Asombrada, Shangxin miró hacia arriba y lo observó sorprendida.
Ella sólo tenía ojos para él.
Una inusual sensación palpitante recorrió todo su cuerpo. Comenzó a sentir que todo su cuerpo se adormecía.
Ella observó cómo él bajaba su cabeza ligeramente y le besó los labios.
Mientras la punta de la lengua de él le rosaba sus labios, él murmuró sutilmente: —Xin´er, mi Xin'er…
Enseguida, le dio un beso profundo.
El apasionado beso duró largo rato hasta que Sahngxin no podía continuar parándose derecha. Luego, como si ella se hubiese derretido en un charco de agua, se recostó en el pecho de él.
Fue óolo entonces que Tang Yuansi finalmente la soltó en contra de su voluntad.
Mientras palpaba los labios rojos y carnosos con sus largos dedos, él la observó amorosamente con sus ojos ligeramente taciturnos. Era como si hubiese querido marcar en su corazón, su impresión refinada acerca de ella.