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100% En la oscuridad tú eres mi luz / Chapter 2: Capítulo 2 Prejuicios

Capítulo 2: Capítulo 2 Prejuicios

Disparos y gritos que venían de la entrada resonaban dentro de los departamentos Arcadia, al poco tiempo se escucharon los sonidos de las patrullas llegando en todas direcciones, asustados sus gatos no dejaban de maullar corriendo por todo el piso hasta esconderse bajo el sillón de la sala.

—¿Pero qué está pasando? —Sarabi apenas alcanzó a voltear cuando sintió unos brazos grandes, tomarla por su estómago en un abrazo para colocarla en el piso y el enorme cuerpo de Vasili cubrirla casi por completo.

—No te muevas hasta que pase, intentaré llevarte a tu habitación, no tiene ventanas, ahí estarás a salvo. —Habló bajo contra su oído, todo su cuerpo se encontraba tenso por los sonidos de los disparos.

—Hay un detalle que estás olvidando Vasili, este es el quinto piso y dudo que las balas lleguen hasta aquí. —Sarabi aguantó su respiración estando en esa posición tan cercana.— Aunque no me molesta estar así—conociendo a Vasili él se apartaría dándose cuenta de la situación en la que estaban.

—¿Quién es el experto en armas aquí? Yo solía quitarle un habano de la boca a mi comandante con los ojos cerrados.

Sarabi ignoró su comentario, se escuchaba serio, con cuidado se pone de pie a modo de alerta, la toma en sus brazos cubriéndola todo el tiempo con su cuerpo para abrir la puerta de su habitación, la deja sentarse sobre la cama, cierra la puerta tras él no sin antes sentir como Bonnie y Clyde entran pasando por sus piernas para volver a esconderse bajo la cama maullando.

—Sigo diciendo que estás exagerando, la comida se va a quemar. —Se cruzó de brazos, ve en dirección donde creía estaba su puerta.

—Nos quedaremos aquí hasta que sea seguro salir y no se discuta más. —Él no se movía, se mantenía alerta a todos los sonidos de los disparos.

—Sí, papá.

Ella rodó los ojos suspirando suavemente cuando sus gatitos treparon para subir a su regazo buscando que su dueña les hiciera cariño. Sabía que cuando a Vasili se le metía una idea a la cabeza no había forma de hacerlo cambiar de parecer.

—Parece que vienen de la entrada principal, algo debió suceder en el edificio de junto, allí siempre se reúnen los vagos del grupo de Salvatore.

—¿La enorme bodega? ¿No era un taller de autos? —Se veía la confusión en su rostro volteando en dirección de la voz de Vasili.

—¿Y de dónde sacaste esa idea? —La volteó a ver alzando una ceja, ella seguía viendo con dirección a la pared mientras acariciaba a sus dos gatos en su regazo.

—Siempre que salgo a caminar puedo escuchar las herramientas con las que trabajan, metal sobre metal.

—Sarabi —Bajó a su altura apoyándose en una rodilla, toma su mano entre las de él— Por favor, ya hemos hablado de eso, no deberías salir sola a caminar por las calles, ¿Qué pasaría si pierdes el paso? ¿Y si alguien te ataca?

Ella solo suspiró, ante las palabras de su vecino, la discusión de siempre.

— Vasili no puedo estar encerrada todo el tiempo o depender de ti las 24 horas del día, estoy bien, jamás camino lejos, solo al parque o al trabajo. —Pudo sentir como Vasili se tensa, comenzando a protestar.

— Si tú crees que es así de fácil—Sarabi cubre la boca de él con su mano libre.

—Además, siempre encuentro a un alma caritativa que se apiada de una pobre ciega como yo. —Subió su mano por el rostro del hombre, le acarició la nariz de forma torpe y le pica un ojo para volver a hablar.— Muchas gracias señor, gracias, si no fuera por usted jamás habría vuelto a casa. —Dijo en tono burlón mientras le sujetaba su enorme nariz para moverlo y apartarlo de ella un poco.

—Bien, bien, si la señorita Nimue no tiene miedo de perderse con esta nieve, entonces la señorita puede ir a su trabajo mañana sin que la ayude a que no se resbale. —Declaró con una sonrisa burlesca.—Ya puedo escucharte en la entrada decir: ¿Vasili, vendrás conmigo? —hizo su voz más aguda.

— Quita esa sonrisa prepotente de tu rostro, —ella lo empujó riéndose — ¡Yo no sueno así!

