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60% Que se jodan los arcoíris © / Chapter 24: Capítulo 12: Que se jodan los humanos.

Kapitel 24: Capítulo 12: Que se jodan los humanos.

«¡Jean, no lo hagas! ¡No es la única salida!».

«No necesitaba bajar hasta el fondo del mundo… para encontrar a alguien tan maravillosa como tú».

«Cruel… Mundo ser cruel…».

«Toma, te regalo este hermoso anillo. Gracias por ser mi amiga».

«¡Yo estudié y practiqué mi magia por años para tener su atención! ¡Y tú, mocosa, ¿crees que simplemente puedes aparecer y llevarte todo el crédito?!».

«Quiero que limpies mis botas con tu lengua, vampiro asqueroso».

«Porque este sitio es ahora nuestro hogar…».

«Prometo escribirte cartas por el resto de mi vida».

«Sálvalos, te lo ruego».

 

•┈••✦ ۵ ✦••┈•

 

Me hago bolita en mi sitio, temblando por el frío. Mis huesos se sienten tan débiles que no creo poder ponerme de pie tan fácilmente. Creo que acabo de tener un sueño, uno lleno de sentimientos tan contradictorios que no puedo procesar cada uno de ellos de manera rápida.

Mis parpados se abren con lentitud solo para toparse con un techo diferente al que tienen los Jardines Huecos. En esencia, es la misma jodida roca inerte que tiene toda esta jaula que se llama El Abismo, pero todo se siente diferente. La neblina de la tercera capa ha desaparecido, y en su lugar, un camino de tierra más bonito es dejado atrás conforme mi cuerpo avanza.

Ah sí, había olvidado mencionarlo, mi cuerpo, ya de por si débil, está sufriendo náuseas y golpes. Todo gracias a una carreta donde viajo junto a grandes barriles sellados. Lo único que se interpone entre el frio del ambiente y mi piel desnuda, es una sábana delgada que no sirve de mucho. Apenas y puedo moverme, y en general me siento terriblemente mal.

—Plaxzlume lepremi, kidulo expelornio abalonikc—la voz del conductor, a quien no he podido ver el rostro, se hace presente.

En circunstancias normales, solo soltaría un "¿Eeeeh?" y seguiría con mi existencia, pero ni siquiera pude comprender lo que dice. ¡Buaaaaah! Extraño "Hiperconciencia", si tan solo la conservara, todo sería mucho más sencillo para mí.

Mi mente está un poco más despejada ahora, así que puedo recapitular que es lo que ha sucedido desde que me encontré con Amcottes y sufrí una terrible herida mortal que me borró del Sistema. O que al menos lo intentó.

Voy a ser cien por ciento honesta, no sé con exactitud que sucedió y me cuesta recordar los sucesos posteriores, pero justo después de que el hombre unicornio modificara mi cuerpo, tuve un encuentro con alguien importante. El dueño del rancho, el mero mero. Como sea, no puedo mantener frescas esas memorias, así que dejémosla en un montón de bla bla bla y PUM, me desmayé.

Cuando pude recuperar la conciencia, estaba en esta carreta, siendo transportada como si de un barril más se tratase. Al menos agradezco que el tipo que me puso aquí tuviera la decencia de taparme, tengo que reconocer que no es un maldito pervertido. Puedo suponer que me encontró tirada en algún lugar y me rescató, así que tendrás siempre mi agradecimiento, sujeto desconocido.

¿A dónde nos dirigimos? Nadie sabe, nadie supo. Lo único que sé es que hemos entrado a un lugar llamado Badaron, que no tengo idea de donde… ¡Ay! ¡La carreta acaba de pasar una piedra y me hizo saltar! ¡Órale no llevas vacas! Mi cuerpecito me duele, buaaaah…

¿En qué estaba? Ah sí, Badaron. No sé en qué parte de El Abismo se encuentre, pero estoy más que segura de que no está debajo del Subterráneo Seco.

Continúo perdida en mis pensamientos cuando siento como la carreta se detiene. Me gustaría echar un vistazo afuera pero apenas y tengo fuerza para levantarme y mirar. Me quedo tendida ahí, esperando a que venga alguien cuando después de un rato logro escuchar a dos personas, el hombre de la carreta y una mujer.

Ambos me observan un breve segundo antes de ponerse a dialogar entre ellos. Meh, como no entiendo nada de lo que dicen, voy a inventarme algo en mi cabeza.

