Tarareando mientras Aurora salía del portal en el sótano de la mansión en África, ella limpió su cuerpo ensangrentado y luego la funda de su espada.
Una bestia de rango S fue corrompida y ella antes de que causara problemas fue a eliminarla y aunque era muy temprano para comenzar a trabajar, Aurora estaba animada.
Saliendo del portal, ella abrió otro portal a la sala y con su espada en la mano fue a la cocina en donde guardaba algunos pañuelos para limpiar su espada.
Su tarareo continuó y en este lugar encontró a Alice desayunando junto a Liam que estaba preparándose una taza de té.
Aurora que saludó a ambos sacó un pañuelo y limpió su espada.
No era como si la espada tuviera sangre, el filo era tan alto como para que la sangre se deslizara por la hoja, pero ella deseaba cuidar su espada.
Y mientras ella trabajaba, Alice mantuvo su mirada escuchando su tarareo.
"Pareces feliz." Murmuró Alice y tras unos segundos, preguntó. "¿Usaste el dinero que te envié? Anoche escuché ruidos extraños."
¿Se estaba refiriendo a ese mensaje que le envió y el dinero para que pagara el hotel de amor? Aurora continuó limpiando su espada con calma.
"No sé de lo que hablas mi querida hermana. Anoche llegué muy temprano. Tuve una cita divertida y emocionante." Respondió Aurora y observando a Liam, preguntó. "¿Tú has visto las noticias de entretenimiento? Creo que vi a alguien conocida como portada."
Liam que estaba terminando su té y llevaba un emparedado, se congeló antes de que pudiera retirarse y observó a ambas durante varios segundos.
En las revistas algunas fotos del Director Hermes se filtraron mencionando que él alquiló todo el restaurante de la Empresa Apicius para cenar con la persona que trataba de cortejar.
Por supuesto, las revistas no sabían que el restaurante era de Alice y desconocían que a ella le gustaba almorzar o cenar en esos lugares en solitario.
"Yo…"
"¿Oh, quien debió haber sido? Una cita formal en el mejor restaurante del mundo. ¡Qué romántico!" Exclamó Aurora con un tono falso y mirando a su hermana cuya expresión temblaba, dio una sonrisa y dudó. "¿La pasaste bien en tu cita?"
La mirada de Liam fue a parar a Alice sin que pudiera ocultar su expresión extraña y sorprendida.
¿Alice en una cita? Sonaba descabellado y el problema era que las imágenes hablaban por su cuenta.
"Bien, me rindo." Murmuró Alice y al ver que la seguían mirando, explicó. "Eso no fue una cita."
"Mi hermana mayor es muy tímida. Que linda." Respondió Aurora con labios inclinados en una sonrisa malvada.
La expresión de Alice cambió en múltiples maneras y Liam trató de ocultar su risa mirando para otro lado cuando los ojos fríos de esa glotona se fijaron en él.
Aurora riéndose a carcajadas se acercó y abrazo a su hermana por la espalda.
"No soy tímida." Dijo Alice y suspirando, añadió. "Y no me reuní con él por esa razón, yo…"
"Sshh…" Aurora silenció a su hermana poniendo el dedo en sus labios y viendo que Alice estaba conteniendo su risa, añadió. "No necesitas contarme los detalles de tu vida privada. Puedes guardártelo para ti."
Estaba dando dejando en claro que, si algo privado había ocurrido no necesitaba revelarlo a ella y podía guardarlo en privacidad, ya que se avergonzaba.
Alice puso una expresión extraña de desagrado, diversión y molestia entremezclándose perfectamente.
A esa glotona le encantaba molestar, pero no ser molestada y durante bastante tiempo se divirtió a su costa, ya que ella no tenía debilidades.
Hasta este momento.
"De verdad estas de buen humor." Murmuró Alice riéndose finalmente antes de agitar su cabeza con calma.
Aurora se rio con maldad al ver que su hermana aceptaba su derrota y se retiraba, se rio aún más al darse cuenta de que Liam estaba huyendo con prisa.
