_Priscilla: ¿Eso es todo? Rostros congelados en un ambiente sin vida. ¿Les gusta tanto este aire rancio? ¿O es que cada vez que nos encontramos, se forma una atmósfera así? Si es así, es increíblemente lamentable.
Priscilla frunció el ceño mientras observaba toda la habitación y hablaba en un tono provocativo mientras se abanicaba el rostro.
Debido a su abrupta aparición, nadie pudo refutar sus insultos.
_Priscilla: Qué recibimiento tan malo. Deliberadamente honré este lugar con mi presencia. Poner la frente en el suelo y tratarme con admiración y elogios es la reacción correcta.
_Subaru: ...Así es como la gente trata a una deidad. No sucederá a menos que ganes y te sientes en el trono de Lugnica.
_Priscilla: ¿Mmm?
Subaru no pudo evitar comentar la arrogancia de Priscilla. Oyendo su murmullo, Priscilla se giró para mirarle, atrapando a Subaru con su brillante mirada.
_Subaru: ¿Qué?
_Priscilla: ... ¿Quién eres? Había oído que ésta sería una reunión de tontas que no saben cuál es el lugar que les corresponde y que competirán por el trono. Obviamente, también traerían a los tontos que las apoyan. ¿Pero por qué está presente un plebeyo vulgar como tú?
_Subaru: ¿Lo dices en serio?
Subaru fue detenido por la hostilidad a la que se enfrentaba.
Las palabras de Priscilla no eran ni bromas ni burlas. Ella lo estaba diciendo en serio.
Priscilla había olvidado por completo la existencia de Subaru.
Aunque no se veían desde hacía un año, la idiotez de Subaru en el Castillo en aquella ocasión no podía habérsele olvidado tan fácilmente.
Aunque sería correcto decir que se trataba de una actitud típica de Priscilla, no era una actitud que fuera particularmente apreciada.
_???: Princesa, eso es demasiado, ¿no? Aunque no sé cuánto vale él para usted, para mí es casi como un hermano. Es un oponente muy interesante, ¿no?
Una voz frívola atravesó la pesada atmósfera.
Esa voz era un poco vacilante, y estaba acompañada por el sonido del metal. Un hombre con un solo brazo pronunció palabras tranquilizadoras al entrar por el pasillo para unirse al lado de Priscilla.
Su cara estaba totalmente cubierta por un casco, y su amplio y macizo físico daba la impresión de que era un hombre fuerte. Era Al, un sirviente de Priscilla y, al igual que Subaru, un hombre invocado de otro mundo.
Y, obviamente, había acompañado a su líder hasta aquí.
Él se ubicó entre Priscilla y Subaru.
_Al: Ey, ¿se acuerda, verdad? Sería difícil de olvidar cuando un tipo aparece en el Castillo y hace algo idiota para avergonzarse frente a tanta gente. Es este tipo. Princesa, recuerdo que incluso se abrazó el estómago cuando se rio de eso.
_Priscilla: No lo recuerdo. Por cierto, Al, yo nunca me reiría tanto que necesitaría abrazar mi estómago. No menosprecies una presencia tan honorable como si fuera la de un plebeyo cualquiera. Aunque seas tú, no seré tolerante la próxima vez. Te cortaré la cabeza.
_Al: ¿Ves, colega? Siento no haber podido hacer nada. Tal vez os llevéis mejor si trabajas duro para mejorar.
_Subaru: ¡Dame un poco más de reconocimiento por las cosas que he hecho en el último año!
Rápidamente Al dejó de intentar refrescar la memoria de su ama y en su lugar se giró para disculparse con Subaru, inclinando su cabeza. Subaru suspiró, sintiendo que Al no había cambiado en absoluto ese último año.
Aunque, para Al, un tipo de mediana edad, sufrir un cambio notable sería bastante poco probable.
_Heinkel: Llega un poco tarde, Priscilla-sama. ¿Cuánto tiempo iba a hacerme actuar solo? Había oído que se suponía que llegaría antes...
_Priscilla: Silencio, plebeyo. Bailarás como se te ordenó. Hasta que yo dé la orden de parar, deberías bailar hasta la muerte. Aquellos que malinterpretan sus deberes o intentan corregir un error que creen que cometí son condenados a muerte.
_Heinkel: Glup...
