Justo cuando le iba a dar permiso para que ella se retirara, él escuchó unos pasos afuera de su habitación.
Se oían suaves pasos acompañados de sonidos de llanto…
Yu Yuehan estaba ligeramente asombrado. Justo cuando se dio cuenta de algo, vio una figura pequeñita y suave corriendo hacia la habitación.
—Papi…—Xiao Liuliu, llorosa, entró corriendo al encuentro de Yu Yuehan y lo abrazó cuando lo vio.
Con miedo, ella frotó (en repetidas ocasiones) su carita contra su pecho.
Con el corazón arrugado, Yu Yuehan le dio un abrazo sin dudarlo. Bajó su mirada y le preguntó: —¿Qué pasó?
Su corazón se frunció al ver que su rostro tallado con delicadeza estaba lleno de lágrimas.
—Mi Hermana Bonita no está…—dijo Xiao Liuliu con dolor y su boca se arrugó. Con un pestañeo de sus ojos, enormes lágrimas corrieron por sus mejillas sin cesar.