—Oye, justo en el momento adecuado. Quiero hablar de algo contigo. —La voz de García llegó desde el otro extremo de la línea antes de que Roland hablara.
—Um... ¿de qué quieres hablar?
—Preferiría hablar contigo en persona. Ven a mi habitación. Te acabas de levantar, ¿verdad?
García suspiró condescendientemente por teléfono, como si dormir fuera una ofensa capital para los Marcialistas.
—Bueno... está bien, entonces —dijo Roland, pensativo, decidiéndose rápidamente a ver qué diría ella. Si García estaba de mal humor, siempre podía llamarla otro día.
Después de colgar el teléfono, Roland pidió a las tres brujas que lo esperaran en la sala de estar antes de dirigirse a la habitación 0827.
—La puerta está abierta, entra. —dijo García con brusquedad al escuchar los pasos de Roland.