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Inesperadamente, surgió este problema.
Aunque la cámara no estuviera enfocada en Cindy en ese momento, Adrian podía imaginar cómo nadie se atrevería a hacer algo así a una joven.
Además, él vio su reacción antes de que la cámara cambiara.
En ese momento, ella ya estaba muy nerviosa.
Sin embargo, tenía que aguantar.
Y no tenía más opción que hacerlo.
Cuanto menos podía verla Adrian, más se preocupaba por Cindy.
Él sabía que Cindy nunca se rendiría bajo ninguna circunstancia.
Esa chica, aunque se deshiciera en lágrimas, persistiría.
Pero al no poder verla, Adrian no podía tranquilizarse de ninguna manera.
Aún si no pudiera intervenir en la competencia, estar al lado de Cindy sería suficiente.
—Sí, deberías ir —La Señora Mayor lo pensó también y asintió—. Pero ten cuidado de no ser captado por la cámara. De lo contrario, definitivamente cuestionarán a Cindy.
Adrian asintió y se fue.
Aconteció que pasó junto a Billy Houston y otros altos ejecutivos del Hipódromo.