Todos los participantes del examen de cazador se encuentran ahora frente a la entrada de la Gran Ciénaga Numelle, la mayoría agotados por la larga carrera que acababan de correr. El ambiente, denso y sofocante, hace aún más pesado el cansancio que sienten.
Detrás de ellos, la puerta automática que separa la ciénaga del túnel comienza a cerrarse lentamente. Un participante rezagado lucha por subir las escaleras. "¡¡Espérenme!!" —grita desesperado—, pero es tarde. El tiempo límite ha expirado, y la puerta se cierra con un eco metálico, dejándolo fuera del examen.
Satotz: —Permítanme reiterarlo—. La voz del examinador resuena con firmeza, mientras sus ojos escudriñan el oscuro horizonte de la Gran Ciénaga Numelle. —Las criaturas que habitan aquí son astutas, y sus trucos... mortales. No hay límite para sus engaños—. La tensión en el ambiente es palpable; cada palabra parece pesar más que la anterior.
—Esto no es un capricho— continúa con voz grave —es simplemente la base de este ecosistema. Por eso lo llaman "El Pantano de los Tramposos". Sigánme de cerca y mantengan la concentración—. Su mirada se endurece. —Si no lo hacen, están muertos—.
Leorio: —Qué lindo gesto de su parte advertirnos—. Su tono es claramente sarcástico mientras observa a Satotz avanzar con calma por el oscuro pantano. —¡No puedes engañar a alguien que está alerta en busca de trucos!—.
De repente, un grito interrumpe el ambiente tenso.
—¡Es una mentira! ¡Está mintiendo!—. Una figura surge tambaleante desde las sombras cerca de la plataforma de entrada al túnel. Un hombre herido, cubierto de rasguños y con la respiración agitada, avanza, señalando con furia a Satotz.
—¡Yo soy el verdadero! ¡Es un impostor! ¡Él no es el examinador!— vocifera, su voz quebrándose por el dolor mientras apunta con desesperación al hombre que guía a los aspirantes.
La multitud de aspirantes comienza a murmurar, el aire se llena de dudas y desconfianza. Algunos intercambian miradas preocupadas, mientras otros observan con cautela a Satotz, inseguros de en quién confiar.
—¡Se los demostraré!— grita el hombre, tambaleándose mientras saca de su bolsa algo espantoso. —¡Él es un simio con cara de hombre!—.
Levanta el cuerpo inerte de una criatura del pantano, su rostro una réplica exacta del examinador Satotz. El cadáver parece aún más grotesco bajo la luz grisácea del pantano, y un escalofrío recorre a los aspirantes.
—Son criaturas del pantano— continúa el hombre, jadeante. —Ellos desean carne humana fresca, pero son demasiado débiles para cazar por sí mismos. ¡Se disfrazan y guían a los humanos hacia las trampas del pantano, donde, junto con otras criaturas, los capturan vivos!—.
Alza la voz aún más, su tono cargado de desesperación. —¡Este impostor está tratando de llevarse a todos los aspirantes a cazador! ¡Nos llevará directo a una muerte segura!—.
En ese mismo instante, antes de que el hombre pueda terminar de hablar, unas cartas de póker se incrustan en su rostro como cuchillas afiladas. Un grito de dolor escapa de sus labios mientras cae al suelo sin vida.
Al mismo tiempo, el examinador Satotz, con una calma inquietante, detiene el mismo ataque de cartas que vuelan en su dirección. Con la destreza de un maestro, atrapa las cartas entre sus dedos, cada movimiento preciso y medido, como si estuviera jugando en lugar de luchando por su vida.
Hisoka: Je je. Interesante...
En ese preciso instante, el mono con cara de hombre, que todos creían muerto, se levanta de un salto y comienza a huir a gran velocidad. Sin embargo, Hisoka, con una sonrisa enigmática, lanza una carta que se clava con precisión mortal en su frente.
Multitud: ¡Ese mono estaba haciéndose el muerto...!
Hisoka: Ahora hemos desnudado la verdad. Él es el verdadero. Los examinadores son cazadores que se involucran en esto por orden del comité de jueces; no reciben paga por ello. Un cazador ordinario, al que todos aspiramos a convertirnos, no tendría problema alguno en esquivar mi ataque.
