuertes y pesados.
La forma que se movía y su mirada tan concentrada fue maravillosa, pero todavía no podía dar ese 'paso' que estaba cada vez más cerca.
Antón dio un suspiro.
En donde estaban era en el templo principal de la Ciudad Atlántida, precisamente en la sala de entrenamiento especial en donde el tiempo pasaba más lento.
Había llamado varios sacerdotes para que pudieran ralentizar el tiempo en esta sala para entrenar al joven en el poco tiempo que tenía, pero no pudo conseguir su ascenso.
Su esposa tomó todo el trabajo para darle tiempo y, aun así, no lo había conseguido… Deseaba enviar al joven gorila como un rango A para que se enfrentara a su hija y a pesar de la mejora, no pudo lograrlo.
Era posible que su hija fuera bastante despiadada, no importa si era un rango B o A.
Sintiendo que este espacio era perturbado por una fuerza externa, Antón dio una mirada a la entrada.
El joven gorila que Alice llamó 'César' continúo golpeando dejando en claro que su estado de concentración era muy alto.
Entrenar a un gorila que tenía un cuerpo diferente a un humano era bastante complicado… Antón estaba seguro de que recibiría una mayor ayuda de alguien de su 'clase'.
Pensando en las circunstancias del joven y lo que sucedía en el lugar donde estaba su hija, miró al sacerdote que se acercaba desde afuera.
"Me disculpo por interrumpirlo Su Excelencia… El portal está preparado para usted y su esposa ha avisado de que debe prepararse." Avisó el sacerdote con humildad y respeto.
La forma que bajaba la cabeza y no se atrevía a mirarlo a los ojos hizo preguntarse a Antón si era por el miedo de ver alguien tan grande o estar frente a alguien de alta jerarquía.
"César me debo ir. Cuando termines, no te olvides de descansar. Los sacerdotes te enviarán a Zerzura por los portales y cuando llegues es posible que Alice te atrape." Avisó Antón y el gorila se detuvo finalmente.
La forma que sus músculos pulsaban dejaba en claro que no tenía miedo a enfrentarse a Alice, sino que por lo contrario estaba emocionado.
Esa clase de ferocidad necesitaban para enfrentarse a su hija… Antón no pudo evitar sonreír al pensar sobre ello.
"Gracias por sus consejos." Dijo el joven gorila bajando su cabeza y cuando Antón asintió, ese joven volvió a la pared para tratar de destruirla.
Antón dio una sonrisa y abandonó la sala.
"¿Hay algo que deba saber?" Preguntó Antón, al sacerdote que lo estaba siguiendo como un secretario.
Por lo general no realizaba trabajo administrativo y su posición era completamente imprecisa dentro de la iglesia, pero su autoridad era muy alta.
"Sí, hemos recibido noticias de América. Al parecer los rumores de que el nuevo Emperador Sudamericano fue quien estabilizo la Cordillera de los Andes es verdad. Dicen que pronto se enviaran aventureros y militares para realizar una limpieza a las mazmorras." Respondió el sacerdote y con un tono bajo, murmuró. "También hay dudas sobre la elfa que está a su lado… ¿Por qué un terranovense está actuando como la secretaria de ese hombre? Los portales deben estar abiertos para que las fuerzas vengan a apoyar y no para que vengan a hacer turismo."
Antón pensó en ese hombre tan astuto que ahora se había autoproclamado 'Emperador' y lo único que pudo decir, fue que estaba haciendo un buen trabajo.
Sudamérica había sufrido demasiado bajo corruptos, lunáticos y políticos desvergonzados… Era bueno que ahora alguien diera cierta esperanza de un futuro mejor.
Aunque esa persona era un hombre manipulador, mentiroso y astuto resultaba ser alguien que conseguía lo que quería y por sobre todo, que sobreviviría a todo lo que se enfrentaba.
"¿Su Excelencia?" Dudó el sacerdote al verlo distraído y volviendo su cuerpo más pequeño, murmuró. "Me disculpo si la pregunta fue excesiva."
Se había quedado pensando demasiado y su silencio provocó que el sacerdote se diera cuenta de su error.
Esa última 'duda' sobre la elfa fue en parte personal.
¿Por qué una elfa estaba actuando como secretaria, cuando el programa de turismo que se planeaba implementar en el futuro no había comenzado?
"Si quieres la respuesta puedes preguntársela a Aión." Respondió Antón y con cierta risa al ver al sacerdote aturdido, declaró. "Lo único que tienes que saber ahora mismo, es que esa mujer ha pagado su boleto para venir."
El sacerdote parpadeó aturdido ante su respuesta, pero Antón continúo caminando.
