—Lo hiciste muy bien hoy, Aaron…
—¿A qué te refieres?
Él se sentía muy bien y coqueteaba con ella.
—Sin tomar en cuenta lo de la cama, ja, ja…
Mu Wanrou apuntó con su delicado dedo hacia el pecho de Aaron. Ella se veía sensual y de ensueño.
Él estaba, sin querer atraído, por su apariencia encantadora y no pudo evitar que su cuerpo se inclinara hacia ella.
—Wanrou…¿Podemos hacerlo otra vez?
—No, estás siendo codicioso. Acabamos de hacerlo dos veces. ¡Basta ya!
—¡Ja, ja! Está bien, está bien. Me detendré.
Obediente, la dejó ir.
Ella se levantó. Se veía elegante y majestuosa después de volver a maquillarse.
Quiero ver cómo te escaparas de esto, Yun Shishi.
El Santana rodaba hacia Valle Lago Taihu Oeste.
Sin embargo, segundos después, se veían luces delanteras brillantes desde atrás.