La ventana tenía una apertura, el aire fresco movía la cortina y a la vez servía para ventilar el aroma de la habitación.
A medida que despertaba, se encontró acostada en la cama. Sentía su bajo vientre muy hinchado y percibía una persistente sensación de ardor entre sus muslos.
El lugar a su lado en la cama estaba vacío. Parecía que el hombre se había ido.
Con esto en mente, ella sabía que podía ocupar toda la cama sin problema.
Alcanzó con su mano la colcha y se cubrió completamente con ella, como si se enterrara en ella. Estaba enojada consigo misma; su corazón se retorcía mientras se daba vueltas en la cama.
Aún podía detectar el leve aroma del hombre y, aunque se sentía resentida, no tenía la fuerza para quitarse la colcha.
Se bajó de la cama y observó la habitación. Era increíblemente grande.
Salió de la habitación y entró al salón. El piso de mármol se sentía frío bajo sus pies descalzos.