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1.43% The Guardian [Spanish/Español] / Chapter 14: Pensé que llegarías tarde.

Capítulo 14: Pensé que llegarías tarde.

"Por qué corrimos hasta la mansión?" Preguntó Alice sin entender a su amiga.

"Hmm… Bueno…"

Aurora no respondió.

¿Qué podía decir?

¿Qué cuando se fue a derrotar a un monstruo que apareció en medio de la ciudad, salvó a un joven cuyos ojos le parecieron fascinante y entonces lo alagó descaradamente? Estaba lo suficiente avergonzada como para decir la verdad.

Aurora desvió su mirada avergonzada y murmuró. "Solo pensé que querías cenar en casa… Juntas."

Alice entrecerró sus ojos de forma seria, pero Aurora no se mantuvo calmada y sus ojos empezaron a mirar al azar.

Sin dudarlo, Alice se acercó hasta el punto de que ambas se podían mirar los detalles de sus rostros.

Las mejillas de Aurora se volvieron rojas de vergüenza y timidez debido a que Alice estaba usando esta táctica para que revelara la verdad de lo sucedido.

Mirando el rostro serio de su atractiva amiga, Aurora tosió y murmuró. "Haré dos pizzas solo para ti…"

La expresión de Alice cambió, y una encantadora sonrisa apareció en su rostro y al notar las mejillas rojas de Aurora, declaró. "Entiendo… Por esta vez lo parece por alto."

Su tono ligeramente serio y reacio, la hizo parecer como una novia celosa.

Esta vez los labios de Aurora temblaron con un toque divertido y vergüenza por las palabras de su amiga, pero Alice huyó con una sonrisa entretenida y victoriosa.

Adentrándose a la mansión de su supuesto hermano que ella nunca había conocido ni en fotos, Aurora se relajó en la mansión.

Estaba agotada por el entrenamiento y la subsiguiente pelea así que solo se dio un baño.

Era normal que los monstruos aparecieran en la ciudad debido a que estos no solo podían aparecer en las mazmorras, sino que también podían aparecer en diferentes casos.

Cuando la energía mágica se volvía densa alrededor de un punto daba 'nacimiento' a una criatura, estas criaturas eran salvajes y seguían sus instintos, pero no eran de todas malévolas.

Este caso no se trataba de una criatura mágica, sino que un verdadero monstruo.

Nacido de la energía del 'Caos' una energía que según los teóricos y sabios existía desde el principio de los tiempos y que se encargaba de 'corromper', 'consumir' y 'perturbar' todo lo que tocaba.

Era común que un monstruo naciera en un sótano que nadie usaba o en un almacén viejo donde nadie revisaba o limpiaba de forma frecuente.

También era común que la barrera dimensional se debilitara y esos monstruos llegaran del exterior a destruir todo lo que tocaban.

Como era muy difícil asegurar cada lugar y limpiar cada pedazo de la ciudad, había un sistema de seguridad que se encargaba de identificar esas perturbaciones, hacer sonar una alarma y dar aviso a las personas para que puedan resguardarse, tal como sucedió hoy.

Ahora que Aurora se había calmado solo pudo suspirar ante su reacción.

Se había alejado debido a la vergüenza en vez de esperar a que las autoridades oficiales u otros mercenarios, aventureros o héroes llegaran a la escena, lo que hubiera sido lo correcto.

Al menos en su defensa golpeó al monstruo hasta que no se pudo mover.

Cuando Aurora terminó su baño, bajo a la sala secándose su pelo mojado y se encontró a Alice comiendo papitas recostada en el sillón hablando por teléfono.

"¿Madre estás disfrutando tus vacaciones?" Preguntó Alice con un tono de una buena niña.

"Sí, es todo muy agradable… Me gusta el nivel culinario de la zona, tengo que admitirlo este lugar es genial." Dijo la persona al otro lado del teléfono.

Los labios a Aurora temblaron al escuchar la voz de su madre en el teléfono.