—Grrr, maldito mujeriego, ¿por qué traes una chica tan linda en la carreta?—comienza la mujer.

—Oh, querida, te juró que no es lo que parece—se defiende el hombre.

—¡Nunca volverás a ver a los niños, me iré de la casa!—responde su esposa.

—¡No, por favor! ¡Cambiaré, dejaré de recoger chicas desnudas y de tomar en las tabernas!—suplica el hombre.

—Lo siento, Eugenio, pero lo nuestro se acabó…

Buaaaah, hasta yo estoy llorando de lo triste de la escena. Pero en realidad, parece que están hablando de otra cosa que no tiene nada que ver con la mini telenovela con la que acabo de tergiversar sus palabras raras.

—¿Polxcin ris marlla?—la mujer me pregunta algo.

Giro mi cabeza, confundida. Parece algún tipo de pregunta, sin duda alguna, pero no sé qué responder. Tal vez me estén cuestionando si soy una criminal de guerra o alguna estupidez. Voy a responder con la primer babosada que se me pase por la cabeza.

—Panqueque—respondo sin dudar.

Me arrepiento de haberme burlado de Amcottes cuando no entendió mi idioma natal, porque ahora yo soy la tonta que estoy en esa situación. Tanto el hombre como la mujer se observan confundidos, pero posteriormente siguen hablando.

—Omuch usotog, pak marlla Dranin—continúa la mujer.

—Er pak marlla Elfash—añade el hombre.

Los sigo mirando con confusión. ¡Aaaaaaahg! ¡Es desesperante no saber absolutamente nada del idioma! No, no voy a rendirme así como si nada, voy a intentar manifestar el Sistema.

Hago un esfuerzo por usar alguna de mis habilidades, pero ni siquiera consigo mirar mi ventana de estados como cuando era un unicornio. ¡Nooooooo! ¡Te maldigo, Amcottes! ¡No quiero comenzar desde cero!

La mujer me mira con lastima y lleva su mano a mi cabeza. Intento rechazar el contacto físico, pero me es imposible hacerlo cuando siento calidez irradiando de ese simple gesto. Nunca nadie había hecho algo así, es una sensación extraña que no puedo describir con facilidad.

El hombre de la carreta me extiende la mano, y aunque dudo al principio, termino por aceptar su ayuda para levantarme. Ambos me ayudan a cubrirme con la sabana; sin embargo, tengo un nuevo problema que me avergüenza confesar. Olvidé como caminar en dos pies.

Gracias a la mujer que me sostiene, consigo un apoyo para sujetarme e intentar estar de pie. Prácticamente soy arrastrada hasta la entrada de una granja, que parece ser el hogar de ambos. Con mi dignidad hecha trizas, logro sentarme en una silla y esperar a que los dos terminen de discutir asuntos que intuyo están relacionados conmigo.

Aprovecho su distracción para analizar el lugar. La pequeña cabaña está construida con madera, pero luce resistente pese a todo. Cuando bajé de la carreta pude comprobar que el pueblo luce como los poblados medievales que aparecen en la ficción de mi mundo, aunque un poco menos… miserable de cómo eran en la vida real. Pero algo que tengo que reclamarles es la iluminación, me cuesta creer que incluso en la tercera capa hubiera una iluminación más intensa y natural que la que tienen dentro de su casa.

Noto un pequeño espejo de mano reposando en medio de la mesa, así que me estiro para alcanzarlo con esfuerzo. ¡Buaaaaaaah! Todavía tengo ese horrible cabello blanco con arcoíris y los ojos multicolores; y he notado que cambian de color cada cierto tiempo. Juré que cuando tuviera cuerpo humano volvería a ser gótica, pero esto está sobrepasando mis expectativas de reencarnación.

—Ol, par rellosi, Panqueque—la mujer parece darse cuenta de mi consternación.

¿Por qué repitió la palabra "Panqueque"? Bah, me da igual. Solo necesito descansar un poco, ponerme gótica otra vez y recuperar mis habilidades.

 

•┈••✦ ۵ ✦••┈•

 

Cuando reencarnas en un mundo de fantasía, creo que lo último que querrías hacer es acabar como obrero, ¿no? ¡Entonces no me pongan a hacer trabajos que no hubiera hecho ni siquiera en mi mundo de origen!

