Capítulo 100: 45: Suerte
—¿Por qué me llamas Noah? Noah era mi amiga en la escuela, mi nombre es Lucía.
—¿Amiga de Noah en la escuela? Noah nunca ha tenido amigas. Creo que deberías aprender a mentir mejor conmigo— sonrió. Si le digo quien soy y me recuerda, ¿Sería capaz de hacerme algo malo? Yo también lo molestaba en aquel tiempo. Creo que lo mejor será salir de aquí.
—Me iré a la casa.
—Los niños deben estar por regresar. ¿Por qué no me acompañas más tiempo?
—Estoy muy cansada y quisiera ir a descansar. Sé que ellos regresarán bien, ambos son adultos.
—¿Por qué me das un sinnúmero de excusas? No estarás pensando en que te dejaré ir allá afuera, ¿Cierto? — se acercó y retrocedí—. Me temo que eso no será posible. Creo que a ti menos que nadie le conviene que se enteren que estoy aquí. No te olvides de que estás encubriendo a un prófugo de la justicia y que dijiste no conocerme a los oficiales de hace un momento. Además de que dejándome llevar por la situación en la que te encuentras, creo que debes sentirte acorralada por tu hijo, ¿No es así? No has salido de la casa o gritado porque sabes que eso tendría una consecuencia muy severa, tanto para ti, como para tu hijo. No quieras hacerte pasar por lista delante de mí, ya conozco a las personas de tu clase. Eres fácil de interpretar, preciosa— es como si viera a través de mi. Ese hecho me tenía aterrada.
—No voy a hacerlo, pero prométeme que no me harás nada.
—Sería incapaz de hacerle algo a una mujer tan bella como tú, a no ser que juegues conmigo. Quiero que subamos a la habitación.
—¿Qué? ¿Para qué? ¿Qué vas a hacer? — pregunté nerviosa.
—No me siento seguro estando aquí abajo y más con esos oficiales alrededor de la casa. ¿Acaso estabas pensando en hacer cosas indecentes?
—¡Claro que no!— solté temblorosa.
—No me molestaría en lo absoluto. Creo que me he excitado con tan solo imaginarme esa escena— su risita traviesa, de alguna extraña manera me hizo ruborizar. Este hombre está loco.
—Subiré, pero no intente hacerme nada, por favor— accedí nerviosa, aún sin saber lo que planeaba hacer allá arriba. No tenía más opciones, ya que debía ganar tiempo hasta que llegaran mi hijo y mi nuera.
Subimos a una habitación, que claramente se podía apreciar que nadie se estaba quedando en ella. Me detuve en el medio de la habitación y escuché que cerró la puerta. Estaba tensa al saber que estaba a solas con un hombre y que no es cualquier hombre, si no un asesino que está siendo buscado por haber cometido tantos crímenes y, que aparte de eso, lo molestaba en la escuela. ¿En qué momento tuvo que ocurrir esto? ¿Qué debería hacer en esta situación? Mi hijo debe tener una explicación para todo esto, pero más Emily que es la amiga de él. A ese hombre no le conviene hacerme algo, ¿Verdad? Si lo hace van a descubrirlo. No me puedo confiar demasiado.
—¿En qué piensas? — por haber estado pensando en todo eso, Caden se fue a mi espalda y quise girarme, pero me lo impidió colocando su mano por alrededor de mi cintura. Estaba muy cerca y pude percibir un delicioso perfume; fresco y veraniego.
—No me toques, por favor— todo mi cuerpo se tensó y no me atrevía a mover ni un músculo.
—¿Por qué? No parece que te desagrade que lo haga. No pensé que te tendría así de cerca tan pronto— escuché su respiración agitada cerca de mi oído y una de sus manos retiró mi cabello hacia la espalda, dejando así mi cuello descubierto. No sabía qué debía hacer para detener lo que estaba ocurriendo—. Hueles muy bien— al sentir su aliento en mi cuello, un escalofrío me invadió y me solté sin pensarlo.
—Dijiste que no harías nada.
—No deberías poner palabras en mi boca, porque en ningún momento dije eso. ¿Por qué te haces la difícil? Incluso tus mejillas están rojas. Eres muy linda, hasta siento ganas de comerte— se acercó y retrocedí hasta chocar con la ventana de la habitación.
—¿En qué sentido?— pregunté asustada y esbozó una sonrisa.
—¿Vas a ilusionarte o a decepcionarte, si te digo que hablo en todo el sentido de la palabra? Algo me dice que estabas esperando una respuesta más explícita, ¿Me equivoco?— rio, y de los nervios no encontraba qué decir—. Puedo decirte los detalles, pero sería mejor experimentarlo por tu cuenta, preciosa— me dedicó una mirada que, a pesar de verse serena, sentía que me desnudaba con ella. Era inquietante esa sensación de tener su mirada fija en mi. Me sentía por debajo de él, tiene una presencia imponente, sin siquiera mostrarlo con hechos. No es la misma persona que conocí hace años. ¿Qué ocurrió con él que lo llevó a convertirse en esto?
—¿Qué te ocurrió, Caden? ¿Por qué has cambiado tanto? — pregunté curiosa al notar ese cambio tan drástico.
—¿De qué hablas? — hizo un gesto de confusión.
—Hace años no eras así. ¿Qué te llevó a convertirte en esto?
—Pensé que lo sabrías más que nadie. Y cuéntame, ¿Cómo era antes? ¿Débil, imbécil, inmundo? — sonrió—. Que tiempos aquellos, ¿Cierto? Eso era lo que decían todos.
—¿Tú sabes quién soy, Caden?
—No lo sé, tu dime. ¿Quién eres? O mejor dicho, ¿Quién crees que eres?
—Debes odiarme mucho, ¿Verdad? Yo no quería hacerlo, era muy inmadura y desconsiderada en aquel entonces. Sé que una disculpa no cambiará las cosas, pero realmente lo siento. Muchas veces le hacemos daño a los demás y no nos damos cuenta. Ese día en la guagua escolar dije cosas horribles, sin contar las veces que reía con los demás por lo que te hacían. Supongo que quería encajar con los demás y por eso lo hacía. Te juro que nunca fue mi intención herirte, Caden— se quedó en silencio por unos instantes, se veía pensativo e ido. De pronto, cuando creí que iba a reprocharme o a desquitarse conmigo, vi que forzó una sonrisa y se me quedó viendo.
—¿Así que tú eres otra de las que me faltaba? El destino y la suerte está a mi favor. ¡Que maravilla!
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