Satotz, con una calma inquietante: Tomaré eso como un cumplido. Pero... el próximo ataque dirigido a mí, por cualquier motivo que sea, resultará en tu descalificación inmediata. ¿Entendido?
Hisoka, con su mirada penetrante: Claro, querido examinador.
Multitud: .....??
Luego de eso, unos buitres descienden en picado, acercándose a devorar el cuerpo del falso examinador.
Satotz, observando con frialdad: Como pueden ver, perderse aquí no es nada bonito.
Leorio, con un ligero temblor en la voz: La ley de la jungla... intimidado, es horrible.
Satotz, con una mirada penetrante: Hm... Un buen intento al intentar decir que soy un impostor para sembrar confusión, y así, atraerlos al camino equivocado... directamente a las garras de este pantano. Ese es el tipo de engaño de vida o muerte que convierte a este lugar en el peligroso y fascinante laberinto que es.
Satotz continúa, su voz grave resonando: Estoy seguro de que muchos de ustedes comenzaron a dudar de mí.
Leorio, riendo con algo de vergüenza: Je je...
Hanzo, uniéndose a la risa, también avergonzado: Jajajaja...
Satotz- bueno a la segunda fase, siganme y procuren no perderme de vista.
Satotz comenzó a correr, y los aspirantes lo siguieron, sintiéndose impotentes al darse cuenta de que debían continuar avanzando. Pero ahora todo era diferente: una densa niebla se cernía sobre ellos, el suelo estaba cubierto de barro y bestias de todo tipo bloqueaban su camino. En menos de cinco minutos, varios cayeron en trampas mortales, sus gritos desgarradores resonando mientras eran devorados.
Algunos aspirantes fueron atrapados en fauces afiladas de Lagartos de Niebla , criaturas enormes y sigilosas, que surgieron del barro como sombras, devorando a los desprevenidos con un solo mordisco. Otros se encontraron con Tortugas de Cazadores , con capas que reflejaban la luz como espejos, hipnotizando a quienes se atrevían a mirarlas. Un aspirante, incapaz de resistir la atracción, quedó atrapado en un trance, solo para ser devorado cuando la tortuga lo absorbió con su poderosa mandíbula.
Mientras tanto, en un rincón del pantano, mariposas hipnóticas danzaban en el aire, sus alas iridiscentes atrayendo a los incautos. Un grupo de aspirantes, deslumbrados por la belleza, se acercó demasiado. De repente, las mariposas se transformaron en Lágrimas del Pantano , criaturas aladas que arrojaban un veneno paralisante. Los aspirantes cayeron al suelo, incapaces de moverse mientras las bestias se abalanzaban sobre ellos.
Marco , cubierto de sangre, se había separado del grupo. Se encontró descansando relajado sobre el cadáver de un cocodrilo gigante de casi diez metros, su eapada ensangrentada y un corte gigante que abria el estomago de la bestia regando sus tripas, Marco disfrutaba de un momento de tranquilidad, sintiendo la brisa del pantano y observando cómo el caos se desataba a su alrededor, ajeno a las peligrosas criaturas que acechaban en la niebla
Mientras el horror se desarrollaba, un Buitre de Sombra se lanzó desde las alturas, su silueta oscura proyectándose sobre un grupo de aspirantes. Uno de ellos, incapaz de reaccionar, fue atrapado por las garras del ave, que lo arrastró hacia el cielo antes de dejarlo caer en el fango, donde las Serpientes de Barro lo rodearon, devorando rápidamente cualquier vestigio de vida que quedara.
Satotz , consciente del pánico que reinaba, mantuvo la calma. "Recuerden, este es un juego de astucia. No dejen que el miedo los consuma. Mantengan la mente clara y sigan adelante", gritó, mientras los aspirantes luchaban por mantenerse unidos en medio de la niebla.
