En el patio iluminado por las tenues luces, se encontraban los estudiantes charlando entre ellos sobre sus demás compañeros de la Academia.
Sobre qué estaban haciendo Joslyn, Alexey, Cristian y los demás.
Algunos de ellos eran amigos y muy unidos en la academia, así que era interesante aprender lo que estaban haciendo y lo que hicieron durante este mes anterior.
Cerca de ellos se encontraban la Cardenal Brousseau platicando con Vázquez y Shao Ya sobre el trabajo que realizaron en áfrica.
Por su parte la Sumo Sacerdotisa Xaali estaba conversando con Akira.
"Santiago, Oscar y Liam fueron a comprar algunas cervezas artesanales de Terra nova." Informó Alice y asintiendo satisfecha, agregó. "Ellos saben realizar su trabajo bien."
Aurora la miró de forma extraña y Aeko que estaba cerca contuvo su sonrisa.
Su amiga había estado hablando del chef que había invitado y a pesar de no querer decir nombre y evitaba hablar sobre él, lo alabó bastante bien.
Eso emocionó a Liam que, según él, estaría 'comiendo dinero' y decidieron comprar lo mejor de lo mejor… Buscando comprar cervezas artesanales para acompañar la cena.
Era difícil saber si Alice pidió un chef porque esta era una 'despedida' a los estudiantes o simplemente era porque quería comer algo delicioso.
De todas formas, Aurora no le dio demasiada importancia.
Con los 'Portales Cosmos' podían viajar de inmediato desde Zerzura a la Ciudad Atlántida o cualquier parte del mundo, así que no era una despedida para siempre.
Sin embargo, era una finalización de un mes lleno de trabajo en el cual los estudiantes se portaron de manera excelente y merecían ser reconocidos en ese sentido… Y claro nadie podía negar que este tipo de fiesta no era agradable.
Mientras Aurora observaba por la ventana de la cocina la situación desde afuera, escuchó el sonido de timbre y pensando que el chef había llegado se dirigió a la entrada.
Alice la siguió como un cachorrito que parecía emocionado y mientras Aurora trataba de no reírse al verla, abrió la puerta y su mirada se congeló.
Lo primero que hizo, aunque parecía irrespetuosa fue mirar de manera asesina a Alice y luego suspiró.
"Es agradable verte Urfin. Aunque no en estas condiciones." Dijo Aurora con una sonrisa de disculpa ante la visita.
Estaría bien verlo por trabajo o por simple amistad, pero que Alice lo haya invitado a que sea el 'chef' de hoy… Aurora suspiró, mientras miraba como Urfin se reía ante su expresión.
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En una cocina cuyo aroma se extendía por el edificio, se encontraba Aurora ayudando.
"Lo siento." Dijo Aurora luego de un soltar su décimo suspiro esta noche.
Urfin que estaba preparando un extraño plato de una criatura que Aurora no reconoció, puso el plato en el horno y luego de encenderlo, le dio una sonrisa.
"No necesitas disculparte. Es agradable cocinar a quienes aprecian buenos platos." Dijo Urfin observando la olla.
La sonrisa demostraba que estaba siendo honesto y su atención al trabajo era lo suficiente como para que uno se diera cuenta de que le gustaba cocinar.
"Creo que cualquier persona apreciaría tus platos." Murmuró Aurora con una sonrisa inevitable.
Urfin se rio y miró por la ventana a los estudiantes que estaban comprobando cuáles eran los límites de Clémentine.
Estaban haciendo que Clémentine levantara a todos los presentes para verificar cuan fuerte era su habilidad de telequinesis, y ahora estaba levantando a Vanessa que vino con la Cardenal Brousseau.
"Es increíble cómo se han desarrollado los estudiantes. Es muy seguro que el Director Vincent este contento con tu trabajo." Comentó Urfin mientras servía otro plato y se lo enviaba a Alice que seguía comiendo en el comedor.
La cena ya había terminado, pero eso no significara que Alice fuera fácil de complacer.
"Es una excelente comensal." Murmuró Urfin agitando su cabeza con una sonrisa mientras revisaba el horno.
