Cuando llegaron al hotel, Mo Xiaomeng salió del auto y quiso decirle gracias y adiós.
Inesperadamente, él le tomó la mano y la llevó al hotel.
Mo Xiaomeng dijo aturdida: —Eh... sobre eso... no tienes que acompañarme arriba, puedo hacerlo yo misma.
Ye Sijue no dijo una palabra, sólo la empujó al elevador y subió al piso 18.
Una vez que llegaron a la habitación 1808, la miró y le preguntó: —¿Dónde está tu tarjeta de acceso?
La pareja ahora estaba parada afuera de la habitación del hotel. Sin embargo, con esa extraña actitud suya, Mo Xiaomeng no iba a entregarle su tarjeta de acceso sin importar lo estúpida que fuera.
Escondió su bolso detrás de ella y le preguntó con cautela: —¿Qué estás tratando de hacer?
Al ver lo ansiosa que parecía, Ye Sijue se rio entre dientes.
Afortunadamente, esta pequeña no era irremediablemente estúpida y sabía que debía ser cautelosa con las personas.