Él no deseaba involucrarse en los temas de sus jefas o tener que elegir un bando y menos cuando se trataba de este asunto.
Disfrutando de su victoria, ella dudó sobre lo que hacer y no pudo contener su emoción.
Estaba muy emocionada por lo sucedido y deseaba hablarlo con alguien.
El problema era que su hermana, aunque no se ocultaban muchos temas, no era alguien que hablara sobre lo romántico y menos cuando la persona en cuestión era alguien que no le agradaba.
A Aurora no le molestaba, ya que era bueno tener cierta privacidad en algunos asuntos, como lo tenía Alice en lo referido a Hermes.
"Cambio de planes." Murmuró Aurora y moviéndose a su oficina con cierta sonrisa, envió unos mensajes preguntando si Akira estaba desocupada y diciéndole que tenía algo grande que contar.
Cuando la respuesta afirmativa llegó al instante, Aurora la llamó y… Le cortaron de inmediato.
Volviendo a llamarla, esta vez la llamada se demoró y Aurora que ajustó el reloj holográfico para que proyectara al frente de ella, se acomodó para ver a su amiga.
"…"
Y se quedó en silencio cuando ninguna proyección apareció y Akira seleccionó el modo llamada directa.
"Perdón. Estaba ocupada… Y no podía responder con una videollamada." Dijo Akira en un tono plano y con curiosidad, preguntó. "¿Qué es lo grande que tienes que contarme?"
La pregunta llevaba emoción y a la vez llevaba un empuje para que se concentrara en esa pregunta.
"Si quieres puedo llamar luego, así hablamos mejor." Dijo Aurora con calma.
Podía ir a entrenar con sus maestros y cuando volviera tendría tiempo para charlar con su amiga con calma, poniéndose al día.
Se llevaba bien con Clémentine y los demás, lo suficiente como para hablar con ellos constantemente, pero Aurora no les iba a contar que estaba avanzando en su relación, porque le daba vergüenza.
Tenía que cuidar su imagen y más importante, sus compañeras no daban la impresión de tener experiencia en el tema.
"Oh. No. No… Puedo hablar, solo que no en videollamada." Respondió Akira, riéndose nerviosamente.
Aurora que estaba pensando sobre como contarle cambió de parecer y se centró en la cámara, que la grababa a ella.
"¿Eres una buena amiga, cierto?" Preguntó con cierta sonrisa y al escuchar la confirmación, cuestionó. "¿Entonces que me estás ocultando?"
Era imposible no identificar el nerviosismo y la rareza de Akira en esta conversación.
Por lo que Aurora recordaba, siempre habían hecho videollamada y Akira le gustaba ese método, ya que ella era muy expresiva y animada.
"Nada…" Respondió Akira, usando la voz más plana que alguien que ocultaba algo podía utilizar.
Aurora observó la cámara durante unos segundos.
Podía dejarlo estar y pasarlo por alto y centrarse en lo que ella quería contar, aun así, no era algo que ella hiciera.
"Puedes contarme amablemente lo que te sucede o me volveré paranoica." Advirtió Aurora con una sonrisa, que en realidad ocultaba seriedad.
Que no quisiera mostrar la cámara era raro y más cuando lo normal era realizar videollamada por ese medio.
Tal vez Akira deseaba hablar de este modo o quizás ella estaba en problemas y había alguien que no deseaba mostrar el otro lado.
Aurora mostraba una sonrisa bromista, pero estaba a segundos de pedirle a Liam que se filtrara en los relojes holográficos de Akira y su grupo.
Una reacción normal y más cuando ellos habían estado trabajando en China recientemente.
"¡Conozco esa mirada! ¡No hagas nada exagerado!" Exclamó Akira en voz alta y en un murmulló, añadió. "Estoy saliendo del baño y estoy… Desnuda."
La exclamación trataba de sacar las ideas de que estaba en una situación peligrosa y en cuanto a la segunda parte, era una excusa tonta.
"Así que… ¿Me estás llamando desnuda en este momento?" Preguntó Aurora levantando su ceja y sonriendo malvadamente, dudó. "¿Qué cosas raras estás haciendo al escuchar mi voz?"
