« Cuando termine tu contrato con Emilia, volverás a ser un espíritu libre, ¿verdad? »
« Bueno, supongo que así será. Pero, aunque sea libre, mi poder es muy inmenso. Alguien común y corriente como tú no sería capaz de proveer el maná suficiente para mantenerme. Además, sin importar quién sea, no tengo ninguna intención de contratar alguien que no sea Lia. »
« Entonces, el maná para mantenerte… ¿realmente es demasiado? »
« Sí. Para explicarlo de alguna manera, Subaru, digamos que tratas de controlarme; incluso tomando el maná del ambiente… Mmm, supongo que te agotarías en más o menos, un día. »
« ¿Eh…? Eso suena más duro de lo que me esperaba. ¿Pero con eso bastaría para que pudieras pelear? »
« Solo si ese día del que estamos hablando yo no estuviera materializado y tú solamente estuvieras llevándome. En cambio, si me materializara, mmm… supongo que te dejaría seco en cinco segundos. ¿Quieres intentarlo?»
« Va a ser que no. Pero hombre, en serio, ¿qué ha pasado con eso de que yo tengo afinidad con los espíritus? »
« Si hablamos de esos espíritus de por aquí, sería algo completamente distinto. Pero incluso si fuera así… mis circunstancias son especiales. Después de todo soy un espíritu especialmente hecho para Lia. »
« — »
« La idea de utilizarme, aun después de que mi contrato con Lia se rompa, haciéndola enloquecer, está teniendo algunos contratiempos. »
« No te pedí que hicieras todo esto para conmocionar o enloquecer a Emilia. Pero… ¿Me estás tomando el pelo? Supongo que mis ideas eran erróneas, entonces... »
« Lo siento. E incluso suponiendo que probablemente funcione, está el problema del anclaje… de hecho, ya que estamos aquí, podríamos haber sido capaces de hacer algo al respecto. »
« Anclaje… ¿Algo como el cristal que tiene Emilia en el cuello? »
« Ese es realmente especial. Pero con suerte debería haber algo hecho del mismo material por aquí, y podríamos al menos averiguar algo si tomamos prestado un trocito de ese cristal. Pero, de cualquier forma, incluso si estoy encerrado dentro del cristal y me quedara allí, el maná no es… »
« —Entonces, hay algo que quiero preguntar. »
« ¿Hm? ¿Sí? »
« Dejando de lado si es un contrato, ¿es posible tenerte encerrado dentro del cristal si tú estás de acuerdo con ello? Mmm, siempre y cuando ahí haya suministro de maná. »
« Correcto. Pero, encontrar ese suministro de maná sería increíblemente difícil. Porque estaría literalmente drenando el maná, en mi caso. Absorbiendo y absorbiendo, hasta que estés incapacitado… »
« — »
« …¿Subaru? »
« Dime una cosa, Puck. »
« ¿Mmm? »
« Esos reemplazos para el cristal que mencionaste, ¿dónde puedo encontrarlos? »
※ ※ ※ ※ ※
—Un cristal azul estaba adentrándose dentro del hombro derecho del tigre, expulsando una tremenda luz.
Ni pulido ni lijado, la punta filosa del cristal cortado se encontraba dentro de la piel del animal, donde arrebataba la vitalidad de la criatura y la desviaba lejos.
_Subaru: ¡—ghh!
Deslumbrado por la luz, Subaru cayó hacia atrás como si fuera empujado por fuertes vientos. Cayó de culo y se retiró mientras observaba la escena delante de él, donde el tigre aún tragado por el humo aún no se había dado cuenta de la alteración de su propio cuerpo.
Ese cristal era tan grande que ocupaba toda la mano, y drenaría vorazmente el maná de las criaturas en las que sea clavado. El mero hecho de tenerlo guardado en su bolsillo había cansado a Subaru increíblemente.
¿Qué efecto provocaría cuando fuera aplicado directamente en el cuerpo? La respuesta estaba justo enfrente suya.
_Garfiel: —Auh, ¿¡Aaaghh!?
La niebla se despejó.
Para cuando se liberó de la obstrucción visual de la niebla y la confusión forzada por la magia, el tigre —Garfiel— ya había perdido la mayor parte de su carne animal, volviendo a su forma original como un joven humano.
Su pelo se desprendía y caía al suelo. Sus extremidades tan extensas como troncos atados regresaban a un grosor normal. Sus colmillos y garras se contrajeron, y su esqueleto crujía mientras volvía a su forma humana.
Quien más se veía desconcertado por esta transfiguración era el propio Garfiel.
Sus ojos se abrieron en conmoción al ver que había perdido su forma bestial y había vuelto a su cuerpo original. Él levantó los brazos, mirándose las manos humanas con ojos temblorosos y dorados.
