Xia Ling sintió que se veía lamentable, así que lo movió fuera del porche y usó su cuerpo para protegerlo de la lluvia.
Las heladas gotas de lluvia cayeron sobre su cabello y su espalda, e incluso sobre su cara que se puso un poco blanca debido al frío. Sin embargo, vio que el gatito finalmente había dejado de temblar. Sacó su pequeña lengua rosada, lamió su pelaje, y silenciosamente la miró.
También lo miró en silencio. Era tan flaco, ¿no tienes suficiente para comer?
El gatito volvió a maullar.
Xia Ling buscó en su bolso por un largo rato pero no pudo encontrar nada para que comiera el gato. En vez, su polvo Chanel y su lápiz de cejas estaban empapados por la lluvia. Cerro el cierre de su bolso y estaba a punto de levantarse para ir al edificio a buscar algo para que comiera el gato cuando, de repente, sintió que dejaba de llover sobre su cabeza. La luz se atenuó y había una sombra que cubría las luces de neón de la calle.