—Bloody Mary, la aristócrata de los tragos —respondió Shen Zhilie y le guiñó un ojo.
Yu Lili se rio, empujó el trago hacia atrás y dijo:
—Lo siento. Prefiero el vino tinto.
—¿Quieres una botella?
Yu Lili puso suavemente su mano sobre la de Shen Zhilie, lo miró con sus ojos seductores y lo tentó:
—¿Qué tal un Chateau Lafite Rothschild de 1982 para llevar?
¿Quién podría resistirse a ella, una belleza con tanto encanto? Shen Zhilie estaba un poco nervioso, pero le tocó la mano y le preguntó:
—¿A dónde iremos?
Yu Lili lo miró con calma, y luego lo empujó hacia atrás.
—¿No querías solo llevarme?
Shen Zhilie asintió con una gran sonrisa, miró al cantinero y ordenó:
—¿Tiene un Chateau Lafite Rothschild de 1982?
—Sí.
El cantinero sacó una botella de inmediato y se la entregó.
Cuando estaba pagando la factura, Yu Lili se levantó del taburete de la barra alta y mencionó con tono suave: