No podía hablar así que se señaló a sí misma. Claro que no quería su ayuda.
—Como te quedaste callada voy a asumir que me quieres aquí—se subió las mangas y se puso en cuclillas al lado de la tina.
Ella lo miró enojada. «No puedo ni hablar en este momento... ¿No estas siendo un poquito arrogante?».
Siendo el débil corderito que era ahora, solo podía observar mientras que el gran y temible lobo tocaba y acariciaba cada parte de su cuerpo.
Luego de que el agonizante baño terminara, Lu se vistió y Huo Yunting la arrastró abajo para cenar.
—Señora, esto es pescado congee, cocinado con caldo de pescado carpa. Es delicioso.
Lu le sonrió al cocinero en jefe, probó una cucharada y le hizo un gesto levantando sus pulgares.
Había una gran cantidad de platillos frente a Huo Yunting pero él fue intrigado inmediatamente por la dulce sonrisa de Lu y por su respuesta.
—Dame un tazón a mi también.