—¿Y cómo sabes que estoy sonriendo?

—Puedo sentirla hasta aquí mi sexto sentido me lo dice. —Abrazó a uno de sus gatos contra ella, que maúlla más fuerte, muerde su mano para que la suelte para bajar de la cama.— Bonnie, qué grosera eres

— Déjamelo a mí. —Tomó a la gata con una mano y la lanzó fuera de la habitación, Clyde comenzó a rasgar la puerta maullando de forma aguda, Vasili lo tomó para sacarlo de la habitación también.— Sirvieron con honor, su propósito, los recordaremos.

— Eres incorregible. —dijo Sarabi.

Ella se recostó un poco en su cama para tomar un libro de su mesita de noche, lo abrió donde tenía un separador de madera con una mariposa tallada en la punta comenzó a pasar su mano lentamente por la página, se veía que se concentraba en lo que hacía, comienza a fruncir más el ceño.

—¿Cómo va tu práctica con el braille? ¿Aún es tu infierno personal? —Se acomodó con su espalda apoyada contra la orilla de la cama, viendo hacia la puerta cerrada como si esperara que alguien entrará por la fuerza.

—Estoy leyendo un libro infantil y aún sigo atrapada en el desierto con mi avioneta averiada. —Siguió moviendo sus dedos sobre las figuras, lentamente uniendo las palabras una y otra vez.— Mi jefa dice que he mejorado mucho, que ya tengo el nivel de lectura de un niño de primaria.

—Pues sí, te comportas como una niña de primaria. —Una almohada cayó al lado de él.— Que buena puntería, me diste en la pierna.

—Oh cállate, si te hubiera dado lo sabría, siempre te quejas como un niño. — Otra almohada aterriza en otra esquina de la habitación.

—Que madura eres. —Vasili guardó silencio unos momentos.— Sarabi, ya no se escuchan disparos desde hace rato, tú quédate aquí, voy a revisar. — se puso de pie para abrir la puerta saliendo de la habitación, pudo escuchar pasos y la puerta cerrarse una segunda vez.— ¿Podrías dejar de ser tan terca? —Se volteó para encararla, pero ella pasó de largo por completo para ir directo a la cocina, apagó la sopa de pollo que estaba preparando suspirando aliviada.

— Esta lista, menos mal que te preocupa, más una disputa de la policía con unos mafiosos que quemar mi casa. —Sonrió de medio lado con sus manos a la cintura, Vasili la ve fijamente unos momentos, ella iba con una falda larga color vino, un suéter negro y medias negras junto a sus botines, se veía preciosa.

— Lo siento, sabes lo que pienso de las armas, sé lo que pueden hacer, no puedo permitir que ocurra otra tragedia.

— Vasili, la guerra termino, estamos aquí tratando de sobrevivir, créeme cuando te digo que no podemos vivir con miedo, ya no. —habló firme viendo hacia la dirección de su voz, caminó para estirar su mano, él ofrece su brazo para que se sujete, ella aprieta su ante brazo sonriendo.— Esta es una nueva vida, una nueva oportunidad de olvidar todo lo que ocurrió, lo que hicimos y lo que perdimos. ¿Crees que puedas hacerlo?

Hace una larga pausa, en donde solo la veía cuidadosamente, veía sus largas cicatrices a lo largo de sus ojos, había veces en que se preguntaba de qué color habían sido antes de quedar completamente grises, ella siempre cambiaba de respuesta cuando le preguntaban.

—¿Vasili? ¿Puedes hacerlo?—Sarabi se veía más ansiosa, aprieta más su agarre contra su brazo, Vasili coloca su mano libre al rostro de ella, pasando ligero su pulgar por su mejilla para asegurarle que estaba bien.

— No es tan simple para mí dejar atrás todo lo que ocurrió, quizás me tomé otros cinco años, diez o más. —Él sonrió con un poco más de ánimo, ella también, aunque no podía verlo, lo sabía.— Pero si algo te puedo asegurar, es que nunca voy a dejar que te pase algo malo. —la soltó para ir a la cocina a servir los platos de comida.

—Supongo que no puedo pedirle trucos nuevos a un perro viejo —ella suspiró suave para ir a sentarse a la mesa sonriendo.

— ¿Es así como hablas de la persona que está sirviendo tu comida? Tengo a la mano una botella de salsa y pienso usarla, discúlpate — lo dijo de forma seria y burlona.

