La comida no tenía ningún sabor.
La atmósfera en el restaurante estaba extraña. Luego de la cena, Xia Ling se despidió de él precipitadamente.
Sólo pudo relajarse al llegar a casa. Mientras miraba los documentos de propiedad tirados por el suelo debajo del sofá, y comenzó de nuevo a perderse en sus pensamientos. ¿Qué tipo de vida desorganizada era esta? Pei Ziheng estaba tratando de acercarse a ella, e incluso Li Lei…
¿Desde cuándo su vida se había convertido en semejante caos?
El celular sonó.
Xia Ling lo tomó y respondió: —¿Hola?
—¿Es Xia Ling? —la voz sonaba como de un hombre de mediana edad.
Xia Ling se sobresaltó y tardó unos segundos en darse cuenta quien llamaba. Era en Padre Ye, su padre en esta vida. A pesar de no haber estado en contacto por mucho tiempo, Xia Ling le preguntó: —¿Lo puedo ayudar en algo?