Anna caminaba hacia Noah con hesitación, mordiéndose la mejilla por dentro mientras colocaba sus manos en las de él.
Noah la observaba de cerca, como un depredador a punto de devorar a su presa. Vio cómo ella tomaba sus manos sin mirarlo. La mejilla de la mujer se había tornado rosa; estaba avergonzada y a él le encantaba.
Él quiere ser el único en verla en ese estado. El pensamiento de que alguien más la viera así le irritaba, pero lo descartaba tan rápido como venía.
Sea lo que sea que haya hecho en el pasado, él lo reemplazaría con recuerdos de sí mismo.
Noah la atrajo suavemente para colocarla entre sus piernas. Su suave trasero descansaba en su regazo donde él creía que pertenecía.
Anna estaba avergonzada, tenía que recordarse constantemente que estaban casados y que todo lo que Noah le hacía era normal.
Era su esposa y él su esposo. No estaba haciendo nada malo.