_Garfiel: Qué, ridícu… qué, demonios…
_Subaru: Te lo dije, Garfiel. —No me meto en peleas que no puedo ganar.
La cabeza de Garfiel se levantó para mirar a Subaru.
Subaru se limpió la parte de atrás de su ropa cuando se puso de pie, con su rostro hinchado, pero con una sonrisa insidiosa. Garfiel comprendió la alternación de su cuerpo, y el hecho de que estuviera severamente herido. Giró su cabeza, para darse cuenta del objeto foráneo incrustado en su hombro.
_Garfiel: ¿Qué cojones, es'sto? No, esta cosa es…
_Subaru: Estaba bastante seguro de que reconocerías esa luz. Los dos deberíamos reconocerla.
_Garfiel: ¡Tú! Bastardo, dónde… conseguiste…
_Subaru: Obvio. —Del cristal de Lewes Meyer. Es uno de los cristales de la reserva para mantenerlo funcionando.
—El laboratorio en las profundidades del bosque.
Lewes Meyer se convirtió en la piedra angular de la barrera para proteger el Santuario. El cristal que la mantenía atrapada y eternamente cristalizada dependía de cierta fracción de las dobles para mantener sus funciones.
En intervalos regulares, las dobles de Lewes conmutarían los mecanismos de conducción dentro de la baja base del brillante cristal. Y por supuesto, había una cantidad finita de esos cristales. El suministro del Santuario se acabaría tarde o temprano, y ya no funcionaría para mantener sus facultades.
_Subaru: Lo que significa que tienen que traerlos aquí regularmente junto con comida y materiales. Cuando se es uno de los patrocinadores de Roswaal, hay bastantes oportunidades para tomar, digamos, uno de ellos.
_Garfiel: Pero… con solo hacer eso… apuñalándome, no puedes, drenar mi fuerza así como así… ¿Qué maldito, truco pusiste…?
_Subaru: Bueno… ¿Quizás hay un absurdo e insaciable monstruo dentro del cristal?
Con la respiración entrecortada, Garfiel se esforzaba por hablar.
Se palpó el hombro, intentando sacar el cristal de alguna manera—pero el cristal azul prácticamente rechazaba los dedos de Garfiel mientras se quedaba tercamente en su carne, firmemente.
Dando un profundo suspiro, Subaru relajó su cuerpo mientras se giraba para ver detrás suya.
Observó a Emilia, quien calladamente lo miraba desde arriba. Incluso a ella le debió parecer que su situación estaba abocada al desastre.
De todas formas, ella nunca intentó parar la batalla de Subaru. Esta misma chica que previamente había intentado detenerlo frenéticamente al verlo pelear en batallas pasadas, testaruda e irracionalmente, tanto ella como él.
Incluso Subaru comprendió que entre ellos había algo que definitivamente no podía llamarse confianza. Desde luego, ese algo entre ellos aún no podía ser descrito con palabras.
El cristal había detenido las acciones de Garfiel.
Emilia debería haberse dado cuenta de algo al ver ese resplandor, pero ella no sabía qué era. Aun así, no había ningún problema en que ella no lo supiera. Por el momento.
_Subaru: Mírame, Garfiel.
_Garfiel: ¿Eh…?
_Subaru: Si deseas pararme, entonces hazlo con tus propias manos. No te dejes llevar por esa sangre adentro de ti, que no te deja controlar lo que estás haciendo. Eres tú quien se burla de los demás.
Caminó hacia delante.
Su cuerpo crujía, con sangre goteando sin pausa de cualquier lado.
Su vida se derramaba, pero no tenía intenciones de pararse o de dejarse detener.
_Subaru: Estás intentando detenernos. Nosotros te detendremos. —Emilia desafiará la Tumba. El Santuario será liberado. No tenemos tiempo para quedarnos sentados en un punto muerto.
_Garfiel: ¡Sólo estás diciendo cualquier mierda que te da la gana! ¡Quién demonios te preguntó! ¡Quién cojones te dio permiso! ¡Este lugar, así como es, quedándose tal cual, sin ningún cambio, está bien así!
_Subaru: No es como si pudiera quedarse sin cambios, quedarse estancado, así por siempre. Alguien se habría dado cuenta de eso… hace siglos, antes de que el lugar terminase así.
_Garfiel: ¡Hay gente! ¡Que no quiere que cambie! ¡Que quiere que se quede igual!
_Subaru: Sé que todo iría bien si tú pudieras quedarte eternamente reinando como el guardián del lugar, manteniendo todo sin ningún cambio. Pero, verás, hay cosas que no puedes lograr solo, sin importar cuánto lo intentes.
Tanto el paso del tiempo como las nuevas generaciones, tarde o temprano dejarían atrás a Garfiel.