Era posible que ese sacerdote estuviera pensando en que esa elfa dio dinero, objetos o artefactos, pero en realidad junto a Víctor habían eliminado varios demonios.
Pero mencionar ese hecho, se dejaría en evidencia que la fuerzas que vinieron de Terra nova eran mayores a la que se hizo público.
Y la verdad era que la guerra europea-demoniaca tenía que terminar y si se llegaba al peor resultado, había que pedir más refuerzos.
En Terra nova había muchos individuos que seguramente vendrían para apoyar a la humanidad o que desearían cooperar por alguna clase de recompensa.
El Imperio Falion era la prueba y que se estuvieran asentando en Grecia dejo en claro, que deseaban tener una relación estrecha y duradera con en este mundo.
Caminando por los pasillos a la sala del portal, Antón pudo ver a su esposa seguida por más de diez sacerdotisas.
"Oh, querido. Deseaba verte." Dijo Agatha y con una sonrisa descarada, saltó a sus brazos haciendo que Antón tuviera que atraparla.
Era demasiado pequeña y su apariencia resultaba ser demasiado joven.
Que ahora estuviera actuando como una mujer joven que estaba enamorada no ayudó con las miradas que le estaban dando a ambos.
Antón al ver los ojos de juguetones de su esposa, dio un suspiro y se inclinó para besarla en los labios.
Ahora, ella lo ayudo para que pudiera entrenar con el joven gorila y cumplir con la petición de Alice, tomando parte del trabajo, pero en realidad su esposa siempre lo estaba apoyando.
Si no fuera de esa forma, era muy posible que ella no tuviera ningún interés en terminar la guerra e incluso ayudar.
A pesar de que las miradas que le daban algunos sacerdotes, Antón dio una suave sonrisa ante su esposa.
"Cada vez me recuerdas más a cuando te conocí." Murmuró Antón de forma inevitable.
"Espero que no me conozcas como antes de encontrarnos." Respondió Agatha y cuando vio que él daba una expresión seria, se rio y murmuró. "Porque si no, las miradas serán peores que ahora."
Ante esas palabras los sacerdotes bajaron sus cabezas y la sala del portal quedo en silencio, sin que nadie se atreviera a reaccionar.
Sin embargo, algunas sacerdotisas más antiguas estaban conteniendo su risa.
Su esposa parecía una mujer en sus veintitantos años y ellos se conocieron bastante jóvenes, tras entrar a la edad adulta.
No obstante, si su esposa rejuvenecía mucho más, era posible que la conociera cuando fuera aún más joven.
Ahora parecía que él estaba casado con una mujer de treinta años menos que él y las miradas de aquellos que no la conocían era bastante profundas, si superaba ese número, iba a ser algo que Antón no deseaba ver.
Agatha se rio al ver que su expresión temblaba.
"Bien vamos a movernos. Necesitamos prepararnos para la segunda reunión de paz." Dijo Agatha y entrando a un modo profesional, detalló. "Esta vez la reunión de paz se realizará en el área satélite de la Unión Europea en Israel, precisamente en la ciudad de Gaza."
El lugar seleccionado estaba cerca de la Calamidad No-Muerta de Egipto y a la vez de la Ciudad de Jerusalén, que Malik Zamora destruyó antes de que los portales demoniacos fueran abiertos.
También estaba cerca de Los Estados Unidos de Arabia y precisamente del Rey de Arabia que era un rango SSS.
"Esta vez tendremos individuos más importantes participando y las negociaciones no solo serán molestas, sino que tediosas." Murmuró Agatha con un tono algo degustado.
Las primeras reuniones de paz, se invitaron a algunos demonios con los cuales era más fácil negociar y avanzaron bastante.
Pero ahora que participaba el Rey de Arabia y otros individuos importantes, estaba claro que habría muchos más intereses en juego que antes.
"Sería genial retirarnos luego de esto…" Murmuró Antón y al ver la sorpresa de su esposa, dudó. "¿No lo crees?"
"Si eso suena agradable…" Murmuró Agatha antes de entrar al portal a su lado.
******
Alice vio como el portal se distorsionaba y desde él salía un joven gorila.
La expresión de ese gorila, se volvió seria y algo feroz con tan solo verla.
A la vez hubo algo de determinación y fuerte voluntad a enfrentarla.
Estaba claro la razón por la cual estaba determinado.
Hoy iba a luchar con él y Alice al ver esa determinación, no pudo evitar sonreír.
Veía potencial y para que lo alcanzara, necesitaba un empuje mayor y como él no lo pudo obtenerlo por sí mismo, Alice se encargaría de presionarlo.
Esa era su forma de ayudar.
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