"…"
Silencio total.
Era probable que Akira estuviera extremadamente avergonzada del otro lado y Aurora mantuvo su sonrisa como si nada hubiera sucedido.
Era Akira quien le estaba dando la oportunidad para avergonzarla.
"Yo… Jamás… En realidad, estoy vestida." Murmuró Akira en un tono tembloroso.
"Oh, ahora me estás mintiendo. Sabes, nos hemos bañado juntas. Yo conozco tod…" Dijo Aurora y…
"¡Es suficiente!" Intervino Akira y en voz baja, murmuró. "Activaré la cámara."
Sonaba como una niña intimidada y Aurora se rio entretenida al escuchar la vergüenza de la otra parte.
No estaba mintiendo en ese sentido, ya que disfrutaba los baños de Japón y las aguas termales en donde por lo general, se terminaba bañando con sus compañeras femeninas.
Y como su sistema había huido desde que salió la palabra 'desnuda', Aurora estaba literalmente sola y no le molestaba ver a su amiga.
Viendo como la cámara se activaba, las cejas de Aurora se levantaron al ver a Akira de perfil, mirando en otra dirección y no a ella.
"¿Nueva forma de hablar? ¿Supongo que intentas crear tendencia en Japón?" Dudó Aurora dando una sonrisa y sin ocultar la seriedad, pidió. "Muéstrame lo que sucede a tu rostro."
Akira estaba roja por las bromas que ella había hecho y aunque lo disfrutaba, era obvio que ocultaba algo.
Y esa joven se dio vuelta, logrando que la expresión de Aurora se volviera fría de inmediato.
"Pronto se regenerará. Es solo una maldición, la estoy tratando. Quedaré como nueva en…"
"Le pediré a la iglesia te permita usar sus portales. Te esperaré con la Cardenal Brousseau o la Sumo Sacerdotisa Xaali para curarte." Dijo Aurora y sin ocultar la sed de sangre, añadió. "Y luego me contaras quien ha sido."
Akira al ver su expresión tragó dándose cuenta de que no era una broma y ella estaba actuando con una seriedad que no podían negar.
Ya no se trataba de los límites entre la amistad y que era lo que ella podía o no podía hacer, se trataba de una herida lo suficiente profunda como para que fuera imposible de pasar por alto.
Menos cuando la herida de Akira era aterradora y apenas se regeneraba, dando la impresión de que estaba recién hecha.
"Todavía sigo siendo tu amiga guapa…" Murmuró Akira sin poder enfrentarse a su seriedad.
Trataba de disminuir su tensión y no lo consiguió.
"Lo sigues siendo, pero no obediente." Respondió Aurora levantando su ceja.
Akira bajó sus hombros sin responder… No podía responder y más cuando la obligaban.
******
En una enfermaría del Templo de la Iglesia del Tiempo y el Espacio la Cardenal Brousseau y Vanessa estaban tratando la herida.
"Hay que tener cuidado. La purificación es difícil y esta no es una maldición simple, parece que se usa como arma de tortura." Dijo la Cardenal Brousseau curando la mejilla y viendo que Akira temblaba, murmuró. "Te curaré. La próxima es mejor que lleves objetos de purificación. Tal vez comprar artefactos de la Iglesia del Orden ayude, aunque deben ser de un sacerdote de alto rango."
Aurora que estaba cruzada de brazos observó cómo Akira apartaba la mirada de ella.
Un arma de tortura significaba que el dolor que generaba era intenso y el objetivo de la maldición parecía tratarse de quebrantar el espíritu de aquellos afectados.
Las armas malditas existían y los efectos diferían, pero muy pocas veces eran débiles y había pocas armas, que tenían esta clase de efecto.
"Es increíble que hayas soportado todo el dolor." Murmuró Vanessa sin ocultar la sorpresa.
"Yo… No fue para tanto. Los médicos de la Familia Shao me ayudaron, aunque no pudieron quitarlo. Estaba esperando mi turno en la Iglesia del Orden para ser purificada." Murmuró Akira en calma.
