Tardó un rato, pero después de unas horas de descanso y recuperación, las demás esposas de Abadón comenzaron a despertarse.
Una por una, las mujeres desnudas empezaron a abrir los ojos y disfrutaron del resplandor único posterior.
—Creo… que esa fue la experiencia más increíble que he tenido en mi vida. —dijo Lailah.
—Yo… lo sentí en todas partes, todo al mismo tiempo. —confesó Lillian.
—Pensé que iba a morir… —murmuró Eris.
—De verdad estoy adolorida… —comentó Tatiana.
—¿Umm… chicas..?
Algunas de las esposas se sentaron y miraron hacia Lisa, solo para encontrar su cabeza atrapada entre los senos de Erica y Valerie que seguían durmiendo.
Ella normalmente habría intentado escapar, pero las dos la abrazaban con ella en el medio y tenía miedo de despertarlas.
Pero esta posición no era exactamente cómoda, incluso siendo tan envidiable como era.