— De acuerdo, de acuerdo, lo siento, si me lo preguntas a mí, no te oyes más grande de 35 — sonrió apoyando su barbilla contra sus manos.

— Muchas gracias, que eso venga de ti significa mucho —le puso su plato y le da una cuchara, él se sienta con ella para empezar a comer con tranquilidad.

Unos fuertes golpes que venían de la puerta de enfrente hicieron saltar a Sarabi en su lugar tirando su cuchara y a Vasili ponerse de pie alerta.

—¡Policía de Alary! ¡Tenemos varias preguntas que hacerle señor Nóvikov!

— Vasili —Sarabi giró su cabeza a todos lados en pánico, se puso de pie pasando por la mesa tratando de alcanzarlo.— Están en tu puerta, no saben que estás aquí, quédate aquí y no hagas ruido, yo saldré para decirles que no has vuelto del trabajo. —Le habló en un susurro bajo, preocupada que puedan escucharla.

—¡Salga y ponga sus manos atrás de la cabeza! —Los golpes se hacían más fuertes.

—Sarabi, vete al cuarto y no salgas. —La apartó de él mientras caminaba en dirección a la puerta de entrada.

— Vasili, no, no lo hagas por favor. —Ella caminó más rápido intentando detenerlo.

—¡No nos obligue a entrar por la fuerza! —Se podía escuchar como se detienen de golpear, pero continúan gritando.

—Ya no vas a regresar, a los que se llevan, los desaparecen, por favor Vasili, no salgas. —Le rogó casi desesperada alcanzando su muñeca, no queriendo soltarlo, él se detiene unos momentos, se tensó sin respirar por un momento, dudando solo un momento, comienza a caminar en otra dirección llevándola con él.

—No va a pasar nada. —La volteó a ver, la sujeta de los hombros de manera firme para calmarla, abre la puerta de su habitación, la hace entrar y cierra la puerta.— Perdóname.

—¡Vasili! —Ella golpeó la puerta buscando abrirla en cuanto es encerrada.

—¡Es la última advertencia, señor Nóvikov! —Los policías iban a tumbar la puerta del departamento 35 A cuando otra puerta se abre abruptamente. 

—¡Dejen de hacer tanto escándalo! ¿Qué carajos quieren? —Usó su voz de comando, aturdiendo a los policías en el proceso, Vasili era mucho más alto que todos los 6 policías reunidos en el pasillo angosto de los departamentos.

—Señor Nóvikov, tiene que venir con nosotros para responder varias preguntas.

—Terminemos con esto lo más rápido posible, acabo de volver de mi trabajo, no he dormido nada desde anoche y no estoy de muy buen humor. —Los miró desde arriba con una expresión sería mientras los acompañaba, uno intentó sujetarlo de los brazos, pero es apartado como si no fuera nada.— ¡Iré con ustedes sin poner resistencia o iniciar una pelea por su propio bienestar! ¡Repito! ¡No hagan que me arrepienta! —Todos solo se tensaron para comenzar a escoltarlo por los pasillos y bajar las escaleras.

Dentro del departamento, Sarabi se movió lo más rápido que pudo chocando con una de sus mesitas, golpeó la puerta de madera al llegar para abrirla y salir apresurada.

—¡Alto! ¡Él no ha hecho nada! ¡No sé lo pueden llevar así! —Gritó con toda la fuerza que le salía de sus pulmones, se veía alterada tocando las paredes mientras trataba de alcanzarlos por las escaleras para llegar a los primeros pisos. —¡Vasili!

El enorme hombre no reaccionó a sus gritos que podían escucharse mientras iban bajando

—Jacoby, encárgate de ella, que regrese a su departamento y que no nos siga —Uno de los policías iba a darse la vuelta para subir de regreso, un brazo sujetando su cuello lo detiene.

—Le ponen la mano encima y pueden agregar a mi historial agresión contra un oficial de policía. —Vasili habló con seriedad apretando su agarre.—¿Nos vamos a quedar aquí todo el día? —lo soltó haciéndolo golpear uno de los barandales de la escalera, Vasili caminó más deprisa que ellos buscando ya no escuchar los gritos angustiados de Sarabi que hacían eco por las escaleras.

—No intentes nada más o nos obligarás a usar las esposas el resto del camino, tiene derecho de guardar silencio, todo lo que digas puede y será usado en su contra.

