Lucien entrecerró los ojos, su monóculo reflejaba la fría luz de la primavera.
El mensaje en la carta estaba compuesto de palabras recortadas de periódicos, y el papel había sido elaborado con hechizos de adivinación a prueba de rastreo. No obstante, la persona que envió esa carta, obviamente, había subestimado lo bien que Lucien había dominado la Astrología de rango sénior.
Lucien sacó la carta anónima y la colocó debajo de su bola de cristal Luz Diurna. Había una mirada prohibitiva en su rostro. Puso ambas manos sobre la bola de cristal y la acarició a un ritmo concreto.
La bola de cristal se atenuó y se volvió negra rápidamente. Brillantes estrellas emergieron en su interior. Mientras tanto, el reloj del Cetro de la Arcana que lucía Lucien también empezó a cubrirse por una tenue capa de luz estelar. El sol en miniatura y las constelaciones incrustadas en la placa empezaron a girar en silencio.