Ay, mis bracitos duelen de estar arando tierra durante todo el día. El momento en que llegué a esta granja pude dormir y comer bien gracias a los dos moradores de aquí, pero unas horas después fui despertada, me dieron ropa cómoda, un overol, un azadón y me arrojaron a trabajar en la granja.

Supongo que no puedo ser una malagradecida, me han estado alimentando y dejando dormir en su casa desde entonces, aunque no puedo controlar bien mi horario de sueño.

Aprendí que este mundo tiene un sistema de calendario muy diferente al que tenemos en la tierra. Para empezar, no existe el concepto de minutos, los habitantes tienen una estupidez llamada "Ciclos", y cuando conté cuánto dura uno pude calcular que es lo aproximado a quince minutos en la tierra. Qué manera de complicarse la vida tienen aquí.

Voy a resumirlo porque me da flojera estar arando y pensando: cada seis ciclos son un periodo, y el día tiene ocho periodos; doce horas en total, haciendo cuentas. Los muy tontos humanos abisales cuentan treinta días para formar un selenio, o sea un mes. Y cada doce selenios, pasa un curso abisal, lo equivalente a un año. Aunque pensándolo bien, y en vista de que los días duran menos que en la tierra, un curso abisal sería medio año en mi mundo, ¿no? Aaaahg, no lo sé, soy pésima en matemáticas.

Y estos lunáticos solo duermen cuatro periodos, o sea seis horas, y las otras seis trabajan. Para alguien como yo, acostumbrada ya a dormir días enteros, es un martirio, mi reloj biológico está hecho un asco.

Así que estoy desde el periodo Brillo hasta Sombra trabajando, y la vida se repite una y otra vez. Buaaaaah, nunca pensé que diría esto, pero quiero volver a ser un unicornio.

Y hablando de eso, mi cuerno desapareció junto con mi posibilidad de ver el Sistema. Y mi fuerza y aguante es tan pobre como lo era antes de reencarnar, lo cual es mucha diferencia en comparación con el vigor que tenía en mi forma equina.

Ugh, me distraje en mis pensamientos, necesito regresar a arar el campo. La, la, la, la, la, odio el horario abisal. Pero tampoco soy una floja… o bueno, un poco, la verdad.

—¡Panqueque! ¡Econ uquo!—me llama la mujer desde la lejanía.

He aprendido muuuuy poco del idioma de aquí, pero algunas cosas como la que acaban de exclamar ya puedo entenderlas como un "Ven aquí". También noté que las palabras Dranin y Elfash solo se mencionan cuando uno de los dos habla con el otro, así que decidí pensar que la mujer se llama Dranin y el hombre Elfash.

Dejo el azadón en el suelo y limpio mi frente de sudor para acercarme a ella. No es hasta que llego ahí cuando notó a una segunda persona que no había visto antes en la casa. Es un hombre de cabello elegante oscuro y gafas, su rostro refleja conocimiento… un par de arrugas muy ligeras. Él me observa y esboza una sonrisa amigable.

—Panqueque, lue marlla Abaret Bowyar fepros. Lue terda silcas yahilo nuras—dice Dranin.

El sujeto hace una reverencia y comienza a hablar en el idioma de aquí. Naturalmente, mi única reacción es una de confusión. Lo siento, señor elegante, pero no entiendo nada de lo que dice.

Él da un suspiro de resignación y me señala una silla. Uy sí, lo que necesitaba en estos momentos es sentarme. Me apresuro a poner mi trasero a descansar cuando noto que el hombre saca papeles con dibujos y más cosas así. Eeeeh… ¿por qué de pronto me siento una niña de preescolar? Bueno, si nos vamos a la edad que tengo en este mundo, lo cierto es que tengo solo un par de años, a pesar de que mi apariencia es mayor.

—Kue maidpu nueda kriskp esauri, silcas yahilo nuras parx maidpu—dice el sujeto elegante.

Buaaaaaah, no quiero estudiar. No vine a este mundo a revivir la escuela. Aunque debo decir que el hombre emite un aura de sabiduría y conocimiento muy capaz. Tal vez debería callarme y poner atención en sus clases, puede que en poco tiempo acabe entendiendo el idioma de este mundo.

 

•┈••✦ ۵ ✦••┈•

 

Que se jodan las clases… ese es un buen título… zzzzz…. Estoy muriéndome de aburrimiento y apenas puedo mantener mis parpados abiertos. Sin embargo, también debo añadir que me ha servido muchísimo. Ya ha pasado un buen tiempo desde que comencé a tomar clases con el sujeto elegante, que resultó llamarse Abaret Bowyar.

