—Piedras espirituales... ¡Piedras espirituales! —La cara de Meng Hao se iluminó y respiró profundamente.
—Fang Qun me dijo que la División Alquimista del Dao tiene tres tipos de píldoras medicinales que nadie ha sido capaz de preparar. El clan dará una enorme recompensa a cualquiera que lo haga. Ya que no tengo ninguna piedra espiritual ¡Podría ir a ver si puedo inventar una de ellas y obtener esa recompensa! —Este era el método más simple que se le ocurría, y estaba a punto de ir a probarlo cuando la emocionada voz de Fang Xi se escuchó fuera de su residencia.
—¿Primo, estás ahí?
Antes de que Meng Hao pudiera responder, Fang Xi abrió la puerta principal y entró corriendo, se veía muy emocionado, incluso en trance. Mientras corría, Meng Hao notó que el cielo de afuera se veía algo diferente a lo usual.
Los ojos de Meng Hao se entrecerraron en concentración.