Los labios de Aurora temblaron al escuchar ese comentario y la felicidad detrás de las palabras.
Ella no podía negar que era un cocinero dedicado y suspirando otra vez, ella observó a los estudiantes que se estaban divirtiendo.
"Ellos tienen talento. Yo no hice demasiado." Respondió Aurora con un tono tranquilo.
Urfin agitó su cabeza ante esa respuesta.
Cualquiera podía tener talento, pero no cualquiera podría desarrollarlo.
Las responsabilidades que le fueron dadas y la confianza que se le fue otorgado era algo que no podrían conseguir en cualquier lugar.
Y por sobre todo el permiso para participar en misiones peligrosas fue fundamental para desarrollar a alguien talentoso.
Aunque Aurora tal vez le había dado la oportunidad, para ella quienes destacaban eran los estudiantes que decidieron aprovechar tales oportunidades.
Durante el transcurso de la cena, era probable que los estudiantes le hayan contado a Urfin sus misiones y eventos.
Urfin era excelente para relacionarse y Aurora que observaba a ese enano trabajar tan duramente, le dio una mirada a Alice.
Esa glotona estaba comiendo afuera, disfrutando cada plato sin sentirse culpable de haber invitado a Urfin como su chef.
"No culpes a Alice." Intervino Urfin y comenzando a iniciar su siguiente plato, señalándole a ella para que lo ayudara, reveló. "Hoy no vine solo para cocinar, sino que por un asunto diferente."
Aurora que empezó a picar las verduras, siguiendo la guía de Urfin, le dio una mirada de reojo a ese enano.
A pesar de que estaba cocinando sonaba sincero con sus palabras.
"Si necesitas algo siempre puedes llamar. No hay necesidad de venir directamente." Dijo Aurora con calma al terminar su parte.
Ambos habían trabajado juntos antes en varias misiones y Aurora creía que tenían la suficiente confianza como para pedirse ayuda entre ellos.
En caso de que tratara de una misión siempre podía llamarla y ella escucharía.
No había necesidad de venir personalmente para tratar del asunto y ni hablar de aceptar las exigencias de Alice, de convertirse en su chef.
"No, esto es diferente." Negó Urfin agitando su cabeza y tras terminar todos los preparativos de su plato, miró a Aurora y reveló. "Este es un favor personal y un asunto importante. Necesitaba pedirlo personalmente y por eso aproveché la oportunidad que la invitación de Alice me dio."
La solemnidad con la cual acababa de hablar fue lo suficiente como para que Aurora se diera cuenta de que no trataba de encubrir a Alice, sino que el tema era importante y ella prestó atención.
Una misión oficial era un asunto que podía arreglarse por teléfono, pero como un terranovense Urfin le gustaba arreglar los asuntos personales en persona.
"¿Vas a volver a la academia?" Preguntó Urfin de repente.
Una pregunta inesperada que la tomó por sorpresa.
"No lo he pensado. Vienen tiempos turbulentos y me gustaría dejar la academia." Respondió Aurora tras reflexionarlo con detenimiento.
Su madre la envió a la academia para que se alejara de áfrica, de su trabajo y los problemas que se estaban gestando aquí.
Sin embargo, Aurora ya había estado de vacaciones lo suficiente.
A pesar de que no podía contratar a los estudiantes, ellos ya tenían sus propios objetivos de ayudar y mientras mantuvieran esos ideales, ella creía que había completado su trabajo.
Lo que significaba que ya había completado la única tarea por la cual se quedó en la academia y como si fuera poco, también ella misma pudo mejorar, logrando ascender como luchadora.
Y por, sobre todo, Aurora todavía recordaba lo que había mencionado Alice y ese asunto no sonaba nada agradable.
"Es cierto." Respondió Urfin y al ver que Aurora lo miraba curioso dio una sonrisa y comentó. "Hace dos semanas acabo de volver de Terra nova y me enteré de algunas cosas. Es por esa razón que vine contigo. La misión está relacionada con la academia y la protección de alguien importante."
Aunque no fue directo, Urfin dejó ver que probablemente se había enterado lo mismo que su hermana le había contado.
