La fuerza de Leo empezó a sacudir mi cuerpo y la misma me llevo a chocar contra la pared del callejón.
Gracias a eso, pude explorar el pasado de ese ser quien me traicionó.
Supe que fue una especie de creación/hijo del hombre que asesiné al frente suyo. En un primer indicio, su propio creador no lo quería ni deseaba seguir respirando el mismo aire en esa oscura habitación, razón por la cual huyó dejándolo solo y expuesto a la interperie.
Después empezó a trabajar el conocimiento que adquiría de otras fuentes y no la de su progenitor, que empezaba a olvidarse momentáneamente de la atrocidad que había cometido: intentando jugar al papel de ser un dios.
Leo había empezado a matar a los familiares de su creador, pero sentía dolor en cada asesinato. Siguió hasta los confines del mundo para hallarlo y obligarlo a hacer algo que había jurado no volver a hacer.
Pero esta vez, su creador se sintió que podía cambiar eso y decidió luchar en contra de su creación. Razón por la cual lo llevo a hacer experimentos en si mismo y lo convirtió en una especie de nigromante. Luego se le pasó por la cabeza que debía crear a otro monstruo para poder vencer su otra asquerosa creación. Y ese nuevo monstruo resultó ser yo.