Tarde o temprano, él perdería el poder necesario para proteger el Santuario sin cambios.
_Subaru: Al igual que nos hemos unido para acorralarte, llegará un momento en el que no lo podrás manejar por tu propia cuenta. En cualquier segundo.
Subaru caminó, para llegar a donde estaba Garfiel.
Garfiel agarró el cristal de su hombro, con la respiración entrecortada miró a Subaru con firmeza, quien le devolvía la misma mirada.
Ambos sabían que lanzar solamente palabras entre ellos no bastaría.
Y por eso—
_Subaru: Desplómate, Garfiel. Contempla el poder de la numerosidad.
_Garfiel: ¡Debe de haber otras malditas maneras de'ecir eso!
Garfiel rugió.
Un puño subía desde abajo, pero flojamente. Con el cristal drenando su energía, escasas fuerzas quedaban en Garfiel. Subaru relajadamente ladeó la cabeza—y no logró moverse como quiso, comiéndose un golpe en la cara. Su visión dio vueltas.
_Garfiel: ¡Eres tú el que está acabado! ¡Y entonces mi asombroso ser derrumbará la tumba abajo, y tú y los demás, los mantendré aquí hasta que se mueran!
_Subaru: ¡Entonces esa mierda era lo que estabas planeando, eh!
Subaru respondió estirando sus vacilantes piernas y sacando un puñetazo hacia arriba. Inevitablemente, el puño golpeó la cara de Garfiel. Por primera vez en la batalla, Subaru acertó un golpe.
Con una postura penosa, con el centro de su cuerpo inestable y sus brazos sin extenderse completamente, su puñetazo fue más lamentable que las rimas del Equipo Rocket.
Naturalmente no podía esperar que ese golpe fuera tan fuerte como quisiera, pero contra el actual Garfiel, era más que suficiente.
_Garfiel: —Gh, ghaug.
En estos momentos, sumado a sus heridas corporales, el maná que mantenía su cuerpo estaba siendo drenado de su núcleo. Garfiel se mantenía al borde de la incapacitación marcial, y el ataque de Subaru sería el golpe decisivo para arrojarlo al suelo.
Pero,
_Garfiel: ¡No funcionará!
_Subaru: ¡Ghhge!
Los dos pies de Garfiel pisotearon el suelo tan fuerte como pudieron, bajando su postura mientras dirigía su codo hacia el estómago de Subaru. Éste gritó, pero utilizó su cabeza para golpear la frente de Garfiel con un cabezazo. Ambos retrocedieron ante el dolor de sus cráneos a la vez que dirigían sus puños cuando levantaban sus cabezas, ambos acertando su golpe.
Al impactar los puños de ambos en la mejilla del otro, la sangre empezó a fluir de las narices de los dos. Subaru estaba en el límite del daño físico, mientras que Garfiel estaba, incluyendo factores mentales, en estado crítico.
El resplandor del cristal en el hombro de Garfiel se volvía cada vez más tenue.
Eso quizás demostraba que Garfiel ya casi no tenía maná. O, dicho de otra manera: demostraba que la batalla estaba llegando a su fin.
_Subaru: ¡—Ghhabh!
_Garfiel: ¡Que te'stás durmiendo!
En cuanto bajó su guardia, su puño impactó en su mejilla, enviando su cara al suelo de un golpe.
Por un momento, el golpe mandó a volar su consciencia, pero inmediatamente rechinó fuertemente sus dientes; el dolor de sus dientes rompiéndose hizo que su consciencia volviera.
No podía confiar en más trucos para evitar caer inconsciente. Ahora el objetivo se comportaba de una forma diferente, con una singularidad de otro planeta. Subaru tendría que resistir todo el dolor por su cuenta.
Negligencia. Presunción. Idiotez.
Subaru siempre sería débil, y nunca serías superior en una pelea.
_Subaru: Y por eso… ¡No puedo estar relajándome!
_Garfiel: Ggha!
Estiró su brazo izquierdo para enganchar a Garfiel por el cuello, enviándolos a ambos al suelo. Con su cuerpo maltratado, Subaru hizo muecas de dolor mientras intentaba levantarse, y entonces un dolor atroz atravesó su brazo izquierdo, quedándose tirado en el suelo.
Cuando miró, vio los colmillos de Garfiel mordiendo en la parte superior de su brazo.
_Subaru: ¡Geeuhe!
_Garfiel: —Ghggg!
_Subaru: ¡Aaaihg! ¡Suelta! ¡Eso duele, cabrón!
Subaru golpeó a Garfiel en el rostro para hacer que lo soltara. Su brazo se liberó cuando sus colmillos se aflojaron, pero con una extremidad perforada hasta el hueso no tenía esperanza de que se moviese. Y su brazo derecho—