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En junio, la tierra ardía bajo el sol abrasador, emanando tanto calor que incluso la hierba y los árboles al borde del camino parecían lánguidos, y el calor opresivo dejaba a las personas irritables y tensas.
En la sala de invitados del patio trasero de la Oficina del Gobernador Prefectural, incluso con más de una docena de macetas de hielo dispuestas, los presentes aún se sentían algo inquietos por el calor.
Varias personas estaban sentadas en la sala. Entre ellas, Yan Zhigao se sentaba incómodamente en el asiento de honor, sus ojos ocasionalmente se desviaban hacia los dos jóvenes ricamente vestidos sentados a su izquierda, mientras también miraba ansiosamente hacia la puerta.
En ese momento, su corazón estaba lejos de estar calmado, pues acababa de enterarse de que la persona que su hija mayor había salvado resultó ser el hijo legítimo del Príncipe Ping.