El clima era tormentoso, observaba los dibujos formados por los rayos. Ese día no quería volver a casa. Anhelaba perderme entre las innumerables y largas calles, hasta que no quedara rastros de mi existencia.
Desvanecerme en medio de la lluvia. Dejar el paraguas atrás y correr lejos, sin embargo, no servía de nada. Mojarme no cambiaría las cosas, sabía que en cualquier segundo debería caminar hasta el umbral de mi agonía. Pero, si solo por un segundo, pudiera no recordar la vida que divide esta sociedad, creo que podría estar agusto conmigo mismo.
Un trueno traspasó las nubes, y al mismo tiempo oí el grito de un niño. Mis ojos se toparon con el emisor del chillido. Un chico, de alrededor de sus 10 años, estaba hincado y tapando sus oídos sobre la tierra húmeda, de una desolada plaza. —Te resfriarás sin un paraguas— Me agaché hasta peotegerlo de las fuertes gotas. Sin embargo, el cielo tronó, deslumbró una potente luz. —Sé que puede dar miedo. Pero, a mí me parece un bello espectáculo—
El niño, que llevaba un buen tiempo encogido sobre su pequeño cuerpo, me miró a los ojos. Sentí un calor reconfortante al ver sus iris marrón, tal vez porque como omega, despertó mis instintos maternales. —Mira, las nubes están negras, pero gracias a los truenos brillan— Sonreí, él siguió mirándome. Temblaba por el ambiente y en cuanto cayó un rayo, saltó sobre mis brazos.
—¡Bzzzz! ¡Bzzzz! ¡Bzzz!— Mi celular me obligó a abrir los ojos.
—¡Ah, cállate! ¿Quién llama a esta hora?— Era el número de mi padre. Él nunca llama, a no ser que, sea para perjudicar mi futuro. Y yo que estaba teniendo un agradable sueño hace unos minutos. —¿Aló?— Atendí la llamada. —¿Qué...?— Me levanté abruptamente.
Amarré mi corbata, me coloqué el veston, y finalmente me peiné. Mi padre volvía de un largo viaje con su nueva prometida. Así que los sirvientes se daban prisa en dejar impecable la mansión para su recibimiento. —¡Rápido! ¡Mis dos hermanos también vendrán! ¿Esas son petunias? ¡Deshazte de las flores! ¿¡Quieren matar a Franc!?— Grité conmocionado. Soy quien cuida de la mansión Rosset, mientras mi familia está fuera. Cuidar del hogar es el vulgar trabajo de un omega, incluso mi trabajo se hace bajo este lugar. Pero digo, soy el rey de la casa, ya que incluso mi papá la dejó a mi nombre.
—¡Dijeron que a las 11 estarían aquí, pero puede que lleguen antes!— Seguía dando ordenes a los empleados. —No se preocupen, les dará un alza en su sueldo por las molestias— Sí, porque mi familia es una verdadera molestia. Son una jauría de alphas salvajes que le dejan todo el trabajo a un pobre chico como yo, creyendo en el estereotipo que los omegas deben encargarse de la casa. Ni siquiera soy un amo de casa, así que no sé que tienen en la cabeza.
El mayordomo abrió la puerta a los familiares, que pronto fueron llegando. Son recién las 10 y ellos ya estaban aquí. —¡Elián! ¿Cómo está nuestro hermanito favorito?— Cyer y Franc se precipitaron a abrazarme. —Tu olor sigue siendo muy bueno—
—Es lo normal en un omega no marcado— Me aparté. Por culpa de ustedes tengo que usar un collar el día de hoy.
—¿Has cuidado bien de la casa?—
—Por supuesto que lo ha hecho, estamos hablando de Elián, la perfección en persona— Ya no sabía si me insultaban o halagaban. Bueno, como si me importara.
—No creí que vendrías, Cyer, siempre estás ocupado en la oficina— Ofendió Franc a mi otro hermano.
—Y tú haciendo escándalos y manchando el nombre familiar, eres una deshonra para nosotros, no puedo creer que pongas un pie en esta casa— Cyer y Franchesco jamás se han llevado bien, ambos son hipócritas. Franc es un actor problemático, siempre consigue publicar un chisme al día. Mientras, Cyer mantiene el negocio familiar. Son polos opuestos que no pegan.
—¿Elián, en dónde te sentarás?— Me preguntó Franchesco.
—Donde sea más adecuado y cómodo—
—¿Padre les contó, qué necesitaremos una silla más?— Interrumpió el otro.
—Si te refieres a su prometida, pues sí—
—No, me refería al hijo de su prometida— Dejé salir una "O" de mis labios.
—No, yo les diré a los empleados, en seguida— Avisé a las sirviertas y a la cocina. La noticia me afectó. Lo que menos quiero son más hermanos. Este es el perfecto instante para tirarme del último piso y nunca ver las caras de estos alphas. ¡Pero, siendo positivos! Podría tener la suerte de que mi nuevo hermano no sea un alpha y obtener a alguien que me apoye, por fin. ¡Soñar es tristemente gratis!
