_Subaru: —
La sangre y las vísceras se derramaban, la conciencia de Subaru no tuvo tiempo de entender nada antes de ser arrastrado por las garras de la muerte. Pero, justo antes de que eso ocurriera, sintió algo más.
La mano izquierda de un chico, agarrándose a la suya, cuyo dueño también había sido cortado por la mitad, apretando con fuerza, mirando a Subaru en busca de salvación.
Parecía que algo así ya le había ocurrido antes, en otro lugar.
_Liliana: Después de que termine la canción y ellas vuelvan a hablar, ¿no deberíamos prepararles comida y bebida? Saborear unos dulces sin duda creará un estado de ánimo que reducirá la distancia entre ellas, ¿no crees?
_Subaru: —¡ghk!
_Beatrice: ¡Ay! ¡Ay, eso duele! ¡¡Duele, de hecho, SUBARU!!
Parpadeando rápidamente, Subaru se sorprendió por lo que acababa de oír.
El repentino cambio de conciencia le hizo aferrarse a la mano de Beatrice con la misma fuerza con la que apretaba antes de su Retorno por Muerte.
Beatrice pateó con lágrimas la pierna de Subaru después de sufrir esa repentina atrocidad, quien retrocedió de dolor y aflojó el agarre de su mano.
_Liliana: ¿P-P-P-Por qué hiciste eso? ¿Por qué atacarías tan repentinamente las encantadoras manos de Beatrice-sama? Vas a arruinarlas... pero está bien, yo... l-l-las besaré y las haré sentir mejor para ti, ja... jaja.
_Beatrice: ¡No hace falta, supongo! ¡Eso es bastante asqueroso, de hecho!
Beatrice entró en pánico mientras Liliana agarraba su mano, escondiéndose detrás de Subaru. Incluso si él mismo le había lastimado la mano, la confianza en su contratista no había disminuido en absoluto.
_Emilia: Subaru, ¿estás bien? Ahora mismo, de repente te pusiste pálido…
_Subaru: E-Emilia-tan…
Una preocupada Emilia se había acercado a su lado, poniéndole una mano en su frente. Subaru se vio reflejado en sus ojos amatistas y suspiró.
Había regresado.
Se dio palmaditas en el hombro y en su costado, siguiendo con sus dedos la línea imaginaria por la que había sido cortado. En el pasado le habían abierto el abdomen, destrozado la cabeza y también había sufrido de otras muchas muertes horribles. Aunque Subaru confiaba en su experiencia con la muerte, esta había sido la primera vez que moría cortado por la mitad. Una sensación de sorpresa y pérdida prevalecían sobre su dolor y, el hecho de haber muerto de nuevo, pesaba sobre el espíritu de Subaru. Sin embargo, ésta era una muerte que Subaru —un consumado catador de asesinatos— podía aceptar.
_Subaru: ¿Por qué, no puedo encontrar una conclusión simple…?
Una vez más, pensando en los recuerdos que había heredado, esta muerte le había enseñado la realidad del poder de Sirius.
Aunque no había registrado mucho dolor, la sensación de pérdida y shock golpeó a Subaru uno tras otro. Su comprensión parcial del fenómeno aumentó.
Es decir, la causa de su muerte.
_Subaru: Eso es trampa…
Obviamente por fin lo había entendido.
Subaru fue cortado por la mitad diagonalmente de la misma manera que Sirius. En otras palabras, y diciéndolo sin rodeos, Subaru había compartido la misma muerte que Sirius. Treinta minutos atrás, antes de morir por primera vez, Subaru sólo había visto la muerte de Lusbel con alegría y luego murió. La causa de la muerte, antes desconocida, por fin había sido identificada.
—Sirius podría transferir muertes mientras alguien muriera en su cercanía.
No sólo se trataba de un lavado de cerebro con cambios emocionales. Incluso los cambios ocurridos en el cuerpo podían ser compartidos. No era lavado de cerebro, sino un lavado de cuerpo. ¿O podría llamarse lavado de alma?