Si tuviera Hiperconciencia, no tendría que haber pasado por todo esto. Pero lo hecho, hecho está, y ahora soy mucho más culta e inteligente que todos los humanos en este hueco, je, je, je.

Bueno, no exactamente, todavía estoy aprendiendo. Mi memoria residual de mis tiempos como unicornio también me ha ayudado mucho a entender las palabras y letras escritas, por lo que puedo dar por sentado que sé lo suficiente para comunicarme en maidpu salbia, o idioma abisal, traducido.

Lo primero que hice una vez pude hablar fue averiguar a donde vine a parar. Al parecer, el señor Elfash había hecho un viaje a la tercera capa, cuando regresaba de los Jardines Huecos, me encontró tirada a un lado del camino. Preocupado por mi seguridad e integridad, me montó en su carreta y me trajo hasta su granja, donde él y la señora Dranin han cuidado de mí con esmero.

Debo decir que tengo sentimientos encontrados al respecto. Mi madre y padre en mi mundo natal no fueron precisamente buenos, y el unicornio que me engendró aquí se largó como si nada, así que me cuesta verlos a ellos como unos padres pese a que se han portado como unos.

¡Ey! Tampoco soy una malagradecida, he llegado a tomarle cariño al trabajo en la granja pese a lo difícil que pueda ser. Tengo comida, techo, una cama… ¡pero no hay tintes aquí! ¡Ni en ningún lugar de este pueblo llamado Badaron! Voy a tener que soportar estos colores arcoíris en mi cabello y ojos hasta que pueda volverme gótica otra vez.

—Tú pronunciación ha mejorado significativamente, Panqueque—felicita el señor Bowyar.

Asiento con mi cabeza, aceptando el cumplido. No quiero hablar más de lo necesario incluso cuando puedo hacerlo ahora, porque eso involucraría relacionarme socialmente y me da flojera.

—Hijole profe, muchas gracias por to´ lo que está haciendo por la chiquilla—agradece el señor Elfash.

—No es nada. Había dejado de dar clases hace mucho tiempo en el distrito Aerilon, por lo que enseñar a la joven ha sido un gran soplo de aire fresco a mi profesión—responde Bowyar.

—Ándale chamaca, tú también dale las gracias al profe—añade Dranin.

Cierro mis ojos y hago una reverencia justo como lo hace Bowyar al saludar o despedirse.

—Tienes unos tutores muy buenos, Panqueque.

Eso no lo dudo. Digo, ¿Quién demonios recoge a una chica a mitad de un camino, la lleva a su casa y adopta como si fuera su hija? O trabajadora, no lo sé. En verdad, aunque me cueste aceptarlo, de no ser por ellos estaría tal vez muerta. Y ciertamente me preocupa su seguridad, especialmente con el loco de Amcottes y su escopeta allá afuera en el mejor de los casos.

Uy, eso me recuerda, todo ha estado sospechosamente tranquilo. No hay señal de movimientos por parte de la iglesia, salvo los guardias y monjes que custodian las puertas de acceso a las diferentes capas.

Mmmmh, necesito camuflajearme lo más rápido posible, y eso no es por mi interés en la moda gótica solamente, no, sino que mi cabello arcoíris está llamando mucho la atención. Amcottes no es estúpido, y solo es cuestión de tiempo para que encuentre a la única tonta con cabello de colores en este abismo.

Le pedí ayuda al señor Bowyar, Elfash y Dranin al respecto, y pude comprobar que existen los tintes de cabello. Para mi desgracia, son muy costosos. ¡Malditos ricos, dejen de gentrificar los tintes! Como sea, solo me queda trabajar un montón hasta reunir dinero, o aprender a fabricarlos yo misma.

Todos están maravillados por el color de mi cabello, pero a mí no me hace ninguna gracia. Mi objetivo más primordial a corto plazo es recuperar mi acceso al Sistema junto a mis habilidades, lo cual no será fácil. Apenas puedo levantar un azadón, mucho menos una espada. Mi magia era mi punto fuerte, pero sin mi cuerno ni mis habilidades tampoco podrían adentrarme en la tercera capa.

Lo del New Game Plus era una broma pero se me acabó cumpliendo. Yo y mi bocota.


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