—¿Ya conociste a nuestro nuevo futuro hermano, Cyer?— Me senté en el mismo sofá que él a escuchar.
—No, por desgracia. Papá quiere que sea una sorpresa, pero parece estar feliz por ambos, al menos de lo que me contó, dijo que ese chico era un muy buen alpha— Mis esperanzas se rompieron. Si es un alpha no será un buen tipo, da igual lo que piense. —¿Sientes curiosidad por él?— Pasó su brazo por encima de mi hombro.
—Va a ser parte de la familia, así que sí—
El mayordomo avisó que mi padre ya había llegado. Así que salimos a recibirlo en la entrada, con el mejor ánimo.
—¡Papá, ha sido un tiempo!— El más apegado a papá, es Franc, es un mimado, e intenta aprovechar al máximo los beneficios. —Ella debe ser su prometida, es muy hermosa— Besó la mano de la mujer.
—¡Oh, vaya!— Le sacó una risita. —Eres tan educado como tu padre, y en persona eres mucho más guapo que en la televisión—
—Muchas gracias, todo se lo debo a papá, es muy afortunada—
—¡Sí, estoy muy agradecida por conocer a un alpha tan atento!— Su relación fluía como el viento. —He estado ansiosa por conocerlos, pueden llamarme mamá desde ahora—
—Es un placer, soy el hijo mayor— Saludó.
—Debes ser Cyer, mi querido Brayan me ha contado mucho sobre tí, y de tí también— Posó su mano en mi mejilla. —¿Elián, no es así? Tienes un rostro tan hermoso, como la porcelana.—
—Muchas gracias, usted también es muy bella, madre— Pareció encantada. Era una mujer omega bastante llevadera. Mientras, que su hijo dió la impresión de no querer saludar. No lo vi hasta que su madre lo llamó. —Kenny, preséntate debidamente— Él era alto, algo intimidante, con una apariencia hostil, y moreno. ¡Era totalmente mi tipo! Me dieron ganas de atraer a este alpha, pero ni siquiera lo conocía, y no me gustan los alphas...
—Así que tú eres nuestro nuevo hermanito. Te ves joven ¿Cuántos años tienes?—
—Tengo 19— Respondió seco.
—¡Eres más joven que Elián! Mira, ahora tendrás un hermanito menor, cuida de él— Bromeaba Franc.
—Sí, encantado— Sonreí, viendo sus oscuros ojos. Él no apartó su vista de mí, haciéndome sentir extraño. —El almuerzo ya debe estar listo ¿Gustan pasar?— Nos sentamos en el comedor a charlar.
—¿Cómo han ido las finanzas?—
—En aumento—
—¿Y la promoción?—
—Muy bien hasta ahora— Contesté.
—Escuché, madre, que tenías una línea de restaurantes— Sacó Cyer conversación.
—Así es, todavía planeo continuar con el negocio. Además, sería un desperdicio no sacar a flote el talento de mi hijo— Respondió tranquila.
—Estoy feliz de que hayan cuidado de la casa— Agitó la copa de vino nuestro padre—Kenny, luego elige la habitación que quieras. Creo que sobran dos— Ofreció. —Desde hoy este será tu hogar, así que siéntete libre de disfrutar—
—Estoy muy agradecido con usted—
—No tienes por qué, somos familia ahora. Incluso, tienes todo el derecho de ordenar lo que quieras, y de apoyarte en tus hermanos mayores— Mostró una sonrisa arrogante. —Cuiden de él. ¿Sí?— Que nos los pida así, significa que le cayó bien y que respeta a su nueva pareja.
—Lo haremos, aunque por temas de trabajo no pasaremos mucho en casa— Dijo Franc. —Soy un actor muy concurrido, hay veces que no vuelvo en días— Él acarició mi pierna bajo la mesa. —Pero, Elián está siempre en casa. Un omega dominante y adorable como él, no debería salir de casa.— Cyer también empezó a hacer lo mismo.
—Así es, él es muy delicado, manten una distancia apropiada y contamos contigo para que no le suceda nada malo. Él es el tesoro de la casa— ¿Suelen lustrar a un tesoro? Estaba en medio de estos dos, y no paraban de acariciarme. Ni siquiera puedo comer cómodamente.
—Cuidaré de él, pero él no es un omega indefenso que necesite protección— Todos nos asombramos.
—¡Kenny!— Susurró su madre. —Lamento su insolencia, él es algo tímido y no siempre se expresa correctamente—
—¡Ahaja! Dices cosas muy divertidas— Se lo tomaron como una broma. Mis hermanos dejaron de molestarme y yo dije "Gracias" sin emitir ruido. Ya que Kenny me observaba, sonrió de vuelta. Estábamos en frente, nuestras piernas chocaron en señal de paz. Supongo que existen alphas que respeten a los omegas como a cualquiera. No obstante, no podía fiarme ¿Y si era un acto?
