El pequeño grupo de Demonios no ostentaba demasiado poder. Parecía que estaban en el Rango 2, a lo sumo. Su líder, el Demonio Encornado, ya era un poco mejor que ellos, ya que estaba en el Rango 3. A juzgar por sus circunstancias, parecía que les había ido bastante mal mientras atacaban la capital.
Marvin no tenía ganas de ocuparse de unos debiluchos tan insignificantes, pero sería muy sencillo hacerlo. Los refugiados se sorprendieron al ver una sombra saltar de la nada y esparcir a los demonios como un viento otoñal que barre las hojas caídas. Usar los Agarres de la Luz Fría para matar a los demonios era como emplear un mazo para romper una nuez: una exageración. En cuestión de segundos, las cabezas de todos los demonios habían caído al suelo y solo entonces Isabel se quedó allí tranquila.