Yu Yuehan la miró y le respondió despreocupadamente: —Ah, voy a pretender que te creí.
Cuando Nian Xiaomu escuchó esto, ella se inclinó y apuntó hacia su párpado.
—Estoy diciendo la verdad, puedes mirarlo de cerca si no me crees. De verdad tengo arena en mis ojos y sólo me las arreglé para quitármela justo ahora. Yo no estaba llorando.
La diosa no era alguien que llorara con facilidad.
Además, hacerlo delante de tanta gente.
Sería un poco embarazoso si salían las palabras…
En vista de que Yu Yuehan tenía una lengua tan maligna, quizás él la fastidiaría delante de Xiao Liuliu cuando llegaran a la casa más tarde, y esto definitivamente iba a herir su dignidad como madre.
Ella estaba decidida a criar a Xiao Liuliu para que fuese una diosa igual que ella.
Dignificada, reservada y con gran disposición.
En cuanto a las apariencias y cosas por el estilo, estas no eran muy importantes ya que ella resultó poseer todas esas.