Un lamento resonó cuando un grupo de aspirantes fue atacado por Sanguijuelas Gigantes , que emergieron del suelo, arrastrándose hacia sus presas y desgarrando carne con sus mandíbulas. La desesperación se apoderó de ellos mientras caían uno tras otro, sus gritos ahogados por el ruido de la batalla y el susurro del pantano.
El aire se volvió espeso con el temor y el sufrimiento de los aspirantes, y el pantano continuó su danza macabra, mostrando que era un lugar donde la vida y la muerte se entrelazaban en un ciclo sin fin. Marco, ajeno al horror que se desplegaba a su alrededor, disfrutaba del momento de paz, un respiro en medio del caos, recordando que en el camino hacia convertirse en cazador, solo los más astutos y decididos podrían superar los desafíos que el pantano tenía reservados.
Marco se acomodó sobre el cadáver del cocodrilo gigante, contemplando el caos que reinaba en el pantano. "Bueno... ignorando todo el alboroto que se armó en cuanto entramos a este lugar, mis sentidos me dicen que hay una gran bestia aquí, un verdadero monstruo que se alza por encima de todas estas criaturas feas y débiles. Podría buscarlo, pero me llevaría tiempo. Debo concentrarme en el examen. Tal vez, cuando termine, pueda volver aquí y usar este lugar para divertirme, cazar bestias… Jeje, un 'cazador de bestias', Marco Rain... 'Cazador de Bestias' de tres estrellas, y conocido como el cazador más fuerte de todos. Jeje."
Mientras Marco fantaseaba, una corazonada cruzó por su mente. Sus sentidos se agudizaron, alertándolo de un peligro inminente. Con un ligero ceño fruncido, concentró su olfato y audición, buscando la fuente de la inquietud que lo envolvía. En un instante, explotó en una ráfaga de velocidad, cruzando cientos de metros en segundos, cortando el aire y atravesando la niebla que lo rodeaba.
Al llegar al lugar, su mirada se encontró con un campo de batalla caótico. Cuerpos de aspirantes yacían esparcidos por el suelo, un testimonio del brutal encuentro. En el centro de la escena, Gon y Leorio luchaban contra Hisoka, quien se movía con la gracia y agilidad de un depredador en su elemento, sus cartas cortando el aire como cuchillas mortales.
Los ojos de Marco se iluminaron al presenciar la feroz batalla. "Vaya, parece que he llegado justo a tiempo para el espectáculo", murmuró para sí mismo, con una sonrisa que mezclaba curiosidad y emoción. Sin embargo, la tensión en el aire era palpable. Gon, con su inquebrantable determinación, esquivaba las cartas de Hisoka, mientras Leorio intentaba mantener la calma, pero la presión del combate era evidente en su rostro.
Esto se está poniendo interesante, pensó Marco, preparándose para unirse a la refriega. La vorágine del combate lo llamaba, y el desafío de enfrentarse a un oponente tan formidable como Hisoka encendía su espíritu competitivo.
En la batalla hisoka parecia disfrutarla, noqueo de un golpe a leorio y agarro del cuello a gon y lo contemplo como si este fuera un juguete lo que alarmo a Marco.
Marco- ¡¡Hisoka!! ¡¿Por que no te enfrentas a mi?! - dice Marco con un aura asesina.
En medio de la feroz batalla, Hisoka parecía disfrutar de cada instante. Con un movimiento elegante, noqueó a Leorio de un solo golpe, quien cayó al suelo, aturdido y fuera de combate. Luego, con una sonrisa retorcida, agarró a Gon del cuello, contemplándolo como si fuera un juguete entre sus manos. Este espectáculo no pasó desapercibido para Marco, quien observaba desde una distancia prudente.
Marco se sintió invadido por un aura de determinación que irradiaba desde lo más profundo de su ser. Con una calma sobrehumana, su mirada se centró en Hisoka, y una sensación de poder lo envolvió. "¡Hisoka! ¡¿Por qué no te enfrentas a mí?!" exclamó Marco.
Al escuchar el desafío, Hisoka giró lentamente la cabeza, sus ojos brillando con una mezcla de interés y diversión. "¿Ah? ¿Tienes algo que decirme, pequeño cazador?" Su sonrisa se ensanchó, revelando una emoción casi palpable. Pero en lugar de amedrentarse, Marco avanzó con pasos firmes y seguros, como un héroe que se enfrenta a un monstruo, su presencia transformando la atmósfera a su alrededor.