Bastante común cuando el chef invitado de hoy era literalmente una autoridad importante de Grecia y del Imperio Falion.
"Si bien confió en el Director Vincent, me gustaría tener alguien más cercano a los estudiantes que sea de confianza." Explicó Urfin casualmente y notando que Aurora lo miraba intrigada por su escasa información, añadió. "En cuanto a lo que sucederá… Esperar aquí o esperar allá no cambiará nada."
Estaba intrigada, porque el asunto que él pedía seguramente no sería nada simple y menos cuando alguien como el Director Vincent estaba involucrado.
En cuanto a las últimas palabras… Aurora asintió de acuerdo.
El asunto en cuestión era grande, lo suficientemente grande como para que no pudieran escapar de él, no importa en qué parte del mundo se encontraran.
Lo único que podía hacer era prepararse y esperar hasta que sucediera.
"¿Tanto deseas que acepte la misión?" Preguntó Aurora con curiosidad.
Urfin estaba tratando de convencerla con cierto entusiasmo revelando a la vez temas importantes, que probablemente como una autoridad de Grecia no debería revelar.
"Sí. Me gustaría que tomaras la misión." Respondió Urfin con cierta seriedad y luego dando una sonrisa, comentó. "Más que un trabajo, en realidad lo estoy pidiendo como un favor."
Urfin estaba siendo bastante directo, sobre que sería más un favor que un trabajo y la única respuesta que Aurora podía dar fue…
"Entiendo. Por mi parte lo aceptaré." Respondió Aurora sin dudar y con una sonrisa señaló a Alice y comentó. "Solo tienes que encargarte de convencerla a ella."
Por su mente, no pasó la idea de rechazar y más cuando Urfin estaba siendo tan directo sobre el tema.
No obstante, ella y su hermana eran un equipo y Urfin al venir aquí, fue buscando a ambas.
Así que no solamente tenía que convencerla a ella, sino que a la glotona que actualmente estaba devorando varios platos, perdida en su propio mundo.
Urfin dio una sonrisa y saco el plato del horno.
"Es por eso que vine preparado." Anunció Urfin con una solemnidad única.
Era la solemnidad de un chef, que estaba sacando su mejor arma para la negociación y Aurora tenía que admitir, que esa ave horneada y glaseada con una salsa dorada, era la mejor arma diplomática.
Al menos con alguien como Alice.
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Mirando como los estudiantes se despedían para irse a dormir, Akira se despidió de ellos.
Los estudiantes debían volver al día siguiente, pero ellos no eran los únicos.
Su grupo también tenía que volver y la única diferencia con los estudiantes era simple.
"¡No me voy a retirar hasta que termine todo el barril!" Declaró Oscar con su jarra en la mano.
"No te preocupes. ¡Ye acompañaremos!" Respondió Vázquez con una sonrisa mientras Santiago a su lado asentía.
"¡Claro que sí!" Exclamó Urfin con una risa, llenando las jarras de cerveza a Aeko y Shao Ya.
Este importante chef, en la mayor parte de la fiesta se había quedado en la cocina siendo muy dedicado a su trabajo.
Sin embargo, como cualquier enano que se respetara, apareció cuando el alcohol dio empezó a ser servido y llevó a que todo el grupo se soltara todavía más.
Akira agitó su cabeza con una sonrisa.
Aunque Urfin era un peso pesado en Grecia y en el Imperio Falion, él podía ser muy accesible y convertirse en el mejor chef, o un excelente y animado bebedor, que resultaba ser muy sociable.
Sus historias y la habilidad para narrarla era alguien que lograba atraer a cualquiera y Akira tenía que admitir, que le encantaba escuchar historias de Terra nova.
"Ya se fueron." Comentó Aurora cuando se acercó a su lado.
La Sumo Sacerdotisa Xaali y la Cardenal Brousseau se fueron junto a la estudiante Vanessa.
A diferencia de alguien como Urfin, ambas mujeres cuidaban su imagen y normalmente no eran de beber hasta tarde y más en un día de semana.
