—¿¡Dónde están ustedes!? —habiéndose convertido en un alma, Yue Yan gritó en el canal del grupo.
En los complejos túneles de la mina, otros discípulos de la facción Nanhua habían huido por una buena distancia.
—Veamos si ese tipo grande todavía está allí... —después de haber visto a Yue Yan al instante ser asesinado por un golpe de martillo, Mo Xian sugirió con inquietud.
—Um... parece que no nos está persiguiendo —dijo un discípulo de la facción Nanhua.
En el momento en que lo dijo, escucharon pasos pesados provenientes de la esquina más cercana en el túnel de la mina.
Una gran figura apareció al final del túnel.
—Dios mío... ¡Nos está persiguiendo!
El grupo salió de la instancia, y se quedaron sin aliento.
En un golpe, Yue Yan dejó sus auriculares de realidad virtual y dijo: —¡Me intimidaste y me abandonaste, una pequeña hermana menor linda e inteligente! ¿Todavía eres humano?