Vasili no responde, solo siguió caminando bajando las escaleras, llegaron rápidamente al lobby en donde había varios vecinos de los otros pisos observando todo, la señora Darling con una sonrisa de satisfacción al verlo salir rodeado de policías para meterlo a una de las patrullas.

—Les dije que ese criminal tendría su merecido. 

Al lado de los departamentos Arcadia se podía ver la conmoción, patrullas, policías acordonando el área, levantando cuerpos en bolsas negras, tomando fotografías y atendiendo a los heridos.

—Terminemos con esto— él subió a la parte trasera de una patrulla sin poner resistencia viendo al frente, dos policías subieron para irse de allí con él.

—¡No! ¡No! ¡Esperen! ¡No se lo lleven! —Sarabi había llegado al lobby, alzaba sus manos para guiarse, comenzó a tropezar con varias personas en el lugar al estar nerviosa, una de sus vecinas que estaba en la entrada la sujetó, evitándole salir fuera del edificio.

—¡Sarabi! ¿Estás loca? Hace demasiado frío afuera y ni siquiera llevas tu chaqueta, te dará una hipotermia. —Era la voz preocupada de una de sus vecinas del tercer piso, Mizuki Yamamoto, enfermera de la clínica local, madre de cuatro niñas.

—Mizuki, se lo están llevando, se están llevando a Vasili, por favor, llévame afuera con los oficiales. —le rogó sujetando sus brazos.

—Cariño, no puedes salir así, te llevaré con los que siguen adentro, están tomando el testimonio de varios aquí que vimos el tiroteo

Mizuki era una mujer baja, de cabello negro muy corto hasta su cuello, llevaba aún su delantal azul sobre un suéter blanco de lana con una falda larga negra para protegerse del frío, abrazó a Sarabi por los hombros frotando sus brazos con suavidad, tratando de tranquilizarla.

—¿Qué sucedió?

—La policía llegó a rodear el almacén al lado del edificio, yo estaba revisando el correo en el lobby cuando mi esposo me dijo que subiera por las escaleras, él escuchó los disparos antes que yo.

—¿Todos están bien? —Sarabi veía preocupada.

—Sí, todo ocurrió al lado, pero sí fue un gran susto.

—Ese hombre es él que buscan, siempre actuó muy sospechoso, saliendo toda la noche, haciendo quién sabe que en el día, siempre entrego todas las rentas en dinero en efectivo, ha llegado con sangre seca en su ropa. ¡Lo juro por mi vida oficial! ¡No es más que una amenaza! —Sarabi se detuvo al escuchar la voz de la señora Darling.— Espero que lo encierren de por vida ¿Puede creer que también abusa de una mujer ciega? Esa pobre chica, que los cielos se apiaden de ella, lo que debe de sufrir en las manos de ese cerdo.

—¿Sarabi? —Mizuki nota como Sarabi se detiene en seco en su lugar 

—Llévame hacia ellos Mizuki, por favor —lo dijo de forma tranquila.

—No debes de escuchar lo que Pamela diga, solo te arruinará tu día libre — Mizuki intentó llevarla en dirección a dónde estaba su marido, que hablaba con otros dos oficiales, Sarabi apartó su brazo camina de forma segura rumbo a la voz de la señora Darling.

—La pobre no quiere hablar de esos abusos, pero sus cicatrices lo dicen todo.

—Buenas tardes, yo soy la pobre ciega, quisiera que tomara mi testimonio también, ya que claramente, soy la persona más afectada en esta historia. — mantuvo una enorme sonrisa, el policía se gira para observarla, ve las cicatrices que surcaban su rostro desde sus mejillas hasta sus cejas, atravesando por completo sus ojos blancos por la ceguera.

— No se preocupe por nada, señorita Nimue, usted debería ir a descansar arriba, yo me encargo de todo. —la señora Darling intentó tomarla del brazo que es apartado por Sarabi casi en un manotazo, esto la hizo apartarse un poco, sorprendida por el arrebato.

—Creo que ha hecho suficiente señora Darling, puede retirarse, yo seguiré hablando con la policía. —la sonrisa se mantuvo, pero Sarabi frunció el ceño al estar tensa, se estaba conteniendo mucho de decir lo que verdaderamente pensaba.

—No es para ponerse así, yo solo quería-

—Muchas gracias, señora Darling, tengo que hablar con el oficial —Veía en dirección al oficial, ignorando a la señora Darling que se da media vuelta, ofendida.

