Dejó el vaso completamente vacío sobre la mesa, agarró su bolso, documentos y se fue en su automóvil. El pequeño demonio en su hombro se rio, burlándose de su ingenuidad al pensar que marcaría la diferencia si ella se mudaba a casa.
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Con el paso del tiempo, Huo Yunting se recuperó gradualmente de la agonía de perder a su madre. Parecía seguir adelante, dejando el equipaje que ya no tenía que cargar.
Y siempre debía haber alguien nuevo en el incidente, justo cuando la tormenta comenzaba a disminuir.
Residencia de la Familia Huo en la capital.