Akira observó como Aurora daba una pequeña sonrisa al ver los presentes armonizando con tanta serenidad.
La única excepción era Alice que estaba presente en su propia mesa, terminando sus últimos platos sin querer ser derrotada por la cantidad de comida que Urfin había preparado para ella.
Aunque incluso ella armonizaba con la atmósfera general.
"Gracias por haber venido en mi ayuda." Dijo Aurora de repente mientras los otros charlaban.
Akira se sorprendió por esas palabras y observó cómo su amiga, sonreía alegremente mientras tomaba una jarra de cerveza, contagiada por el ánimo de Urfin.
No estaba ebria.
"Sin ti hubiéramos tenido situaciones difíciles y seguramente tendríamos problemas para hacer que los estudiantes participen en la misión con las seguridades necesarias." Añadió Aurora con cierta calma mientras bebía un trago.
¿Era de esa manera?
Akira no lo sabía.
Aurora podía verse joven y tal vez delicada, pero Akira sabía que guardaba secretos y por, sobre todo, en esa delgadez ocultaba una mayor fuerza de lo que cualquiera podría imaginar.
Y por, sobre todo, era alguien con la confianza de lograr lo que deseaba una vez que se pusiera un objetivo.
Akira suponía que una vez que Aurora decidió entrenar a los estudiantes, lo hubiera hecho con o sin su ayuda y al final lo hubiera logrado.
Por tal razón, ella le dio una mirada rara a su amiga.
"Estoy hablando seriamente…" Dijo Aurora con cierto temblor al darse cuenta de su duda y mirándola con seriedad, declaró. "Tú y tu equipo fueron de gran ayuda."
Los demás seguían en sus propias conversaciones y Aurora fue lo suficiente seria y solemne, como para dar un poco de vergüenza.
"¿Es así?" Dudó Akira y viendo que Aurora asentía sin dudarlo, sonrió un poco avergonzada y murmuró. "Sabes que si me alagas demasiado me lo creeré. Eres capaz de realizar este tipo de misiones sin mí y mi grupo. Eres así de genial."
No se avergonzó por ser honesta con sus sentimientos y sonrió cuando Aurora le dio una mirada sorprendida por su murmullo.
"¿Qué no me crees?" Preguntó Akira y al ver que Aurora no reaccionaba, explicó. "Es increíble que permanezcas aquí por tantos años, para mí sería imposible. No creo tener la resistencia mental para soportar lo que es áfrica, a pesar de que ha mejorado durante estos últimos tiempos. Para mí sería imposible acostumbrarme a esto."
África era un continente peligroso y difícil.
Por un lado, uno podía encontrarse con las bestias mágicas que eran tan salvaje como peligrosas y, por otro lado, los señores de la guerra que provocaban problemas cada vez que podían.
Era imposible para Akira acostumbrarse a luchar contra señores de la guerra, arriesgando su vida de manera constante y luego tener que ir a buscar refugiados, que a veces se encontraban en áreas inhumanas.
Cargar con la responsabilidad de cientos de vidas y soportar el peso de cuando las personas morían bajo su mando o eran heridas, no era un asunto fácil.
Y menos cuando a veces era necesario realizar misiones de asalto para detener la crueldad de la guerra o algunos lunáticos.
Llevar a cabo el trabajo que Aurora hacía y con la constancia de los años, no era fácil y hasta se podía decir que era una tarea abismal que requería esfuerzo, dedicación y sobre todo fuerza.
Las personas que trabajaban en estas misiones necesitaban ser fuertes física y mentalmente para soportar la carga de las batallas y el peso de la muerte, con la cual se encontraban habitualmente.
Akira no estaba avergonzada en admitir, que ella hubiera caído cansada hace bastante tiempo atrás.
No era fácil estar rodeado de tanto dolor, muerte y crueldad y menos acostumbrarse.
"No me he acostumbrado." Corrigió Aurora y con un medio suspiro, confesó. "Todavía sigo sintiéndome llena de ira y frustración cuando veo que idiotas tratan las vidas de inocentes como si fueran basura. Todavía sigo preguntándome por qué la humanidad es tan cruel."
