Clic, clac, clic clac, sonaban nerviosamente las tijeras de saya mientras podaba los bonsáis de la tienda. En su mente se repetían los puntos importantes de la reunión con su cuñado: Noah era rico, Maya no lo sabía, la familia de Noah no sabía de la existencia de Maya, si se enteraban podrían incluso estar en peligro… ¿No era simplemente que no quería reconocer a su hermana? Pero él no podía intervenir en la relación de su hermana, él estaba muy feliz de saber que su hermana había encontrado a su destinado, todos decían que eso significaba felicidad asegurada ¿Quién no querría que los que amaba fueran felices? Pero en esa relación aun había engaños y mentiras.
Saya les daba mucha importancia a los sentimientos así que era infeliz al pensar que su hermana estaba siendo engañada, si su hermana lo supiera, ese incidente podría ser solo una broma, pero no era así, solo podía recordar cómo le había dicho terminantemente a su cuñado que tenía que decirle la verdad a su hermana o si no lo haría él, pero… Saya no quería decir nada que pudiera lastimarla, ella era el único familiar que le quedaba ahora. Suspiró mientras intentaba concentrarse en la jardinería, si era infeliz solamente podía intentar distraerse con el trabajo.
- ¿Eres infeliz?
Una voz profunda llego detrás de Saya, al voltear se encontró con su único cliente VIP y una sonrisa enorme se formó en su rostro, pero después de recordar que este era el hermano de su cuñado una ola de desanimo lo inundó, ¿realmente había escondido a su hermano por vergüenza? También recordó como Noah había dicho que estarían en peligro por su familia, Saya nunca se había sentido intimidado por el aura fría de Erick e incluso pensaba que así era como debía ser un hombre exitoso, pero ahora… sentimientos complicados lo inundaron
-Señor Moore
-Ya he dicho que el señor Moore es mi padre- con las últimas visitas de Erick se podía decir que eran bastante familiares, Saya estaba feliz por poder llevarse bien con el benefactor de su ídolo y Erick sentía que Saya era agradable- ¿Cuántas veces tengo que pedir que me llames simplemente Erick?
Erick tenía una muy buena impresión del chico, aceptar que lo llamara por su nombre era una prueba de ello, sin embargo, Saya no sabía que estaba dejando pasar una oportunidad por la que muchos empresarios matarían por pensar que Erick solo estaba siendo cortes. Una sonrisa educada se formó en su rostro, pero no contestó, Erick se sentía un poco indefenso ante este pequeño omega. Saya siguió haciendo sus deberes intentando insinuar que estaba ocupado
- ¿Hay flores nuevas? - preguntó Erick cambiando de tema, lo que Saya estaba regando era la comúnmente llamada "Corona de cristo" racimos de pequeñas flores anaranjadas crecían alrededor de un tallo de espinas- No las había visto antes
-Son nuevas, el gerente las introdujo ayer. ¿Desea ver los ramos? No puedo atenderlo inmediatamente, si tiene prisa mi compañera puede ayudarlo
Saya aún sonreía, pero Erick sentía que algo no estaba bien, Saya solo quería alejarse de este hombre que no dejaba de recordarle como le habían visto la cara todo este tiempo, pero Erick no parecía querer irse
-Tengo tiempo- Erick observó las flores, usualmente solo una mirada era necesaria para que el pequeño omega comenzara a charlar sin parar, pero hoy el niño estaba bastante silencioso, queriendo llamar su atención Erick acerco su rostro a las flores para sentir su aroma- No tienen olor
Comentó, cuando quiso ponerse de pie su corbata se había quedado prensada de una espina
- ¡Oh, no se mueva! - Saya recupero un poco de su vivacidad perdida, temía que el CEO se lastimara o rompiera la planta- lo ayudare
Acerco su rostro y soltó la corbata, cuando Erick vio de cerca el rostro de Saya sintió un ligero aroma a gardenias, esa debía ser su feromona, las pestañas del niño temblaban un poco como mariposas en un campo de flores, sus mejillas rojizas parecían pedir un mordisco, sus labios carnosos formaban un arco encantador, en resumen, al observarlo Erick solo podía pensar "que lindo".
Sintiendo una mirada sobre sí mismo Saya levanto la vista, El rostro de Erick era guapo, si veía con cuidado era bastante parecido a Noah, el color de los ojos era diferente, pero nadie podía decir que no eran familia, había estado ciego, MUY ciego. Dándose cuenta de que había estado observando descaradamente, Saya dio un paso hacia atrás pero su pie había llegado a un área húmeda y se había resbalado, estaba listo para golpearse con el piso cuando una mano grande y firme lo tomó de la cintura.
Erick observó a Saya, había sido un acto reflejo, su corazón estaba latiendo ligeramente rápido, Erick no podía tolerar el contacto físico, incluso era incomodo tocar a su familia y lo evitaba lo más posible, pero al sentir el tacto de esa cintura suave no pudo evitar apretar ligeramente, se sentía cálido y cómodo, el sentimiento de disgusto que nacía cada vez que otros lo tocaban no apareció.
Saya sintió el apretón en su cintura y se alejó del hombre, si hubiera sido otra persona Saya podría pensar que era un pervertido pero el rostro de Erick no tenía ni el más mínimo cambio así que se arregló la ropa ligeramente y susurró un gracias tímido.
-Está bien- La garganta de Erick se sentía ronca, el toque cálido en su mano no se desvanecía, puso su mano detrás de la espalda frotando sus dedos en disfrute- Deberías tener más cuidado
-Estoy un poco distraído hoy- el rostro de Saya se sonrojo, él tampoco quería que sus emociones afectaran su trabajo, pero no podía evitarlo, solo podía maldecir a sus hormonas por amplificar sus emociones- No sé dónde traigo la cabeza hoy
- ¿Qué te preocupa?
Saya miró a Erick y pensó que era una persona directa, había sido amable con él y había ayudado a su ídolo, era una buena persona, lo de su hermano… Saya no quería pensar en eso. Pensando como ese hombre frente a él era aclamado como un genio por las masas Saya no vio nada de malo en preguntar
- ¿Ha oído hablar de los predestinados?
La voz de Saya no era más alta que un susurro.
-Es una tontería, cualquier persona que diga que es tu predestinado miente.
Respondió Erick rápidamente sintiéndose un poco incomodo al pensar que había alguien engañando al niño, no se dio cuenta de que la tez de Saya había palidecido.