Cuando se fue con Wang Baole, Lin Tianhao había querido decir algo, pero se detuvo, hasta que ya no pudo soportarlo cuando los dos llegaron a la oficina del alcalde en la nueva zona de la ciudad, que ahora tenía su etapa inicial completada. Él ahuecó sus puños a Wang Baole y habló.
—Alcalde, esta Li Yi debe estar tramando algo. Además, cuando llegó, trajo miles de acompañantes, comportándose de una manera imponente, ya que interfirió con todos y cada uno de los asuntos…
—Ahora que el alcalde Wang le ha dado el control sobre la construcción de la nueva zona de la ciudad, me preocupa que... surjan problemas. —Lin Tianhao no podía entender lo que Wang Baole estaba pensando. A pesar de que sentía que Wang Baole no era uno para dejar que otros se aprovecharan de él y que aquellos que se oponían a él tampoco estarían mejor, todavía estaba preocupado por la presencia de Li Yi, y se lo recordó en voz baja a Wang Baole.