—Soy el oficial Jules, ¿Qué puede decirme de lo sucedido? —Era un hombre de piel negra, de cabello muy corto, en un uniforme color azul marino oscuro, con chaqueta gruesa.

—Le puedo contar todo lo que vi. —Sarabi le sonríe de forma amistosa ganándose una sonrisa de él. Para continuar:

—Hablando en serio, se llevaron a un hombre inocente, nos encontrábamos en el quinto piso cuando escuchamos los disparos, estábamos comiendo cuando varios policías llegaron para llevárselo detenido cuando claramente no hay forma que él esté involucrado con lo que sucedió aquí, lo que haya escuchado de esa mujer, es mentira.

— En ese caso, no debe de temer, si él no está involucrado con el grupo Salvatore, entonces no debe de preocuparse luego de varias preguntas seguro lo soltaran para hoy en la noche.

—¿En verdad me puede asegurar eso? —Sarabi sujetó el brazo del policía.— Señor Jules, por favor, no quiero palabras reconfortantes, dígame, ¿A dónde se lo llevaron?

—Me temo que no puedo responder eso, el señor Nóvikov está detenido bajo sospecha de cooperación con el grupo criminal de Salvatore, no podemos permitir que se dé aviso si tenemos un testigo clave, es para su propia protección.

—No se moleste en darme explicaciones de cosas que yo ya sé — lo detuvo en seco alzando su mano.— Solo dígame a qué estación lo están llevando detenido, es un gran amigo y estoy muy preocupada, soy una mujer ciega, ¿Cómo puedo estar involucrada con un grupo de mafiosos?

—Me temo que no puedo ayudar, señorita, si su amigo no tiene ninguna relación con ese grupo, entonces lo dejarán ir, en caso contrario, como suele suceder con hombres como él, será procesado.

—¿Hombres como él? Me temo que no lo entiendo ¿Qué tiene él, exactamente? —Se cruzó de brazos aun con una sonrisa mezquina, ya no quería guardar apariencias, puede sentir como el policía se movió incómodo.— ¿Hay algo que le moleste?

—Seré honesto con usted, su amigo tiene el perfil de muchos trabajadores que hemos atrapado, del grupo de Salvatore, ex soldado que vienen de la llamada Madre Patria, de complexión grande, facciones toscas, ya sabe, un matón, si usted lo viera también diría lo mismo.

—¿Es un intento de chiste? —lo miró frunciendo el ceño.

—Es lo que es señorita, no me sorprendería que haya hecho un par de trabajos para ese grupo considerando que suele salir todas las noches y regresa hasta la madrugada por los testimonios que hemos reunido hasta ahora.

—Muchas gracias por su honestidad y por perder mi tiempo.

—Señorita, espere, necesito hacerle más preguntas

Sarabi lo dejó hablando sin despedirse para volver a las escaleras, rumbo a su piso, escuchó los maullidos en las escaleras, sus gatos estaban fuera del departamento, en el calor del momento olvidó cerrar su puerta, silbo para llamarlos. Entra a su departamento para tomar su abrigo verde de lana, sujetar su bufanda blanca junto a un gorro rojo, luego va a su habitación buscando con cuidado bajo unas tablas sueltas al lado de su cama, sacó un frasco metálico donde tenía mucho dinero escondido guardó varios billetes en su bolsa, no sabía cuánto dinero iba a necesitar para sacarlo, sintió como sus dos gatos comienzan a jugar intentando tomar sus manos entre sus patas.

—Lo siento, pero tengo que ir a ayudar a un gran tonto. —cargó a sus gatos uno por uno para apartarlos, se puso de pie, acomodó bien su bufanda para salir del departamento cerrando con llave. Tomó su bastón armándolo y comienza a guiarse para bajar otra vez, tomando las escaleras de emergencia, no tenía tiempo que perder hablando con los policías, tomó un atajo por la lavandería y salió por la puerta trasera de los departamentos.

El viento helado soplaba más fuerte que antes, Sarabi se sujetó bien de la pared para andar sin resbalarse por el piso congelado y la nieve acumulada, comenzó a contar sus pasos para dirigirse a unas calles más abajo de su edificio, a su trabajo.

En otro lugar, la patrulla de policía se movía algo lento debido a los caminos congelados, Vasili solo veía al frente, en completo silencio, los viejos edificios de departamentos de la Isla Alary se extendían creando una verdadera jungla de concreto los pocos árboles ahora solo eran troncos desnudos cubiertos de nieve entre sus ramas por el invierno. 

