Ji Ning y Polvonueve superaban a los seis guerreros en poder, pero los guerreros tenían cuerpos comparables a los tesoros eternos de primer nivel. Cada vez que los lanzaban hacia atrás, se reagrupaban rápidamente y cargaban de nuevo hacia ellos.
—¿Por qué demonios siguen atacando? —envió Polvonueve mentalmente.
—Está claro que los estamos dominando, pero aún así continúan con el ataque —respondió Ning y frunció el ceño—. Sigamos adelante. Olvídate de ellos.
—Está bien —envió Polvonueve.
Se abrieron paso y continuaron avanzando. Mientras lo hacían, salieron seis rayos de luz del globo dorado que estaba sobre ellos y al instante seis guerreros más abrieron los ojos. Los seis guerreros originales no dejaron de perseguirlos, así que ahora había un total de doce guerreros asaltándolos.