Por otro lado, Heinkel, al darse cuenta de que la atmósfera de la habitación había cambiado, se giró inmediatamente hacia Priscilla, quien estaba de pie detrás de él. Sin embargo, cualquier tipo de actitud argumentativa hacia Priscilla sería totalmente inútil.
Aunque Heinkel fue avergonzado por la inflexible Priscilla, Subaru levantó la mirada después de escuchar su conversación.
_Subaru: Priscilla, ¿tú trajiste a ese tipo?
_Priscilla: Escucha, plebeyo. ¿Quién te ha permitido el atrevimiento de hablarme sin el debido honorífico? Incluso yo, compasiva y generosa como soy, cuando me encuentro con una persona tan insolente, debo advertirte que mi paciencia tiene un límite.
_Al: Princesa.
Al la llamó brevemente mientras veía la brutal mirada alojada en sus ojos mientras ella miraba fijamente a Subaru.
Entonces, Priscilla cerró un ojo y dejó salir un breve suspiro.
_Priscilla: No sé por qué, pero parece que a mi sirviente le agradas. Al, quien te salvó la vida... No, no hay necesidad de agradecerle a Al. Suplica mi perdón. Si lo haces, te perdonaré.
_Subaru: ...Gracias por su generosidad y consideración. Entonces, ¿la respuesta a mi pregunta es...?
_Priscilla: Si piensas que yo traje a este plebeyo aquí, entonces estás en lo correcto. Él está presente porque yo lo llamé.
_Subaru: ¡¿Para qué?!
Subaru levantó la voz ante la asertiva Priscilla y cuestionó su propósito.
Los invitados no deseados llegaron uno tras otro. Subaru necesitaba saber qué clase de complot se estaba tramando aquí.
Sin embargo, ante la pregunta de Subaru, Priscilla simplemente ladeó la cabeza, y,
_Priscilla: Quizás porque parecía interesante.
_Subaru: …¿Interesante?
_Priscilla: Exacto. Disputas familiares distorsionadas, o la alegría y la tristeza que vienen de las relaciones. Esas actuaciones tan feas son muy emocionantes. De hecho, ¿lo ves? El Santo de la Espada y el Demonio de la Espada actuaron más bien como humanos. Tal vista es muy rara.
_Subaru: ¡PRISCILLAAA!
Esa perspectiva retorcida y desnaturalizada enfureció a Subaru.
Como dijo Priscilla, la disputa familiar de Reinhard era rara de ver. Y ese mar de amargura no era algo que necesitara ser conocido.
Si Heinkel no hubiera aparecido, una historia tan oscura nunca habría salido a la luz. Aun así, el abuelo y el nieto habían estado tratando de restaurar su relación.
Por haber estropeado eso—
_Al: Detente, colega. No tiene sentido que haya una pelea aquí. La pésima personalidad de la Princesa no es algo de un día o dos. Piensa en ello como algo de mala suerte... Las estrellas cometieron un error.
_Subaru: Si sabes que tu líder tiene una personalidad pésima, entonces deberías estar tratando de llevarla por el camino correcto. Es irresponsable sólo ser indulgente.
Con su único brazo, Al detuvo a Subaru mientras negaba lentamente con la cabeza.
Como su mano estaba agarrando la muñeca de Subaru, si algo pasaba, no podría desenvainar su espada tan rápidamente.
En otras palabras, estaba indicando que no tenía ningún deseo de luchar.
Al darse cuenta de esto, Subaru respiró hondo. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que él era el único que se había dejado llevar por su ira impulsiva.
Dejando a un lado a los forasteros, ni siquiera Julius y Ferris querían empezar nada; porque, como ésta era una reunión para las candidatas al trono, nadie quería considerar la posibilidad de que alguien saliera herido aquí.
_Subaru: ¡Pero entonces, por mucho que sufran sus corazones…!
_Emilia: Subaru…
Los ojos vacilantes de Emilia llamaron a Subaru, quien había estado sumergido en su furia. Sintiendo un tirón en la manga, Subaru también sabía que Beatrice le estaba dando su apoyo.
Sintiendo el apoyo de las dos, Subaru fue incapaz de inclinar la cabeza.
_Anastasia: La furia der feroz sabueso parece haber disminui'o. Me pregunto argo... Aunque no te envié una invitación, ¿cómo te enteraste de esta reunión?
