La Hermana Mai Na entrecerró los ojos en una peligrosa línea. —Señorita presentadora, ¿usted también piensa que Xiao Ling la insultó?
La presentadora sintió un escalofrío cuando vio su expresión hostil. Solo ahora se dio cuenta de que cometió un error, pues, aunque hubiese un montón de rumores, no había cómo comprobarlos. Como la presentadora, incluso si no era imparcial, tenía que tener cuidado con su imagen pública y no podía afirmar nada con seguridad.
De lo contrario, arriesga terminar igual que aquel hombre al que la policía se llevó.
Soltó una risa irónica. Dijo: —Sólo estaba repitiendo los rumores.
El público se burló. ¿Rumores? ¿Aunque hizo la pregunta con tanta indignación?
La presentadora no sabía dónde esconderse, mientras comenzaba a arrepentirse de aceptar el soborno de Imperial Entertainment y de ponerse a sí misma en una situación tan vergonzosa.