Kiran y yo continuamos nuestras sesiones de entrenamiento de manera exitosa y más abierta, ya que Ivan ya lo había aprobado. Me estaba volviendo realmente mejor en la lucha. Sabía cuándo bloquear, cuándo golpear e incluso cómo desarmar con éxito a un hombre lobo y darle un golpe rápido al corazón. Kiran era un buen profesor, muy paciente conmigo y también muy amable conmigo a pesar de que le dije que no lo fuera.
—Eso fue realmente muy bueno —Kiran me elogió cuando estábamos en una de nuestras sesiones de entrenamiento.
Esgrimí mi espada de madera, una sonrisa orgullosa en mi cara. —Lo sé.
—Está bien, no nos pongamos demasiado confiados ahora —Kiran dice con una risa mientras yo me reía con él.
—Sí, pero en serio, gracias —Le dije a Kiran y él me sonrió.
—Ha sido un verdadero placer, Luna —Kiran me dijo con una reverencia y yo rodé los ojos hacia él, pero estaba sonriendo.