El anciano Tang continuó explicando el caso —Para decirlo de manera directa, su cerebro ya está dañado, por lo que no puede ser tratado. A menos que alguien pueda abrirle la cabeza y limpiar el daño, no se le puede tratar. Y hacer esto pondría su vida en extremo peligro.
—Quiero que lo examines y veas si puedes curarlo —concluyó el anciano Tang.
Qin Yan frunció los labios y permaneció en silencio durante un minuto. Miró a los ojos del anciano Tang y sonrió —Está bien.
—Eso es bueno entonces. Deja que llame a alguien para traer a ese paciente aquí. ¿Puedes chequearlo de inmediato, verdad? —Sí. No tengo problema con eso.
*
Después de sólo 15 minutos, oyeron un golpe en la puerta y cuando la puerta se abrió, entró un niño frágil con sus padres.
El anciano Tang les explicó la situación a los padres del niño. Eran agricultores comunes y estaban derrotados cuando el médico dijo que su hijo no podía ser curado.