Fucsia elogiaba mucho a Olivia. —Ella ha cuidado de Kaizan de una manera que no puedes imaginar.
Los ojos de Kaia se llenaron de lágrimas. Nunca había pensado que su hija terminaría casándose con su pareja. Estaba tan segura de que Olivia iba a entrar en un nido de víboras que sus días y noches estaban plagados por los pensamientos de su bienestar. Entonces, cuando Fucsia propuso que quería acompañar a Bernice a los Valles Plateados para ver a Olivia, estaba más que feliz. Pensó que con Bernice, Olivia sería capaz de soportar toda la situación, y Fucsia supervisaría si Olivia era maltratada. Desde que se habían ido, Kaia esperaba que regresaran y le contaran cómo estaba Olivia.
Kaia tomó las manos de Fucsia y las apretó. —Gracias por cuidar de mi hija, Fucsia. Estoy tan en deuda contigo.
Fucsia se rió. —Esto no es nada, hermana. Habría ido al otro extremo del mundo para ver si mi Olivia estaba bien o no.