Yu Yuehan le lanzó una mirada gélida. Luego levantó su mano y revisó la hora en su reloj.
Abrió sus finos labios y habló con una pausa entre cada palabra.
—Esa oración pudo ser un poquito más convincente si no te hubieras reído de mí durante los 30 minutos hace rato.
Yu Yuehan colocó su mano abajo y resopló diciendo: —Fin de la hora del cuento, no voy a decir más nada.
—…
Eso es todo, eso es todo.
Alguien en particular estaba realmente enojado.
Sin embargo, con su mirada arrogante y a la vez delicada, él se veía un poco guapo.
Eso hacía que las piernas de cualquiera temblaran.
Nan Xiaomu se sintió sedienta instantáneamente y se mojó los labios.
Luego, levantó la copa de vino que estaba a su lado y se terminó el último poquito de vino tinto que había.
No obstante, se sintió incluso más sedienta.
Extendió su dedo pálido y le tocó el hombro a él.