Kong Dao respetaba a su padrino Duan Muque desde el fondo de su corazón. Sus instintos primarios, como los de una bestia, podían sentir que Duan Muque era como un padre para él, escondiendo su preocupación y cuidado en su corazón bajo su severo comportamiento paternal. Creía en sus instintos. Aun así, no se atrevió a pedirle nada fácilmente.
Por eso se puso en contacto con la Oficina del Presidente para informarle que iba a hacer un viaje a Marte. Presentó su solicitud a la oficina administrativa de la Tierra. La persona que le estaba transmitiendo su voz era una mujer con una voz muy melódica y tranquilizadora. La sentía vagamente familiar, pero no podía ubicar la voz y a quién pertenecía. No pensó mucho más en ello. Después de terminar la transmisión, se puso en contacto con el ejército marciano.