—¡Solo porque es una idiota, mucho más tonta que yo! Perdió una apuesta conmigo, así que tiene que seguir las reglas —dijo Pudin orgullosa con una baraja de cartas en la mano.
—¡No! ¡Hace un tiempo hicimos los exámenes de inteligencia y el mío era mucho mayor que el tuyo! La abuela dijo que soy la más inteligente... —dijo Frijolito con mala cara, no estaba dispuesta a admitir la derrota.
—La abuela solo te estaba tranquilizando, ¿de acuerdo? ¿Cómo no lo entendiste?
—Dios, por favor dejen de discutir, me duele la cabeza. Pudin, devuélvele el conejito a tu hermana —intervino Huo Mian.
—¡Perdió contra mí en las cartas! —sostuvo Pudin.
—Mami, no perdí, ella hizo trampa y cambió las cartas... Seguro que el apuesto Su le enseñó a hacer eso... ¡Lo haré pagar la próxima vez que lo vea! ¡Por qué no me enseñó a mí también a hacer trampa! Él no es parcial... No es como si yo fuera más fea que Pudin o algo así, ¡me debería haber enseñado el truco a mí también!