—Ah, no te preocupes. Esta no es mi sangre —dijo Nana mientras se quitaba la bata con la ayuda de Ring —. El paciente anterior se rompió un brazo al operar la máquina, porque es un poco desordenado.
—Eh…¿De verdad?
—Así es. Ven aquí. Déjame echar un vistazo a tu ojo.
Ella es tan segura y fuerte. ¿Es realmente de la misma edad que yo?
Momo tragó saliva. Se quitó la máscara de ojo con cuidado y se acercó lentamente a Nana.
—Cierto. Como dijo Wendy. Debería tener suficiente poder mágico para curarte —murmuró Nana después de un examen preliminar y le entregó a Momo un tazón de medicina líquida. Luego le dio una palmadita a la cama junto a ella y le dijo —: Acuéstate después de que la bebas. Solo tomará unos 10 minutos.
Momo escuchó las palabras de Nana y, para su sorpresa, vio que esta última sacaba un bisturí.
—Su Majestad... Eh… Wendy... —dijo Momo mientras miraba a los dos espectadores sin poder hacer nada. Casi iba a llorar.