Lu Zhaoyang volvió a su escritorio y estudió la pantalla de su computadora, la cual estaba en blanco, mientras que cada tanto miraba la entrada de la oficina.
Diez treinta, dijo él. Debería estar a punto de irse.
Como era de esperar, Huo Yunting apareció en la puerta unos minutos más tarde, marchándose del edificio de la oficina.
Para entonces, las palmas de Lu Zhaoyang estaban sudando mucho. Estaba preocupada de que Huo Yunting fuera a notar algo extraño.
—¡No luces muy bien,Hermana Zhaoyang! ¿Estás enferma?
Una pequeña y fría mano descansó en su frente.
—Es muy fácil caer enferma con este clima. Deberías ser más cuidadosa, ¿y si te da fiebre?—Lin Yazhi removió su mano y la frotó—. Parece que estás sudando.
Lu Zhaoyang empacó sus cosas y respondió vagamente:—Me siento un poco mal. Supongo que voy a pedir una licencia en recursos humanos y me voy a ir a casa.
Lin Yazhi la animó.—¡Ve, ve, recuerda tomar mucha agua!