"Tu diversión termina aquí," declaró Marco, una chispa de luz brillando en sus ojos. "No tengo intención de permitir que dañes a mis compañeros. Enfrentarte a mí será tu mayor error." Con cada palabra, la tensión crecía.
Gon, aún atrapado, gritó: "¡Marco, ten cuidado!"
"Tranquilo, Gon," respondió Marco con una sonrisa confiada, su voz resonando como un eco de poder y determinación. "No tengo miedo. Soy un Rain, nunca huimos de una batalla.
Hisoka soltó a Gon y dio un paso hacia adelante, pero Marco no retrocedió. En cambio, "¿Qué esperas, Hisoka? Ven a probar tu suerte contra mí. Siento el poder fluir a través de mí, y hoy, se hará justicia."
El combate entre Marco y Hisoka se intensificó rápidamente, el aire vibrando con cada golpe. Hisoka, con su agilidad y astucia, se movía como una sombra, esquivando los ataques de Marco mientras sonreía con un aire de diversión. Marco, con su físico formidable, lanzaba ataques rápidos y poderosos, pero el payaso parecía disfrutar del desafío.
Ambos intercambiaban golpes, el sonido de los puños resonando como truenos en el pantano. Marco conectó un golpe en el costado de Hisoka, pero este lo esquivó en el último segundo, contraatacando con un gancho rápido que impactó en la mandíbula de Marco. Aunque el golpe lo sorprendió, el joven aspirante se mantuvo firme, su determinación creciendo.
Gon observaba, impresionado por la fuerza de Marco, pero preocupado por el payaso. Cada ataque parecía más peligroso que el anterior. Hisoka, con una risa juguetona, se lanzó hacia Marco, utilizando su agilidad para girar y golpear con una patada en el abdomen. Marco retrocedió, sintiendo el impacto, pero rápidamente se recompuso, la adrenalina fluyendo a través de sus venas.
"¿Eso es todo?" bromeó Hisoka, disfrutando del intercambio. "Te veo potencial, pero aún tienes mucho que aprender".
Sin perder un segundo, Marco cargó de nuevo, lanzando una combinación de golpes rápidos. Hisoka, con su experiencia, bloqueaba y esquivaba, buscando la oportunidad para contraatacar. En un momento decisivo, Marco se lanzó con un puñetazo directo, pero Hisoka, con una sonrisa astuta, hizo un giro en el aire, evitando el golpe y posicionándose detrás de Marco.
Con un movimiento fluido, Hisoka lo atrapó en un estrangulamiento, pero Marco, en lugar de entrar en pánico, utilizó su fuerza sobrehumana para liberarse, empujando a Hisoka hacia atrás con un poderoso codazo. La lucha continuó, cada uno buscando el punto débil del otro.
Marco lanzó una serie de patadas y puñetazos, pero Hisoka logró desviar varios de ellos, mostrando su habilidad en el combate cuerpo a cuerpo. Sin embargo, Marco era tenaz y cada vez más consciente de los movimientos de su oponente. Después de un intercambio brutal, logró conectar un puñetazo que envió a Hisoka volando hacia un árbol cercano.
"¡Eres más resistente de lo que pensaba!", exclamó Marco, sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo. Pero en lugar de rendirse, Hisoka se rió, levantándose con una actitud despreocupada.
"Esto es emocionante, ¡me encanta!", dijo Hisoka, limpiándose el polvo. "Dame más".
El combate se reanudó con renovada intensidad. Hisoka lanzó un ataque rápido, pero Marco, anticipando el movimiento, lo bloqueó y respondió con un golpe ascendente que hizo retroceder al payaso. Sin embargo, Hisoka contraatacó con un gancho de izquierda, impactando en la mandíbula de Marco, quien sintió la fuerza detrás del golpe.
Gon observaba, su corazón latiendo con fuerza. La diferencia de habilidades entre Marco y Hisoka era evidente; cada vez que uno de ellos atacaba, el otro parecía encontrar una forma de sortear la amenaza, y la lucha estaba llena de emoción.