"Me alegro madre… Si quieres algo solo pregúntale a tus guías, ellos te ayudaran en todo lo que deseen." Recordó Alice con un tono preocupado y luego con un tono ligeramente serio, declaró. "Y si algo sucede solo haz que ellos se encarguen, para eso les pago."

"Entiendo querida… Bueno, me debo ir tu padre quiere ir al spa y no para de molestarme." Dijo la voz al otro lado del teléfono.

"Cariño no les mientas, eres tú la que me está obligando ir al spa." La voz de un hombre sonó de fondo, pero la voz de la mujer continuo.

"Saluda a Aurora de mi parte y cuídense ambas… Recuerden que las quiero y no te olvides de no comer demasiado." Advirtió la voz antes de cortar completamente.

"Sí, entiendo madre… Cuidaré a Aurora y comeré bastante." Dijo Alice sin ninguna expresión en su rostro como si la conversación hubiera continuado, luego corto rápidamente al notar que Aurora estaba mirando.

"Madre te manda saludo y dice que tengo comer mucho." Declaró Alice con un tono serio como si esas fueran las palabras que la mujer del otro lado hubiera dicho.

Los labios de Aurora temblaron y esta vez ella fue la que entrecerró sus ojos al acercarse a Alice apegando sus rostros.

"¿Eso fue lo que dijo?" Preguntó Aurora seriamente.

Alice se puso ligeramente nerviosa, y al final murmuró. "¿Qué tal si pedimos pizza en vez de que tú la hagas?"

"Bien." Respondió Aurora rápidamente y con calma preguntó. "¿Madre no te ha mencionado nada de la mansión?"

Ellas dos no eran hermanas de sangre, pero Alice había sido adoptada cuando era joven por los padres de Aurora.

Claro, la razón fue que Alice llamó a su madre de la misma forma que Aurora con el objetivo de obtener comida extra y aperitivos, su madre se encariñó demasiado y mencionó que quería adoptarla como su hija para darle a Aurora una hermanita y cuidarla.

Meses después Alice termino siendo adoptada de una forma tan repentina y extraña que nadie se daría cuenta.

La mayor razón de que pudo ser adoptada era que Alice era huérfana, la otra razón es que los que se habían quedado a cargo de ella parecían sirvientes leales en vez de tutores… Aunque en defensa de estos últimos eran sirvientes de Alice.

Alice agitó la cabeza.

"No, solo mencionó que era de tu hermano y nada más." Respondió Alice y con curiosidad, preguntó. "¿Quieres que investigue un poco?"

"No deja… Siendo sincera no he encontrado nada que diga que esta mansión es de mi hermano." Comentó Aurora despreocupadamente.

Alice miro los alrededores con una expresión pensativa, pero al final suspiró y comentó. "Yo tampoco."

Está supuesta 'Primera Mansión' no tenía nada importante o que lo resaltara de los demás.

El lugar estaba muy bien cuidado, con círculos mágicos viejos y otros nuevos, pero al final era una mansión de estilo ligeramente rústica.

Además, parecía haber sido modernizada por sus padres, ya que se encontraba electrodomésticos con la última tecnología y otras cosas.

"Bien, entonces encárgate de pedir las pizzas." Ordenó Aurora sin darle demasiada importancia.

Su hermano era solo alguien de nombre que en ningún momento de su vida había aparecido y aunque tenía un apego ligero debido a que su familia lo mencionaba a veces, como ellos nunca profundizaban en el tema, Aurora solo sintió que era un desconocido que solo conocía por rumores.

Claro, la mayor razón por la que no le interesaba es que ella tenía otras cosas que hacer en vez de dejarse llevar por su curiosidad y realizar una búsqueda que muy posible terminaría siendo infructuosa.

"¿Iras a entrenar?" Preguntó Alice curiosa.

Aurora asintió y explicó. "Me gustaría ir a ver a mi maestro, para ver si me puede ayudar."

Al escuchar esas palabras Alice asintió y tras ordenar las pizzas, anunció. "Llegarán en unos 20 minutos."