En otras palabras, matarla significaba matar a toda la gente en la plaza.
_Subaru: ¿Qué se puede hacer?
Derrotar a Sirius con fuerza bruta podía lograrse llamando a Reinhard.
Sólo que eso sería a costa de la vida de todos en esa plaza. En ese caso, el resultado no sería diferente de las atrocidades que Sirius pretendía cometer.
Invocar a Reinhard no era más que una solución concisa y la más fácil de entender a primera vista, pero era, en realidad, la respuesta equivocada. En ese caso, ¿qué podía hacer?
_Subaru: ¿Llamar a Reinhard, y decirle que se la lleve viva...?
Eso era improbable, pero quizás no imposible.
Como Reinhard era capaz de matar a Sirius, también debería ser capaz de detenerla. El problema era que, si la capturaban viva, no habría manera de terminar con su control espiritual.
Subaru había entrado en contacto con Sirius y Lusbel, se volvió loco y murió. Si esa insidiosa e insana infección se repitiera, entonces capturar a Sirius sería infructuoso.
Si la mataban, todos serían enterrados con ella.
Si la atrapaban, existía la posibilidad de que propagara su contagio.
El solo hecho de existir la convertía en una amenaza para los demás, era una especie de bomba. Realmente merecía su título de Arzobispo del Pecado.
_Subaru: ¿Cómo podríamos…?
Incapaz de encontrar una solución, Subaru se encontraba en un dilema.
Si llamaban a Reinhard, definitivamente sería capaz de matar o contener a Sirius. Pero, ¿estaría eso bien, ignorando la posibilidad de caer en la locura?
_Subaru: …
El tiempo se agotaba mientras Subaru reflexionaba.
Emilia y Liliana parecían inquietas mientras veían al silencioso Subaru. Ya sea para evitar que se preocuparan o para mantenerlas en la ignorancia, Subaru tuvo que contrarrestar esa impresión.
Rápidamente cambió la expresión de su rostro y anunció,
_Subaru: Ah, no pasa nada. Es sólo que... sí, de repente sentí que vomitaría el panqueque daisukiyaki de esta mañana. Mi pecho estaba un poco incómodo.
_Liliana: Ah, te entiendo perfectamente. Yo también siento a menudo náuseas, que van acompañadas de muchos gases—
_Subaru: —No sigas. A pesar de tu forma de ser sigues siendo una chica, así que jamás acabes esa frase.
Subaru interrumpió la broma de Liliana con una sonrisa y se volvió hacia Emilia. Al ver eso, Emilia bajó la mirada.
_Emilia: Creeré en Subaru ya que eres tú quien lo dice, pero… este es un caso especial, ¿de acuerdo?
_Subaru: Sí, gracias. …Entonces, iré a comprar dulces, como sugirió Liliana. Emilia-tan, por favor, sigue disfrutando de la canción.
Gracias a la amabilidad de Emilia, Subaru pudo hacer ese anuncio después de su vacilación.
Entonces, cogiendo la mano de Beatrice otra vez,
_Subaru: Beako. Ven de compras conmigo. Demos un paseo y bromeemos como siempre hacemos.
_Beatrice: ¿Qué haces de repente…? No. Entendido, de hecho.
Beatrice dejó de lado su actitud habitual cuando vio la cara de Subaru. Para decirlo más apropiadamente, ella aceptó su oferta después de notar su expresión de súplica.
Subaru tomó la mano de la confundida Beatrice y se fue del parque por cuarta vez.
Esta vez, en lugar de dejar atrás a Beatrice, traería a su compañera de confianza con él. A pesar de que aún no había alcanzado ningún tipo de avance.
_Priscilla: …Jmm.
—Con una expresión pensativa, la mujer vestida de rojo miró fijamente a las siluetas de Subaru y Beatrice mientras se alejaban.