Priscilla parecía dispuesta a marcharse y continuar con su agenda. Sin embargo, Anastasia aprovechó la oportunidad para detenerla.
Aunque el tono de Anastasia era suave, estaba bastante alerta.
_Anastasia: …Después de to'o, no se debe permitir que ande suerto un niño que habla demasia'o.
_Priscilla: No me hables con ese tono tan presuntuoso, se me están pudriendo los oídos. Soy más que capaz de seguir el ritmo de una ladina que piensa rápido.
_Anastasia: Caramba. No pue'o creer que no me estés tratando como un «plebeyo».
_Priscilla: Si no has visto lo que deberías haber visto, entonces ese nivel de ignorancia te coloca en la misma categoría que todos estos otros tontos. ¿Será que eres tan tonta como para querer que te ignore?
Ellas dos estaban inmersas en una batalla de palabras. Sin embargo, Priscilla quizás estaba provocando deliberadamente la retórica natural de Anastasia centrada en los negocios.
Anastasia acarició tranquilamente la bufanda que llevaba en el cuello.
_Anastasia: Que la información se haya firtra'o es bastante preocupante, ¿sabes?
_Priscilla: Todo lo que llega al oído de otra persona se ha filtrado de la boca de alguien sin precaución. Y cuanto más se aprende, más agujeros se pueden encontrar. No eres la única que observa y escucha a los demás. Esto es algo así.
_Anastasia: Ah, pero verás, creí que tú no te rebajarías ar espionaje pa' tratar con gente como nosotros.
_Priscilla: Un insecto volador zumba cerca de mi oído. ¿Pero qué puedo hacer sin conocer su ubicación? Tendría que atrapar al insecto utilizando mis ojos y mis oídos, que es precisamente lo que he hecho. Obviamente, lo mismo aplica para ti.
La implicación de Priscilla era que, al igual que en el caso de los insectos voladores, no había necesidad de pasar por alto ninguna información.
Subaru opinaba lo mismo que Anastasia. Era inconcebible que Priscilla hubiera adoptado las tácticas apropiadas y las hubiera puesto en práctica contra sus facciones enemigas.
Y el resultado de esa negligencia provocó las terribles condiciones de hoy.
_Felt: Ese señor es el padre de Reinhard, ¿cierto?
Ignorando la conversación, una voz frívola cambió el tema.
Todavía comiendo y con su boca manchada de salsas, Felt recorrió la habitación con su mirada y se cruzó con la de Priscilla.
_Felt: Después de todo, he tenido algunas experiencias en el Castillo, así que entiendo lo que estaba pasando en la conversación. No me interesan las relaciones familiares de este tipo. Pero si ese señor está contigo, entonces eso es otro cantar.
_Priscilla: ...Ohh. Pero si es la niña de los suburbios.
_Felt: Aunque realmente no me preocupo por él, no soy ajena a él. Las tierras de la Casa Astrea son de hecho un salvavidas para nosotros. Salvo que ese tipo no le ha dado las tierras a Reinhard. El poder de la familia sigue en manos de ese señor.
Al lado de Felt, las mejillas de Reinhard se tensaron ligeramente.
Subaru se dio cuenta de la preocupación de Felt.
Como huérfana, Felt no tenía nada a su nombre, y actualmente utilizaba las tierras de Reinhard como su base, donde, poco a poco, fue acumulando apoyo.
Pero esas tierras no eran de Felt, sino de la familia Astrea, y Reinhard se las había prestado a ella.
Sin embargo, Reinhard no era el dueño de esas tierras. Incluso él las había pedido prestadas a la familia Astrea.
_Heinkel: Je. Parece que finalmente te has dado cuenta de la gravedad de la situación, idiota.
Heinkel intervino en la conversación con una expresión de orgullo y se reía insinuando un «como yo esperaba». Parecía como si hubiera estado esperando que el tema volviera a Reinhard y Felt.
_Heinkel: Es verdad. La cabeza de la familia Astrea sigo siendo yo. No le he pasado el puesto a Reinhard, ni pienso pasárselo. Después de todo, los incómodos asuntos de la política no deberían agobiar a nuestro ocupado Santo de la Espada.
_Felt: Como cabeza de la familia, debería estar avergonzado. Cuando fuimos a los territorios de los Astrea, sólo lo mantenían un puñado de funcionarios y doncellas con los ojos enrojecidos. Ahora que lo hemos estado restaurando, ¿realmente se atreve a volver a gobernarlo?