Estaba mintiendo, al menos con la primera parte.
En cuanto a lo segundo, que se necesitara que un sacerdote de alto rango se encargara demostraba lo terrible que era la maldición y para acceder a un sacerdote de ese tipo, no era simple.
Al menos aquellos que trabajaban gratis tenían demasiados turnos y era probable que sucediera algo similar con los pagos.
Aurora lo suponía, ya que conocía que la Cardenal Brousseau trataba a las personas gratis y algunas veces regeneraba miembros perdidos y ella era muy concurrida.
"No te preocupes, niña. Te estamos dejando como nueva." Murmuró la Cardenal Brousseau, moviendo su varita por la herida extendiendo un aura verde.
Vanessa estaba al lado, controlando un artefacto mágico que emanaba una luz purificadora blanca y las auras se entremezclaron.
El tratamiento estaba siendo llevado a cabo de esta manera.
Cerrando la herida desde el mentón, subiendo a una velocidad aterradora hacia arriba hasta que la cerraron por completo, dejando una piel blanca y lisa.
Que la expresión de Akira se relajara demostraba que antes seguía doliendo.
"Listo. Como nueva." Dijo la Cardenal Brousseau al terminar y sonrió al mirar a Aurora y añadió. "No seas tan dura con ella. Tú también has llegado con tus órganos hechos añicos, envenenada y a veces con los huesos fuera de tu cuerpo."
Aurora que recibió la mirada de la Cardenal relajó su expresión.
No iba a negarlo que ella también tuvo batallas en donde las heridas no eran una broma y el dolor era terrible.
Luchar en contra de Señores de la Guerra significaba tener enfrentamientos de este tipo y aquellas veces que se había arriesgado contó con la ayuda de su sistema y esa aura misteriosa que la apoyaba.
Y aunque Akira no contaba con un sistema, ella tenía su ventaja.
"Lo sé. Y cada vez me ocurría algo dejaba que me curaran y trataran, no me quedaba días esperando un turno." Respondió Aurora y observando que Akira temblaba, recalcó. "Y menos cuando tiene las herramientas para evitar la espera."
Si la hubiera llamado Aurora podía haber solucionado el tema en unos minutos, incluso si sucedió cuando estaba ocupada era fácil para ella enviarle un mensaje a la Iglesia del Tiempo y el Espacio para que ayudara.
Hasta le podía pedir a su madre, que la curara en un instante o a la Empresa Apicius que trajera alguien.
Akira podría haberlo pedido y lo solucionaba rápido, pero no lo hizo no porque le avergonzaba pedir ayuda o le incomodara ser ayudada, no lo hizo porque no deseaba avisarle.
La Cardenal Brousseau se retiró con Vanessa agitando su cabeza sin responder y Aurora al quedar sola, se cruzó de brazos mirando a Akira.
"La tortura es ilegal." Murmuró Akira en voz baja.
¿Estaba creyendo que la iba a torturar para sacarle información?
"Eres obediente. Sé que hablaras." Respondió Aurora manteniendo su mirada.
"Solo fue una batalla…" Respondió Akira y al ver que la seriedad no se reducía, suspiró y añadió. "Sí, estuve mal no haber pedido que me ayudaras a curarme. Te contaré lo que sucedió."
Fue una batalla y era normal que saliera herida.
Aurora no estaba enojada de que no pudiera salir ilesa y menos cuando las heridas eran normales, el problema era que no pidió ayuda para que la curaran.
Lo único que debió hacer fue llamarla y preguntarle si podía conseguir a alguien y ella lo hubiera ayudado sin que tuviera que preocuparse.
Akira empezó a hablar de lo que estaba sucediendo en China, sobre la misión que tuvo y la caravana para la familia de Shao Ya, quienes estaban siendo presionados demasiado.
Era hasta el punto de que estaban asesinando a los miembros que trabajaban para la Familia, prácticamente llevando a que nadie quisiera trabajar.
Las familias gobernaban la nación y las autoridades eran parte de las familias y aunque la Familia Shao era una familia de gran tamaño, estaba siendo presionado en múltiples áreas, llevando a que la debilitaran.