"Volveré a tiempo." Respondió Aurora y se dirigió al jardín.

En el jardín podía notar las murallas que dividían la calle del verdoso patio de la mansión y mirando ligeramente los alrededores, Aurora ordenó. "Vamos."

—Entiendo.

Su sistema respondió rápidamente y una luz blanca la absorbió, tan solo para que al momento siguiente se encontrara en un lugar blanco con solo un anciano vestido con un kimono.

Parecía antiguo e imperturbable como si estuviera meditando, pero los labios de Aurora se movieron al ver a su maestro vestido con el kimono que había comprado por internet.

"Maestro." Saludó Aurora respetuosamente.

El anciano movió sus cejas y se despertó…

"…" Aurora lo único que pudo hacer fue alabar las habilidades de su maestro para verse imponente cuando solo estaba durmiendo.

"¿Ya es la hora del entrenamiento?" Preguntó el anciano mirando a Aurora.

Aurora asintió y tras acercarse dudo un momento, y dijo. "Maestro… Me gustaría manifestar mi aura de combate."

Las cejas del anciano se agitaron, pero al final suspiro.

"Desperdicias tu talento queriendo ser una luchadora." Dijo el anciano con un suspiro y al ver que su aprendiz no sé vía perturbada, agregó. "Tu talento está en el arte de espada… Es mejor que vuelvas a entrenar con tu espada."

Ambos se miraron durante un largo tiempo, pero Aurora fue la primera en suspirar.

"Maestro usted sabe que yo… Prefiero los puños." Dijo Aurora con una sonrisa vacía, pero fue evidente que a la mitad de su oración cambió lo que quería decir.

"Que testaruda." Regañó el anciano y con una sonrisa amarga, pregunto trágicamente. "¿Quién pensaría que mi aprendiz decidiría usar su puño en vez de su espada?"

Aurora no se sintió mal por su maestro, ya que lo conocía y…

"¿Este será mi última discípula? ¿Todo mi esfuerzo será desperdiciado de este modo?" Preguntó el anciano agitando su cabeza en pena.

Por lo general un maestro especializado en un estilo, no ayudaría a su aprendiz en otro estilo… Era bastante normal y más cuando solo tenían un heredero de sus 'artes', y estas podrían perderse en la próxima generación.

Era como un Archimago enseñara todos sus hechizos personales a su aprendiz y esta terminara convirtiéndose en una luchadora que no usara magia…

Lamentablemente el anciano no entraba en estos casos debido a que estaba claro que se estaba haciendo la víctima con una expresión amarga.

"Le encargaré una katana como consuelo." Dijo Aurora sinceramente.

"Oh, niña eres demasiado especial. Yo sabía que te convertirías en una gran discípula." Declaró el anciano como un tono lleno de entusiasmo.

Su actitud había dado un giro completo solo por un arma… Descaradamente estaba aceptando un soborno de su aprendiz.

Esa era la razón por la que a Aurora le parecía poco confiable su maestro, eso y…

"Aceptaré ayudarte, pero quiero que vuelvas a entrenar tus artes de espada." Dijo el anciano y Aurora asintió.

Esa no era una tarea difícil, aunque por lo general le costaba tomar una espada…

"Me agrada que seas obediente." Dijo el anciano con un tono orgulloso y mirando a lo lejos, como si fuera a decir palabras profundas y llenas de sabiduría, declaró. "No soy un luchador, así que no puedo enseñarte nada."

"…" Esa era otra razón por la que su maestro no era para nada confiable.

Las cejas de Aurora temblaron ante la descarada respuesta y su humor solo empeoró debido a que su anciano maestro declaró que no era un luchador con orgullo.

Al ver que su aprendiz se estaba irritando el anciano sonrió de forma entretenida y agregó. "Es por eso que invitaré a un conocido para que te enseñe lo que sabe y resuelva tus dudas."

"¿En serio?" Preguntó Aurora genuinamente sorprendida, y mirando con un rastro de duda, preguntó. "¿Maestro usted no decía estar encerrado en una pequeña dimensión en medio de áfrica, retirado del mundo?"