¿Por qué los seres humanos eran tan crueles? Aunque una pregunta ingenua cuando había tantos lunáticos sueltos, era una pregunta que demostraba que Aurora no se había acostumbrado.
La crueldad de la que hablaba fue perfectamente expresada por el General Kavuri y sus soldados, quienes jugaron con la vida de refugiados, asesinaron y cometieron atrocidades, sin importarle nada.
Nadie debería poder justificar sus acciones diciendo que estaban en guerra.
La guerra era con las tropas del Señor de Mombasa, sin embargo, las tropas del General Kavuri se metían con cualquiera solo por pura y simple diversión.
"Te admiro." Murmuró Akira con honestidad y al darse cuenta de que Aurora la observaba con extrañeza, continuó. "No solo por tus acciones o ideales, te admiro como persona."
Aunque tal vez un poco sentimental por las copas de más, Akira fue honesta con su admiración y no se arrepentía de decirlo.
Y menos cuando Aurora se ruborizó con sutilidad, avergonzada por sus palabras.
Era raro que se avergonzara de esa manera y Akira sonrió y saltó a los brazos de su amiga, queriendo demostrar cuanto la apreciaba.
"Está bien. No es para tanto." Comentó Aurora devolviendo el abrazo con un suspiro y con una sonrisa curiosa, preguntó. "¿Entonces cómo quieres que te pague la otra mitad?"
Akira suspiro al escuchar su pregunta.
"Arruinas el momento conmovedor." Murmuró Akira y mirando a Aurora que llevaba una sonrisa por su respuesta, se encogió de hombros y comentó. "Ya sabes, como siempre."
Ellos no solo recibieron un pago por su participación en la misión Asalto, sino que también ganaron una suma considerable proveniente de las criaturas que terminaron asesinando, incluyendo al Smilodon Fatalis.
Como una bestia de Rango S, su valor era bastante alto.
En ese sentido venir a África para trabajar era una forma de rellenar los bolsillos con cierta facilidad pese al peligro… Esa ganancia que obtuvieron era la 'mitad del pago'.
Como no solamente participaron en la misión arca y en la misión asalto, sino que también ayudaron a entrenar a los estudiantes, era necesario otra clase de pago.
Y la forma que se pagaba la otra mitad era…
"Entonces avísame cuando quieras que te acompañe a realizar algunas misiones." Respondió Aurora con una sonrisa desinteresada.
Ellos vinieron a realizar algunas misiones y ahora ella tenía que ir a apoyarlos con otras misiones en Asia, específicamente el área alrededor de Japón en donde la sede de su gremio estaba presente.
Si bien Asia no era tan problemático como África, algunas islas esparcidas por los alrededores de Japón a veces estaban infestadas con criaturas y monstruos, que resultaban problemáticos.
Era en ese momento que su grupo intervenía tomando misiones para limpiar islas o mazmorras, que otros no deseaban y que aparecían en lugares inhóspitos.
Tener apoyo del grupo de mercenarios, le daría la posibilidad para encargarse de misiones más grandes y más importante, Akira podría disfrutar con las hermanas un viaje en Japón.
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"¡Nos vemos!"
"¡Adiós!"
Despidiéndose entre todos, los grupos se adentraron en los Portales Cosmos al mismo tiempo.
Atravesando el portal celeste, el grupo de estudiantes llegó a la Ciudad Atlántida.
Parecía impresionante como en un momento podían estar en un lugar y al momento siguiente estar a miles de kilómetros en un lugar distinto.
Saliendo al aparcamiento de autos, todos miraron la gran y tecnológica ciudad con sus enormes y altos edificios.
Era fácil percatarse de que estaban en otra ciudad.
El ambiente más ligero, la temperatura más moderada y por supuesto una suave brisa marina llegaba a ellos.
Ahora los estudiantes se dieron cuenta de que verdaderamente había finalizado su práctica y que estaban de vuelta en sus hogares.
Sin embargo, cada uno de ellos estaba emocionado por todo lo que habían realizado y a la vez orgullosos.
Sintiendo como si este fuera su primer paso para convertirse en lo que deseaban.