_Heinkel: Aunque sólo sea de nombre y aunque sea irresponsable, sigo siendo la cabeza de la familia. Y lo que es más, ¿no han empezado a mejorar mis tierras? La gente debería estar clamando en apoyo de su Lord ahora. Mi gente me quiere tanto que me conmueve hasta las lágrimas.
Heinkel se burló implacablemente de Felt, quien trató de tragarse su ira.
Ante esas viles y venenosas palabras, los ojos de Subaru se tornaron blancos de rabia. La habitación estaba llena de miradas de ira y odio.
Ahora estaba claro. Ese hombre era completamente anormal.
_Heinkel: Es tal y como dice tu sentido de crisis, líder de Reinhard. Los territorios de los Astrea son míos. Sin embargo, nunca te apoyaré. ¡Puedes ver claramente a quién apoyo!
Heinkel estaba de pie como en un escenario, esperando aplausos. Él señaló a Priscilla, una clara declaración de que apoyaría a una candidata diferente a la que apoyaban su hijo y su padre.
_Heinkel: He oído hablar de tus logros en el último año, ocupando mi lugar como Lord de esas tierras. Además de estar de acuerdo en que has tenido grandes logros, también diré — que ya es hora de que abandones esas tierras. Si lo entiendes, date prisa y dámelas…
_Priscilla: Ey, plebeyo.
_Heinkel: —¿Ehh? ¿Qué pasa, Priscilla-sama? Estoy haciendo algo muy importante ahora mismo.
_Priscilla: Cállate.
La violencia resultante tenía que ser vista para ser creída.
Poco después de terminar de hablar, Priscilla abrió su abanico ante Heinkel, quien abrió los ojos de par en par. Siguiendo el movimiento del abanico, una ráfaga aterradora golpeó el esbelto cuerpo de Heinkel con un poderoso impulso, mandándolo al suelo.
Los ojos de Heinkel quedaron en blanco, habiendo perdido el conocimiento después del impacto. Pero el ataque de Priscilla fue un paso más allá.
Ella lo levantó del suelo con una patada, y rápidamente levantó su mano para golpearlo nuevamente.
_Al: Princesa, calme su ira. Si no, él morirá.
_Priscilla: …
Antes de que Priscilla pudiera dar el golpe final, Al la detuvo sujetándola de la muñeca. Él había previsto que ella daría rienda suelta a su indignación.
Priscilla se giró entonces hacia su sirviente con casco.
La mano de Priscilla estaba sosteniendo una espada carmesí. Tenía una curva de estilo occidental y una hoja estrecha, pero estaba grabada con llamas en forma de ola. Incluso a primera vista, era una espada inusual, habiéndose materializado en un abrir y cerrar de ojos en la mano de Priscilla, y desapareciendo de ella igual de rápido.
Al ver que la espada desapareció, Al liberó lentamente la muñeca de Priscilla.
_Al: En serio, deme un respiro. Incluso desenvainó su espada Yang; eso no es bueno para mi corazó— ¡gah!
_Priscilla: Eso fue muy grosero, Al. ¿De quién recibiste permiso para atreverte a tocar mi impecable piel? Te ganaste mi favor por capricho, así que profanar mi cuerpo es un mero sueño que yace al final de otro sueño.
Con su mano libre, Priscilla golpeó con fuerza el estómago de Al.
Ella exhaló por la nariz, y luego miró al lastimoso Heinkel que se retorcía en el suelo.
Después de presenciar la mirada brutal en sus ojos, sin duda se lo merecía. Sin embargo, lo que dijo Al también era cierto.
_Priscilla: Sin embargo, hay algo de verdad en lo que has dicho. Sería excesivo matarlo.
_Al: Si así lo cree... entonces espero que sea más gentil conmigo en el futuro—gah.
_Priscilla: Silencio. No soy un demonio. Te permitiré lamerme los pies más tarde como recompensa.
_Al: ¡No lo diga como si eso me excitara! ¡Eso conducirá a malentendidos!
Al, que había caído de rodillas después de recibir el golpe, se defendió desesperadamente, pero no recibió la atención de Priscilla. Con sus rojos ojos del color de la sangre, y luego de haberse calmado por el momento, ella dirigió su mirada a Heinkel y chasqueó los dedos.