—¿Qué tal estuvo el almuerzo, Kenny?— Retiraron los platos.
—Estuvo delicioso, muchas gracias—
—Elián, tiene buen gusto para escoger el menú. ¿Será por qué es omega?—
—Creo que va en la persona— Franc reía y continuaba parloteando.
—Disculpen, recibí el llamado de un cliente importante, así que tendré que volver. Fue un placer conocerte, madre— Despidió Cyer. —Nos vemos otro día— Besó mi mejilla y se fue con el teléfono en mano.
—Y recién son las dos. ¡Qué grosero!— Se quejó Franchesco.
—No creo que seas el indicado para hablar— Dije.
—¿Acaso estás defendiéndolo?—
—Solo dije lo que pienso— Lo enfurecí.
—Si tan educado... ¿Por qué no le enseñas la casa a nuestro nuevo hermano?— Acababa de darme una esxcusa para huir de su mal genio.
—¿Quieres que te muestre el lugar, Kenny?— Él me siguió. —Desde lejos se ve grande la mansión, es bastante espaciosa, pero las habitaciones se quedan algo cortas.— Subimos las escaleras. —Como es una casa moderna, es fácil adaptarte. Aquí están las habitaciones. La primera pertenece a Cyer— Señalé a la derecha. —Esta es de Franc, ninguno de los dos se queda en casa, ya lo habrás notado. Aquí a la izquierda está la mía. Los cuartos desocupados son, el de al lado y el de al frente— Abrí las puertas. —Escoge la que más te guste. ¿Trajiste tu equipaje?—
—Contrataron a alguien para que trajera mis cosas. Pero, creo que voy deshacerme de la mayoría—
—¿Por qué? Si deseas más espacio, podemos reacomodar todo. Como dijo padre, esta es tu casa ahora. Haz lo que quieras— Articulé. —Puedes ocupar las dos habitaciones—
—En verdad, yo quiero ocupar la cocina— Me sorprendió un poco, creí que cuando su madre habló de talento, se refería a los negocios. ¿Él es chef? Es extraño que los alphas estén en la cocina. Bueno, solo es una noción, puede que sea un cocinero experto.
—¿Qué te lo impide? Habla con la cocinera— Dije.
—Dijeron que escoges el menú, no quiero molestarte...—
—Bueno, me gusta que me impresionen. Elijo el menú porque mis hermanos son quisquillosos. Como de todo, así que si de ahora vas a hacerte responsable de la comida, prepara algo genial ¿Sí?— Alenté.
—L-Lo haré— Noté un leve rubor sobre sus mejillas. ¿Estaré liberando muchas feromonas?
—¿Te estoy intoxicando?— Reí. —Lo siento, soy un omega dominante, así que no puedo evitarlo. La mayoría me dice que mi escencia es sofocante, y usan esa excusa para atacarme—
—No, tu perfume es muy agradable— Mi corazón dió un vuelco. Y sentí sus desbordantes feromonas. Maldición, este tipo, me está poniendo las cosas difíciles.
—Cierto, eres un alpha dominante, así que no debe surtir el mismo efecto— Desvíe mi mirada y disimuladamente tapé mi nariz.
—Un alpha que no puede controlarse, ni siquiera debería considerarse uno.— Afirmó. ¿Este chico, qué está diciendo? Jamás había oído a un alpha decir algo así. —Los que mencionaste son verdaderamente estúpidos. Todos sabemos que los omegas son raros, y por eso mismo es que un alpha debe ganarse con respeto el amor de su pareja. ¿De qué sirve tener su cuerpo si no tendrás su corazón?— Con su singular pensamiento, solté una carcajada.
—¡Ahaja, tú eres tan raro!— Llegué a soltar unas lágrimas. —Ojalá, y todos pensarán así— Le regalé una real sonrisa. Y él sonrió igualmente.
—Parece que la están pasando bien— Al oír la voz de Franc, mi sonrisa se quebró. —Hermanito, tengo una grabación más tarde. Así que tendré que dejarte— Me atrapó con su brazo. —Te extrañaré— Besó mi mejilla. Por lo que lo alejé.
—Bien, adiós—.
—¿Por qué tan cruel?—
—¡Porque me molestas!—. Mi hermano chisteó.
—Hey, tú, no creas que puedes tocarlo, eres ajeno a todo lo que él significa— Amenazó a Kenny, antes de largarse.
—No lo escuches, Franc es realmente estúpido— Aunque no es que esperara que me creyera.
—¿Odias a tus hermanos?—
—Sí—
—¿Aquello me incluye?—
—No, por el momento— Sonreí. —¿Te muestro el jardín?— Caminé. Kenny respondía a cada una de mis preguntas. No abrió su boca para empezar otro tema. Supose que no era bueno hablando, pero aquello me hizo sentir apreciado. Soy de naturaleza sociable, sin embargo, siempre me han dicho que debo permanecer callado ante un alpha. Claro que con mi personalidad no me callaría, pero por una vez no me sentí presionado.