La voz de Xu Jing estaba llena de desdén y desprecio. ¡Y su provocación en ese tono amargo era aún más insoportable! Cualquiera que escuchara esas palabras no se sentiría bien, y mucho menos una mujer como Yu Lili.
Yu Lili la miró como si hubiera visto algo extraño y se burló:
—¿No son solo $120 mil? ¡Cualquier bolso mío es más caro que tu computadora!
Todos en la compañía sabían que Yu Lili tenía muchos bolsos, y cada uno era un producto de lujo auténtico, que era incompatible con sus atuendos habituales. Sin embargo, combinaba muy bien con el aspecto y la vibra de Yu Lili.
Al principio, todos susurraban sobre eso, pero se acostumbraron después de un tiempo. A su vez, esto había provocado mucha envidia en numerosas personas. Xu Jing era una de ellas, pero no podía permitirse esos bolsos, y menos su esposo.
En este momento, al escuchar las palabras de Yu Lili, inmediatamente se enojó y gritó:
—¿Qué esa actitud?