_Priscilla: Schultz. Saca a este plebeyo de aquí. Aunque es idiota, parece ser un recluta que vale la pena. Considerando lo que requirió todo esto, sería una lástima renunciar a él.
_Schultz: Como ordene, Priscilla-sama.
En respuesta a su llamada, otra figura entró en la sala.
Parecía un niño demasiado joven que había estado esperando en el pasillo.
Tenía rizos rosados y esponjosos, una figura delgada y femenina, un agradable rostro y una voz aguda que indicaba que aún no había llegado a la pubertad. Ver a un niño subdesarrollado vestido con un uniforme de mayordomo no era ético.
Un joven que, sólo por las apariencias, parecía de la edad de Beatrice.
_Schultz: Me disculpo, Heinkel-sama.
Schultz tomó los pies de Heinkel y comenzó a esforzarse para sacarlo fuera. Obviamente, era muy poco razonable esperar que un niño pudiera sacarlo. Sin embargo, Schultz no se quejó de la orden de Priscilla, y al mismo tiempo trató a Heinkel con una actitud de respeto.
_Al: Schultz-kun siempre trata de ser valiente y fuerte, sin importar el tipo de orden que reciba. Princesa, necesita recordar elogiarlo más tarde.
_Priscilla: Eso es natural. Es mi empleado y me sirve de todo corazón. Ese estado indefinido no es simplemente una lealtad tonta e imprudente. Le permitiré más tarde que me lama los pies.
_Al: Schultz-kun no se daría cuenta de que está bromeando y haría exactamente lo que le pide con lágrimas en los ojos. Por favor, dele una recompensa más normal.
_Priscilla: Mmm... Entonces quizás le dé el honor de ser sostenido por mi cuerpo mientras duermo.
_Al: …Bueno, eso no debería ser un problema. Pero ahora quiero estar en su lugar.
Ese fue el diálogo apático entre Priscilla y Al mientras veían a Schultz y Heinkel irse.
Finalmente, todos los forasteros habían sido removidos. Ahora, sólo quedaban los miembros de las facciones de la Selección Real.
_Felt: Entonces, ¿qué va a pasar con ese tipo? ¿En serio quieres alejarnos del territorio Astrea para debilitarnos?
_Priscilla: No tienes que tomarte en serio las palabras de ese plebeyo. ¿No fuiste tú la responsable de la revitalización de ese territorio? Si el Lord regresa a su casa con la intención de ahuyentarte, ¿quién lo seguirá? Aunque la gente es tonta e ignorante, no son unos tontos sin corazón que olvidan a quién deben dar las gracias. Si creas una ola grande, correspondientemente una ola grande volverá a ti. Él no podrá convocar ninguna ola.
_Felt: ... Entonces, ¿por qué invitaste a ese tipo?
_Priscilla: Ya se ha dicho, ¿no? La situación me pareció interesante. Tarde o temprano, todo lo que quiero estará en mis manos. Eso es un hecho comprobado. En ese caso, sólo variará la ruta. Y esa ruta la decido precisamente yo. Al final, lo traje como un juguete para matar el tiempo.
No importa lo que pase, el resultado no puede ser cambiado.
La absoluta confianza que Priscilla tenía trascendía el sentido común e imponía irrazonablemente su voluntad sobre el mundo. La única manera de lidiar con ello sería rendirse e inclinarse, o combatirlo con una actitud similar. Y, por lo tanto,
…
Aquí, cuatro candidatas la miraron directamente sin vacilar en una expresión de confrontación. Aceptando esas miradas, Priscilla dejó salir una risa cordial y encantada.
_Priscilla: Excelente. El resultado ha sido decidido, pero el viaje naturalmente tendrá su parte de feliz emoción. Yo misma he decidido que todas ustedes están por encima de los plebeyos. Y, una vez que se hayan hecho dignas de ser mis oponentes... entonces, yo misma, por supuesto, les daré la bienvenida con todas mis capacidades.
«Aún no son dignas de ser mis enemigas», ese era el juicio que Priscilla acababa de hacer.
No, ella lo había dicho hacía mucho tiempo. Todavía trataba a Emilia como a un insecto. Ella no las veía como enemigas en absoluto.
Entonces,
_Felt: Me aseguraré de hacerte llorar y lamentar esa arrogancia.
La declaración de Felt reflejó exactamente la voluntad de todos los ocupantes de la habitación.