Se estaban alejando cada vez más, ya habían pasado un par de comisarías, donde él tenía conocidos en la fuerza que podrían ayudarlo, sin embargo, se estaban acercando peligrosamente a los puertos, eso nunca era buena señal, los puertos significaba dos cosas:

Extradición al país de origen donde te esperaba la muerte. Venta como mano de obra barata.

—¿No hace demasiado frío para ir a la playa? —Vasili veía hacia la ventana de forma aburrida, observando las olas de un mar negro combinado con la nieve que caía.

—No falta mucho para llegar. —Uno de los policías respondió.

—Oh bien, iré preparando mi número de código para animales grandes. — Ignoraron su comentario, doblaron un par de calles para llegar a la estación de policía del centro de la ciudad, la más grande de la isla, la patrulla se detiene en la entrada ambos bajan para abrir la puerta de Vasili, él sale de la patrulla, el auto se sacude por el movimiento de su peso al bajar, ambos se colocan a sus costados para sujetar sus brazos.

Un verdadero caos ocurría en la jefatura de policía, varias personas eran llevadas detenidas, diferentes idiomas colisionaban en un mismo espacio concurrido, Vasili destacaba por su altura, podía sentir varias miradas sobre él al caminar, llegan al frente de un escritorio donde un policía gordo de gran bigote revisaba varios papeles.

—Mierda, Polanski. ¿Y qué tenemos aquí? —Se dirigió a uno de los policías que lo escoltaban.

—Lo llevaremos a la sala de interrogatorios, Sánchez, llama al detective Truman que tenemos a uno grande del grupo Salvatore.

—Y no solo de estatura —Vasili respondió con una sonrisa cínica.—Tengo derecho a una llamada, imbéciles. ¿Me dejarán hacerla antes que todo esté circo empiece?

—¿Este hijo de perra se cree dueño del lugar o qué? —El oficial Sánchez alzó una ceja intentando no reírse.

—Sánchez, hemos escuchado suficientes historias, tenemos sospechas que él es el Carnicero de Giovanni. — Sánchez guarda silencio ante las palabras de Polanski, antes de soltar carcajadas más grandes.

—Entonces este gigante está más que jodido, ¿de qué te preocupas? —Vasili lo jaló de su corbata para hacerlo golpear la mesa del escritorio para darle un buen susto, sonrió un poco viéndolo alejarse de él sobando su cabeza.

—Oh, no me estaría riendo tanto, princesa —Vasili alza sus manos para que lo aprendan con esposas, Polanski sujeta a Vasili para moverlo a una celda de custodia con varios detenidos.

—Serás llevado a una sala de interrogatorios en cuanto el detective Truman regrese de la escena del crimen, antes de eso podrás usar el teléfono, solo tendrás una llamada de 5 minutos, aprovéchala bien.

—Vaya, me siento toda una celebridad, ¿Tanto teatro por solo unas preguntas? —Vasili se veía fastidiado de la situación, mientras se sentaba en una de las bancas contra la pared, varios detenidos se levantaron y se alejaron de él. —Despiértenme cuando sea hora.— Se acomodó cerrando los ojos.

Sarabi mantenía un paso firme, aunque quisiera apresurarse podía escuchar los reproches de Vasili en su cabeza repitiendo constantemente que caminara con cuidado, contaba los pasos que necesitaba para doblar en cada esquina, a solo cinco calles de su hogar se encontraba la plaza principal, una zona más alegre llena de farolas, juegos infantiles y un pequeño estanque ahora congelado que servía para patinar en esos días de invierno. 

Al atravesarlo se podía ver un pequeño distrito comercial, solía ser una sección de casas que lentamente se fue adaptando para convertirlo en una zona llena de locales y tiendas de todo tipo, en mejores temporadas, este lugar estaba lleno de vida con el sonido de la gente, los niños jugando en la plaza, los gritos de los diferentes puestos de comida y música local.

Sarabi acomodó su bufanda contra su cuello para ir a una de esas tiendas, se encontraba en una esquina alejada, era una casa de tres pisos angosta a la vista, de un color amarillo claro, con una simple puerta de madera roja y una ventana que era decorada con un letrero en letras grandes pintadas color azul y dorado.

Biblioteca "La Catrina".


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