—Sería mejor que no te preocuparas por esas cosas —respondió Asher mientras miraba a Sam Allister.
Sam miró al techo con una expresión de impotencia en su rostro.
Cualquier camino que eligiera ahora, su futuro parecía sombrío.
—Bien, me uniré a ustedes —respondió Sam después de unos segundos.
Fue una decisión difícil para él.
Pero el atisbo de esperanza de que podría salvar a su madre hizo que se aferrara a Asher, sabiendo que podría no ser la elección correcta.
—¿Qué tengo que hacer? —preguntó Sam.
—No tienes que hacer nada, solo sigue mis órdenes. Cuando te diga que salgas, saldrás —respondió Asher.
Sam asintió, renunciando a la idea de resistirse a la propuesta de Asher.
Aunque todavía estaba conmocionado por haber visto a Rifir, mantenía el coraje para conversar con Asher.
—Pero, ¿qué es esa cosa que parecía una serpiente? —preguntó Sam.
—Esa es mi bestia. La verás más en el futuro, así que acostúmbrate —respondió Asher.