La luz del sol de la mañana se asomó por encima del horizonte, como una diosa de la naturaleza que dirige su mirada iluminante sobre la tierra.
Dentro de los campos de entrenamiento del Castillo Sangre de Dragón, se reunieron decenas de personas. Ellos habían llegado para decir adiós a Tulily y al grupo de Desri.
—Linley, ahora que este asunto llegó a su conclusión, debes comenzar el entrenamiento a puerta cerrada. Me imagino que la próxima vez que nos encontremos, habrás alcanzado el nivel Deidad.
Desri rio mientras suspiraba.
Linley también rio y dijo: —Desri, Tulily, no se olviden que Lord Beirut había dicho que si ustedes son rápidos, se convertirían en Deidades dentro de un solo día. Tal vez los dos llegan al nivel de Deidad mucho antes de que yo lo haga.
Tulily y Desri comenzaron a reír.
—Suficiente, nos vemos.