Marco se lanzó nuevamente, su impulso lo llevó a realizar una serie de ataques de pierna. Hisoka, ágil como siempre, esquivó la mayoría, pero un golpe rápido conectó, enviándolo a rodar hacia atrás. Sin embargo, se levantó rápidamente, su sonrisa nunca se desvaneció. "Eso fue impresionante. Pero ahora es mi turno".
Con un giro rápido, Hisoka se balanceó sobre Marco, lanzando una patada en un movimiento que parecía sacado de un espectáculo. Marco logró bloquearla, pero la fuerza del ataque lo empujó hacia atrás. En ese momento, Hisoka aprovechó la oportunidad y lanzó una serie de golpes rápidos, atacando con una mezcla de fuerza y precisión que dejó a Marco luchando por mantener la ventaja.
Ambos luchadores se movían rápidamente, el pantano se convirtió en su campo de batalla. Hisoka se lanzó de nuevo, esta vez con un giro espectacular, y cuando Marco se preparaba para contraatacar, Hisoka realizó un movimiento sorpresa, capturando el brazo de Marco y usándolo como palanca para derribarlo.
Marco cayó al barro, pero no se detuvo. Usó la inercia para rodar y levantarse de un salto, y cuando Hisoka lo atacó nuevamente, Marco levantó su rodilla justo a tiempo, impactando en el abdomen del payaso. Sin embargo, la pelea estaba lejos de terminar.
"Eres fuerte, pequeño", musitó Hisoka, pero Marco no se detuvo. Se lanzó hacia adelante con un golpe devastador que fue esquivado por Hisoka. En un movimiento rápido, Marco giró y lanzó un golpe directo, impactando en el costado de Hisoka y haciéndolo tambalear.
Con un impulso feroz, Marco fue tras él y, en un momento culminante, asestó un golpe brutal a su brazo. El sonido de huesos rompiéndose resonó en el aire, y Hisoka soltó un grito de dolor, llevándose la mano al brazo, ahora inhabilitado. Aunque el dolor lo consumió, en sus ojos brillaba la admiración.
De repente, un ruido proveniente de su bolsillo interrumpió la escena; una voz metálica y urgente salía de lo que parecía ser un comunicador. "Hisoka, la segunda fase del examen está a punto de comenzar. Debes regresar ahora".
"Recibido, voy en camino", respondió Hisoka, todavía con una sonrisa torcida en su rostro.
"¡Increíble! ¡Realmente eres un monstruo del combate!", exclamó Hisoka con una sonrisa torcida. A pesar de la derrota momentánea, el brillo en sus ojos reflejaba su satisfacción por haber encontrado un rival digno.
"Crees que tienes derecho a hablar de probarnos. Hasta donde sé, el único con un brazo roto aquí eres tú", replicó Marco, con confianza.
"Maravilloso... capacidades físicas sobrehumanas, gran carácter e inteligencia", musitó Hisoka. "Al final del examen, cuando aprendas lo necesario, vuelve a reunirte conmigo y te enseñaré lo que tus agudos sentidos no te mostraron hoy".
Con un gesto dramático, Hisoka se despidió. "Por ahora, les haré un favor y llevaré a vuestro amigo a la segunda fase. Ustedes dos, apresúrense", dijo mientras cargaba a Leorio y se alejaba, su risa resonando en el aire.
Con ambos luchadores exhaustos pero en pie, el combate terminó, dejando a Marco respirando con dificultad, su confianza en aumento, mientras Hisoka, a pesar de su brazo roto, se retiraba con una sonrisa. La batalla había sido feroz, y aunque no había un claro ganador, ambos habían dejado una marca en el campo de batalla que resonaría mucho después.
Gon, observando todo, comprendió la diferencia de fuerza y habilidades en el mundo del combate. A pesar de no haber ganado, Marco se había establecido como un verdadero guerrero, y el impacto de su pelea quedaría grabado en su mente como un recordatorio de la lucha y la fuerza necesarias para convertirse en cazador.