—Todavía no, pero estoy lista para dormir. —Ella logró decir algunas palabras y se secó las lágrimas.
Sin molestarla más, la cuidadora miró las piezas rotas de porcelana y supo que los dos tuvieron un momento desagradable en la sala.
Lu Zhaoyang se quedó despierta toda la noche, escuchando los sonidos que hacía la cuidadora mientras limpiaba la habitación.
——
A medianoche, en un callejón tranquilo de la ciudad, una mujer, que acababa de salir del trabajo, regresaba a su casa en un lugar algo remoto. Sus ojos se movían nerviosamente, sus manos sostenían su bolso con fuerza contra sí misma.
De repente, ¡un automóvil llegó a gran velocidad en su dirección!
El intenso haz de luz dirigido directamente a sus ojos, cegaba su visión. La mujer, que se dio cuenta de que algo andaba mal, se dio la vuelta y corrió frenéticamente.