"No iba a perder ese camión. Eran tres rangos S, pero no eran tan fuertes. Si mi oponente no hubiera usado esa luz dorada, no me hubiera hecho nada." Respondió Akira sin ocultar la mirada fría que llevaba.
Akira era fuerte.
Había ascendido hace un par de años y durante todo ese tiempo obtuvo experiencia, trabajando en África e incluso en las tierras sin ley, en donde se enfrentaba a demonios y lunáticos.
En la última reunión que tuvieron ella logró congelar la forma de guerrero de Alice, cuya regeneración era alta y tal hecho demostraba que lo fuerte que se había vuelto.
Lo suficiente como para que cuando la atacaran por sorpresa recibiera una herida en su mejilla, sin perder su vida.
"Llegar hasta el punto de asesinatos a la luz del día… Suena jodido." Respondió Aurora y mirando a Akira que asentía, añadió. "Como si necesitaras ayuda."
La expresión de Akira cambió de inmediato.
"No. Esto no se trata solo de mí, es un asunto de Shao Ya. No puedo llevar a terceros para que ayuden de la nada. Es ella quien decide." Respondió Akira sin ocultar su negativa y con seriedad, comentó. "Así que no me obligues y no me pongas en una posición difícil."
Era un asunto de la Familia de Shao Ya y Akira estaba ayudando a esa mujer, lo que significaba que ella no tenía autoridad para traer más ayuda.
Era probable que le hubiera costado conseguir que Shao Ya recibiera ayuda y ella no deseaba hacer nada que pusiera incomoda a su amiga.
A Aurora le agradaban esos límites tan claros que tenía Akira y la seriedad con la cual podía hablar algunas veces.
"Entonces voy a hablar con ella." Dijo Aurora y recibiendo la mirada sorprendida de Akira, cuestionó. "¿Qué? Nos conocemos, hemos trabajado juntas y ustedes han venido cada vez que los necesito. Hasta me ayudaron con los estudiantes."
Shao Ya era alguien que la ayudó con los estudiantes y estuvo apoyando en las misiones arcas y asalto antes de los estudiantes, acompañando a Akira.
Ella consideraba al grupo de Akira, como amigos más que conocidos y era normal ofrecer una mano y más cuando no era tan complicado.
"No es lo mismo. Esto es peligroso." Respondió Akira con seriedad.
"¿Te refieres a más peligroso que viajar por medio del bosque mágico? ¿O menos peligroso que asaltar las casas de los Señores de la Guerra y matarlos junto a toda su gente?" Preguntó Aurora y viendo que Akira no tenía nada que decir, anunció. "Iré personalmente a China y convenceré a Shao Ya de que acepte mi ayuda."
Que le mencionara que era peligroso era una broma.
Aurora había llevado a su amiga a las tierras sin ley y la hizo participar en misiones en las que tuvo que asesinar por primera vez y en donde luchó a muerte en contra de sectarios.
Lo mismo sucedió en las misiones de asalto en el que el grupo de Akira participaba.
Incluso con esas misiones todo el grupo de Akira ayudó, participó y trabajó duro bajo su mando.
"¿No decías que la Empresa Apicius estaba conectada a la Familia Shao Ya?" Preguntó Aurora y al ver a su amiga asentir, anunció. "Soy la segunda accionista y supongo que no podrán rechazarme."
Si era necesario iría lo suficiente lejos como para usar el título de segunda accionista, del cual hasta el día de hoy seguía encontrándole extraño el cómo lo obtuvo.
No le gustaba inmiscuirse usando la autoridad de la Empresa Apicius y aunque le desagradaba, si era necesario lo utilizaría.
Hasta tal punto estaba llegando y…
"Eres increíble." Murmuró Akira en voz baja mientras suspiraba.
No era un elogio, pero…
"Gracias. Lo sé." Respondió Aurora guiñándole el ojo.
La expresión de Akira tembló en una risa y una pizca de resignación.
Sabiendo que no iba a detenerla una vez que quisiera lograr algo.
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