Cenizas se sentó en lo alto del castillo, esperando el día del duelo.
En estos días no tuvo ningún progreso con sus propuestas. Las brujas de la Asociación eran mucho más tercas de lo esperado. Ya se tratara de la vieja Scroll o de la pequeña Lily, todas sus invitaciones fueron rechazadas. La única diferencia era la forma en que lo hacían.
Algunas brujas se quedaron debido a Roland, y otras decidieron no separarse de las hermanas de la Asociación, lo que resultó en un grupo de diez brujas muy unidas. Tenía aún menos ganas de probar a Anna y Nana, las brujas originales de Ciudad Fronteriza. Cenizas sintió que el poder mágico de estas brujas era diferente de alguna manera, especialmente el de Anna. De pie frente a ella, Cenizas podía sentir que su poder mágico era duro como el acero, suave y denso, parado entre ellos como una pared de hierro.