"Claro… Claro… Soy un ermitaño." Confesó el anciano, pero sus ojos se movieron para todas partes y al ver que las dudas se levantaron en Aurora, preguntó. "¿Quieres mejorar como luchadora o no?"

No hagas demasiadas preguntas…

Eso era la verdad que su pregunta ocultaba.

Aurora sabiamente se quedó callada ante su poco confiable maestro.

"Bien… Ahora entrena, quiero ver tu estado."

******

Ahora cayó al suelo respirando pesadamente.

Su maestro la había entrenado por más de cinco horas y ahora había entrado en un estado de meditación-sueño tras decirle que su desempeño había caído en picada debido a su falta de entrenamiento.

Aurora solo pudo tomar las quejas y entrenar más de lo que había pensado al principio.

Aunque su mano temblaba cada vez que tomaba la espada, apretó los dientes y siguió entrenando con el solo objetivo de que el anciano cumpliera su parte y la ayudara con su aura de combate.

Sabía que era absurdo querer convertirse en una luchadora cuando en realidad era un espadachín, pero eso era lo único que podía hacer.

Después de todo, se bloqueaba cada vez que tomaba su espada y lo único que le quedaba para usar eran sus puños.

"Estoy exhausta." Murmuró Aurora terriblemente agotada.

—Es normal… El entrenamiento fue intenso.

Al mismo tiempo que las palabras de su sistema aparecieron en su mente un cálido resplandor la cubrió y su cuerpo se sintió menos adolorido y más cómodo.

Esta era un beneficio de este lugar donde su maestro se encontraba, estaba centrado en el entrenamiento y tenía efectos naturales para recuperar el cuerpo.

"En las historias donde las personas tienen un sistema, ellos reciben poderosas habilidades de la nada o comprándolo con monedas imaginarias, pero aquí estoy yo… Entrenando arduamente para mejorar mientras siento que mis músculos se desgarran." Murmuró Aurora de repente y con una sonrisa, bromeo. "Siento que he sido estafada."

En la mayoría de las historias de sistemas, aquellos protagonistas con sistemas podían comprar habilidades y todo tipo de poderes permitiéndole ser maestros de diferentes artes y profesiones.

Pero cuando ella deseó entrenar su sistema solo la llevó a un lugar donde todo era blanco e invitó a un anciano extraño que hizo que entrenara día y noche durante largos periodos de tiempo.

La diferencia era aterradora…

"Unos sistemas le dan habilidades a su 'anfitriones' pero yo tengo que entrenar arduamente para conseguirlas." Bromeó Aurora con un toque entretenido.

No estaba molesta y sus quejas eran solo por el cansancio del momento, y principalmente por…

—Las habilidades que se consiguen por un medio externo, nunca te pertenecerán a ti misma… Y siempre puedes perderla de la misma forma que lo conseguiste, repentinamente.

Las palabras de su sistema llenaron la mente de Aurora, esas palabras que parecían sin vida o emoción, hoy tenían un tinte serio.

—Esta es la única forma de obtener habilidades sin depender de nadie.

Aurora se rio entretenida ante las palabras de su sistema.

Su sistema solo le posibilito un camino al traerla con su maestro poco confiable, pero fue Aurora quien se ganó a su maestro con sus regalos y de paso logró convertirse en lo que era ahora.

"Lo sé." Dijo Aurora escondiendo su agradecimiento en lo más profundo de su mente donde solo ella podía ingresar.

Con una sonrisa más animada se levantó y al momento siguiente se encontró de nuevo en el patio de la mansión.

Aurora miró su reloj holográfico y solo suspiró al ver que cinco horas de entrenamiento se habían convertido en 25 minutos en el mundo real… Revelando otro beneficioso de ese lugar.

Cuando entró al comedor se encontró a Alice con una porción de pizza a centímetros de su boca.

"Pensé que llegarías tarde." Dijo Alice con un tono sincero.


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